La importancia de tener una segunda oportunidad

En el proyecto ‘Vidas contadas’, Fundación la Caixa recoge la historia de 14 personas que han conseguido revertir situaciones de vulnerabilidad, reinsertarse en la sociedad o reincorporarse a la vida laboral y la de aquellos que les han ayudado a lograrlo. En él ha colaborado el fotógrafo y realizador Xavi Menós

Afán de superación, resiliencia, compromiso, ayuda y transformación social. De eso va Vidas contadas, un proyecto documental impulsado por Fundación la Caixa que recoge la historia de 14 personas que han pasado por situaciones vulnerables –desde agresiones de género a pobreza estructural– y que han conseguido revertir su situación a través de proyectos sociales de la entidad y de profesionales que les han ayudado en el proceso. En la iniciativa ha colaborado el fotógrafo y realizador Xavi Menós (Sudanell, Lleida, 42 años), becado por la Fundación en 2008 para cursar un máster en Media Studies en Nueva York y que ha estado más de una década fotografiando a artistas musicales en EE UU. Darío Gómez, Emma Larreta, Diego Saavedra o Mari Pepa Subires son cuatro ejemplos que ponen de relieve la capacidad transformadora de los programas sociales. Estas son sus historias contadas por ellos mismos.

“Cuando hablo a los chavales de violencia de género, veo que sus caras cambian como si fuera una metamorfosis”

Emma Larreta, fundadora de Invisibles

El lunes 2 de abril de 2007, en pleno centro de San Sebastián (Gipuzkoa), la expareja de Emma Larreta (Pamplona, 48 años) le asestó 27 cuchilladas. Estaba trabajando en su tienda de ropa y solo habían transcurrido 24 horas desde que había presentado una denuncia contra ella por malos tratos.

Apenas salieron seis meses, pero Larreta tuvo suficiente, necesitaba acabar aquella relación cuanto antes: “Era adicto a la cocaína. Para mí eso fue una línea roja por la que no iba a pasar. Le dejé, no asumió la ruptura y un día me zarandeó muy fuerte mientras bailaba con mis amigas de fiesta”.

Pero jamás imaginó que la denuncia podría costarle la vida: “La tienda era un local estrecho y largo, yo me encontraba al fondo, y cuando le vi entrar con un cuchillo enorme supe que tenía que escapar. De pronto me vi en una película de terror, en una lucha de David contra Goliat. Conseguí huir, pero me fallaban las fuerzas. El destino quiso que una concelaja [del Ayuntamiento de San Sebastián] y su escolta estuvieran cerca, el agente consiguió encañonarlo y solo así pude quitármelo de encima”, explica. Según los médicos, las heridas eran tan graves que había pocas posibilidades de sacarla adelante. Estuvo intubada durante dos meses. “Cuando desperté, ni un solo día me permití un bajón, al contrario, me sentía tan feliz, era muy consciente de que mi vida había estado a punto de apagarse”, añade.

1. Emma Larreta, en la sede pamplonesa de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe), que trabaja por mejorar la empleabilidad de personas con discapacidades para favorecer la inclusión social y la igualdad de oportunidades. 2. Desde su proyecto ‘Invisibles’, Larreta recorre distintos centros educativos para charlar con los jóvenes sobre la lacra de la violencia machista. 3. Larreta confiesa que hablar sobre la violencia de género se convirtió en un compromiso de vida tras estar ingresada e intubada en el hospital.

Las profundas y numerosas lesiones en los tendones de los brazos le han dejado una discapacidad que le impide moverlos con normalidad, pero Larreta nunca ha escondido sus cicatrices. De hecho, mientras se recuperaba, se sumergió en una intensa y perseverante búsqueda de empleo hasta que se topó con el programa Incorpora de Fundación la Caixa, ideado para integrar en el mercado laboral a personas en situaciones de vulnerabilidad. A través de esta iniciativa, entró en la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) en su sede de Pamplona. Allí consiguió su primer empleo como gestora en una mutua para accidentes. Pero Larreta quería hablar de la lacra que significa la violencia de género. Fue así cómo nació Invisibles, una iniciativa emprendedora para la que imparte desde hace más de año y medio conferencias, talleres y espacios de reflexión para educar en igualdad, romper estereotipos sexuales e identificar las distintas aristas del machismo. Y lo hace recorriendo colegios, institutos y centros de menores tutelados: “La adolescencia es una etapa vital, es el momento de afianzar conductas sanas y positivas. Para mí, mantener la atención de chavales durante casi dos horas sin que miren el móvil me parece un logro”, comenta Larreta.

