Cambia tu relación con... La nevera

Cambia tu relación con la nevera

Un frigorífico ordenado reduce el desperdicio alimentario y una gestión correcta de los envases en los que se comercializa la comida favorece su transformación en nuevas materias primas

Mariano Ahijado

En clase de Economía se enseña cómo ordenar la nevera. Se trata de poner en práctica el método FIFO (first in, first out; lo primero en entrar debe ser lo primero en salir). Aplicado a la comida perecedera, consiste en fijarse en la fecha de caducidad para consumir los productos que antes pueden echarse a perder. Esta intuitiva forma de obrar resulta clave para minimizar el desperdicio alimentario, igual que la correcta ubicación de productos frescos, como la carne y el pescado, en la parte más fría del frigorífico (cerca del congelador) o de los huevos, que no conviene guardarlos en la puerta porque es la zona con más cambios de temperatura y este alimento requiere estabilidad.

El divulgador ambiental Miguel Aguado afirma que la nevera gasta el 18% de la energía que se consume en un hogar porque está encendida las 24 horas. Recomienda no abrir la puerta hasta que no se sepa lo que se va a necesitar y no encajonarla para que el motor no trabaje más: “Conviene que pueda introducirse un dedo entre el frigorífico y el mueble que la recubra o que simplemente se encuentre al lado, de lo contrario le aportará calor al electrodoméstico”, asegura. Huelga decir que no le debe dar el sol. “La capa de hielo que se forma en el interior hace trabajar más al motor porque hace efecto cámara”, explica. Se debe eliminar si el electrodoméstico no cuenta con la función ya muy extendida no frost (no escarcha).

Tener una buena relación con la nevera implica saber dónde deben situarse los productos y la forma correcta de reciclar los envases en los que se comercializan. Tan importante como evitar que la comida se ponga mala, resulta hacer una buena gestión de los residuos plásticos, metálicos o de cartón que se generan.


Huevos

Un diseñador canadiense inventó la huevera en 1911. No, no sirve como aislante de ruido como se pensaba. El mito se creó porque la forma del envase de cartón es similar a la espuma acústica insonorizante.

Forma de reciclarlo

Marrón: La cáscara de los huevos es materia orgánica y va al marrón.

Amarillo: El plástico que en ocasiones recubre el envase se debe tirar al amarillo.

Azul: El envase protector de cartón que contiene los huevos se deposita en el contenedor azul.

Dónde ubicarlo en la nevera

Los huevos piden estabilidad. Se desaconseja colocarlos en la puerta por los cambios de temperatura de esa zona. “Conviene mantenerlos en una balda para que estén más estables”, afirma Aguado, socio director de la consultora B Leaf. “Aunque a veces es difícil porque hay fabricantes que habilitan una zona en la puerta y si no se usa para los huevos, ese espacio se desaprovecha”, reconoce.

Conviene solo sacar aquellos que se vayan a consumir, no la caja entera. En el supermercado se encuentran sin refrigerar porque la temperatura del establecimiento no experimenta grandes variaciones. Pero hay países en los que se mantienen en cámaras.

Lata de bebida

La mayoría de las latas de refresco, cerveza o agua se fabrican con aluminio. Pesan entre 12 y 13 gramos, un 30% menos que hace 30 años. Su grosor es de 0,1 milímetros. Muy resistentes, aguantan 90 kilos de peso en la parte de arriba.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Se deposita en el mismo cubo al que van los briks, las latas de conserva o los envases de plástico.

Dónde ubicarla en la nevera

Si se quiere servir a los muy recomendables 4 grados, se debe guardar en la zona próxima al congelador, la indicada para la carne y el pescado crudos, “los alimentos más vulnerables”, asegura Aguado. Así se evita ese golpe de congelador que prefieren los más exigentes.

Bolsa de ensalada

Cada vez se requiere de menor cantidad de plástico para fabricar los envases que contienen alimentos frescos, por lo que disminuye el uso de materia prima.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Se tiran en el contenedor amarillo con el resto de envases de plástico, latas de bebidas o conservas y briks.