Cuando cuenta su historia, Larreta observa cómo sus expresiones le indican que algo se remueve en su interior: “Como si fuera una metamorfosis, veo cómo cambian sus caras, su actitud. Y entonces compruebo que lo que me pasó ha servido para algo y tiene sentido. No hay nada que me conmueva más que el hecho de que me escriban o que me den las gracias con emoción y lágrimas en los ojos”.

“Tratar la muerte cada día me ayuda a comprender la vida”

Darío Gómez, psicólogo

En 2016, cuando a Darío Gómez (Elche, 29 años) le tocó la rotación como psicólogo en una Unidad de Cuidados Paliativos del Institut Català d’Oncologia (Barcelona), supo que había encontrado la especialidad a la que se iba a dedicar. Conocer la psicooncología y trabajar en un área que vela por la salud mental en personas en situación irreversible por el cáncer y sus familias le señaló su camino laboral. Siete años después, esa vocación permanece intacta: “Es un privilegio que me permitan formar parte del final de sus vidas. Los manuales te enseñan cómo intervenir clínicamente, pero no explican la conexión emocional que se establece con el paciente, aportando todo nuestro tiempo, atención, humanidad y compasión”, confiesa.

Desde hace dos años, Gómez forma parte del programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas, inscrito dentro del Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, en Barcelona. La iniciativa, promovida por la Fundación la Caixa, colabora de forma interdisciplinar con profesionales de la salud como Gómez para ofrecer una intervención psicológica, emocional, social, sensible y espiritual que apoye al paciente y sus familias en el duro trance que representa este proceso. “Al salir o entrar de cada visita, siempre hago un check in para autorregularme y ver cómo me siento. Estamos expuestos a mucho sufrimiento, convivimos a diario con sentimientos de dolor, depresión, desesperanza, culpa, miedo o ideas suicidas”, añade.

1. Uno de los asuntos que más trató Darío Gómez con Rosa (en la imagen) y su madre Antonia, enferma terminal de cáncer, fue el perdón entre madre e hija y la curación de heridas del pasado. 2. Gómez y Rosa, posando durante la sesión de fotos y vídeo del proyecto documental ‘Vidas contadas’. 3. Antes de entrar en cada sesión, Gómez y sus tres compañeras de equipo hacen un análisis previo para ver en qué situación anímica se encuentran: “Al estar expuestos a situaciones de mucho sufrimiento, necesitamos ventilar emociones entre nosotros”, explica este psicólogo.

Una de las inquietudes existenciales más comunes en estos pacientes es la de encontrar un sentido al recorrido de sus vidas, resolver asuntos pendientes, lidiar con la culpa o el perdón. En este punto, Gómez recuerda a Rosa y a su madre enferma de cáncer, Antonia, cuya historia se puede ver en el vídeo al final de este contenido. Con ellas, trabajó en la curación de las heridas del pasado en un contexto muy intenso, porque el tiempo se acaba. Para Gómez, todas las personas que conoce y trata son sus grandes maestros: “De cada uno extraigo un aprendizaje. Me dejan un legado y unas lecciones que me llevo conmigo hasta cuando me quito la bata. Tratar la muerte cada día me ayuda a comprender la vida”. Xavi Menós retrató para Vidas contadas a Gómez y su complicidad con Rosa.

“Donde más libre y autónomo me siento es en el mar”

Diego Saavedra, enfermo de esclerosis múltiple

Tenía 33 años cuando a Diego Saavedra (A Coruña, 46 años) le diagnosticaron de esclerosis múltiple. Lo que para cualquier persona habría supuesto un mazazo físico y psicológico, para Saavedra resultó un alivio, casi una liberación; por fin ponía nombre y apellido a ese malestar que llevaba tantos meses arrastrando. “Me sentía cada vez más exhausto, pero lo achacaba al estrés del trabajo. Hasta que un día, mientras practicaba senderismo, noté cómo perdía el equilibrio y la movilidad de las piernas. Esa fue la voz de alarma”. Confirmada su enfermedad en 2007, este coruñés se vio obligado a dejar su oficio de electricista. A partir de entonces y gracias a su neurólogo, se inscribió en el programa Esfuerza, una iniciativa de la Fundación María José Joven y la Fundación la Caixa que imparte actividades físicas adaptadas a personas con diversidad funcional.