Dónde ubicarla en la nevera

En la balda de arriba, la zona menos fría, ideal para sobras, alimentos cocinados o listos para consumir. La coliflor, el brócoli o las espinacas deben conservarse en el cajón de la fruta y las verduras según como se hayan comprado en el supermercado. Para estos últimos se requiere elegir la función de humedad alta si la nevera cuenta con ella. Si se va a almacenar fruta, mejor humedad baja. “Ese cajón debe de estar muy limpio y hay que retirar los alimentos en descomposición como la típica zanahoria que se ha puesto mala para que no contamine al resto”, afirma Aguado.

Brik

Este envase inventado por un empresario sueco en 1943 está compuesto de cartón, el material principal; polietileno, que le aporta resistencia térmica y química; y papel aluminio, que protege el alimento de la luz y el oxígeno.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Se depositan en el contenedor de los envases de plástico y latas. En la planta de reciclaje se trituran los briks para separar los tres materiales de los que están compuestos.

Dónde ubicarlo en la nevera

A la leche no le gusta la puerta, el lugar más cálido por la subida de temperatura que se produce cada vez que se abre la nevera. Mejor en una balda intermedia. “No obstante la diferencia entre una zona y otra no debería ser mayor a dos grados si no se abre con frecuencia la nevera. Se trata de conseguir una temperatura estable, entre 5 y 6 grados”, explica Aguado.

Yogur

Las tarrinas de yogur se fabrican en su mayoría con plástico poliestireno, un material reciclable al 100%.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Tanto el envase de plástico como la tapa se depositan en el contenedor amarillo. Mejor si no contienen restos de comida.

Dónde ubicarlo en la nevera

En la balda de arriba, junto al queso, la mantequilla o los postres que contienen lácteos.

Envase para embutido

Una vez abierto el envase del embutido conviene guardar lo que no se vaya a comer en un contenedor de vidrio o de plástico en lugar de recurrir a papel film.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Tanto la lámina desplegable a modo de tapa como el propio envase se tiran al contenedor amarillo. Si se compra en la charcutería, el papel encerado también se deposita en este mismo contenedor.

Azul: El papel parafinado que utilizan los charcuteros para envolver el género se deposita en el contenedor azul.

Dónde ubicarlo en la nevera

Al ser un alimento procesado y listo para consumir se debe ubicar en la balda de arriba.

Tarro de mermelada

Son de vidrio y no de cristal. De cristal son las copas de vino, que si se rompen no se pueden tirar al contenedor verde, sino al de la fracción resto o el punto limpio.

Forma de reciclarlo

Verde: el tarro, fabricado en vidrio, se deposita en el contenedor verde

Amarillo: la tapa, al ser metálica, se debe tirar al contenedor de briks, latas y envases plásticos.

Dónde ubicarlo en la nevera

Es una conserva, está pensada para que dure mucho tiempo. Pueden ubicarse en la puerta, la zona más expuesta a cambios de temperatura.

Bote de Kétchup

Se deben tirar las sobras al contenedor de fracción resto antes de reciclar el envase.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Tanto el sobre opaco que se rasga para servir la salsa como el envase pequeño de plástico transparente que utilizan las empresas de comida a domicilio se deben depositar en el amarillo.

Verde: Si se comercializa en un tarro de vidrio, al verde. La tapa del envase va al amarillo.

Dónde ubicarlo en la nevera

Conviene cerrar bien el envase y almacenarlo en la puerta.

Mantequilla

Antes se elaboraba con más sal, lo que hacía que incluso se pudiera conservar a temperatura ambiente sin riesgo de que se echara a perder.

Forma de reciclarlo

Amarillo: Si se comercializa en un envase de plástico se debe tirar junto con las latas y los briks. El papel de aluminio que protege el alimento también se deposita en el amarillo.

Azul: El papel que la recubre se debe depositar junto con el cartón.

Dónde ubicarlo en la nevera

En la balda de arriba junto con el queso y el yogur o algunas hortalizas como el tomate y el pepino, que conviene mantener refrigeradas para que duren más.


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