Saavedra se califica como intrépido, curioso y valiente, por lo que se propuso que su discapacidad nunca fuera un motivo para cancelar propósitos y sueños pendientes, como el de volar en parapente. Su esclerosis múltiple es de tipo progresivo, avanza con el tiempo hacia un empeoramiento de los síntomas. Un proceso en el que Saavedra comenzó utilizando un bastón y un andador hasta depender de la silla de ruedas por completo. “Lo que tengo supone para la gente que me rodea un palo tremendo. Y realmente lo es, pero no soy hipocondríaco e intento sacar siempre el lado positivo. La adrenalina es lo que me da vidilla”, comenta.

Entre sus inquietudes recurrentes siempre han estado el mar y los deportes, entre ellos la vela, una actividad que descubrió a través de Esfuerza y que le atrapó por completo. En medio del oleaje del Atlántico, Saavedra se siente libre y en su mayor plenitud. “Aunque cada vez tenga menos autonomía, los monitores me ayudan a que siga activo, adaptando el barco y los materiales”, explica. A través de este deporte, reafirma su filosofía de vida: “Mantenerme siempre ocupado, dosificar mi energía y encontrar interés y pasión en cualquier cosa que me proponga. Donde más libre y autónomo me siento es en el mar”. Menós le retrata, precisamente, rodeado de su gente y camino de esa libertad en el agua.


“Volver a trabajar con más de 60 años me hace sentirme realizada”

Mari Pepa Subires, voluntaria de Imagina

A Mari Pepa Subires le cambió la vida cuando su hija, María José Subires (Málaga, 32 años) se fue de Erasmus a Polonia para estudiar Derecho y Ciencias Políticas en 2014. Allí conoció a otra malagueña Laura, con la que compartía inquietudes e intereses similares. Sus años de estudio y amistad derivaron en un proyecto destinado a fomentar el desarrollo inclusivo, el voluntariado europeo, la igualdad de oportunidades y la participación ciudadana de personas con diversidad funcional en las zonas rurales de Málaga. Así nació en 2017 Imagina, una organización sin ánimo de lucro de Álora, municipio malagueño de 13.000 habitantes: “Nos dimos cuenta de que los recursos que se destinan a la capital no llegan a estos lugares. Y menos a las personas con discapacidad intelectual, quienes apenas cuentan con centros y actividades para sentirse realizados”, cuenta Subires.

Gracias al apoyo de Fundación la Caixa, a través de su Convocatoria para Proyectos Sociales llevan a cabo iniciativas y programas de acompañamiento basados en la creatividad, el desarrollo, el empoderamiento personal y el crecimiento en grupo en distintos pueblos de la provincia. Hoy por hoy, Imagina está compuesto por cuatro trabajadores y siete voluntarios, y entre ellos Mari Pepa Subires (Málaga, 65 años), la madre de María José. En paro a consecuencia de la pandemia, gracias a este proyecto ha podido reincorporarse al mundo laboral: “Imagina me ha devuelto a mis orígenes. Yo crecí en la comarca del Valle del Guadalhorce, en el campo. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a enseñar a otros a trabajar la tierra?”, cuenta Subires madre. Desde el principio se implicó, estableciendo un vínculo de afecto con los chicos y chicas de la asociación.

Gallinero social, Pueblo de colores, Casa de los soles y el recién estrenado Mi cachito de huerto son algunos de los proyectos que han llevado a cabo en los últimos años. A través de estas actividades, enseñan a personas con discapacidades a cultivar un huerto, a cocinar una ensalada o a cuidar de animales: “Poco a poco adquieren habilidades que les generan autonomía y seguridad. Tardan más que otras personas en aprehenderlas, pero lo interiorizan y se acuerdan como cualquiera de nosotros”, cuenta su hija.


‘Vidas contadas’, 14 historias de transformación social 

Vidas contadas es un proyecto documental impulsado por Fundación la Caixa y fotografiado por el realizador catalán Xavi Menós. Cuenta con la participación de 14 protagonistas que han logrado vencer y revertir su situación de vulnerabilidad o que trabajan para ello. Todos han formado o forman parte de los distintos programas promovidos por la Fundación. Menós confiesa sobre este trabajo: “Fue un reto fotografiar a gente con experiencias tan fuertes sin caer en el tópico o en una mirada compasiva”. Vidas contadas, presentado mediante 14 vídeos -como el que se puede ver sobre estas líneas-, fotos y un calendario anual, pone de relieve la capacidad transformadora de los programas sociales y de la perseverancia de todas las personas que participan en ellos.  

Créditos

Fotografía: Xavi Menós.
Coordinación editorial: Francis Pachá.
Coordinación de diseño: Rodolfo Mata, Juan Sánchez y Belén Polo. 
Redacción: Micaela Llorens.