El técnico aeronáutico que prefirió quedarse en el suelo

Aitor Álvarez lanzó hace dos años una marca de zapatillas elaboradas con hilo reciclado de botellas de plástico y ropa usada, y suelas de neumáticos

Cada par de zapatillas de Basq lleva entre dos y seis botellas de plástico PET reciclado.
Cada par de zapatillas de Basq lleva entre dos y seis botellas de plástico PET reciclado.Cedida
Javier A. Fernández

De San Francisco, en la costa Oeste de Estados Unidos, salió en septiembre de 2018 un barco con una misión ecológica muy importante: achicar la gran mancha de plástico del océano Pacífico, una isla flotante de casi dos millones de metros cuadrados de desperdicios entre California y Hawái. Desde la bahía, un español observaba cómo desaparecería en el horizonte el buque de la fundación holandesa responsable del proyecto The Ocean Cleanup, creado por un joven veinteañero a través de una plataforma de crowfunding. Se trataba del vizcaíno Aitor Álvarez, que había recorrido más de nueve mil kilómetros para presenciar ese momento histórico y de paso, hacer surf con algunas de las grandes olas que regala el océano allí. “Siempre me han interesado estas iniciativas para cambiar el mundo”, alega para justificar aquel viaje. Por entonces, Álvarez ya tenía la mente enfocada en un proyecto propio para reducir residuos, una empresa que convirtiera desechos como el plástico, la ropa usada y la goma de neumáticos en unas zapatillas cómodas, de diseño juvenil y fabricación local.

El alma emprendedora de Álvarez, de 45 años, lleva años en la búsqueda de negocios que aúnen la rentabilidad con el cuidado del medio ambiente. Coqueteó con el reciclaje de muebles y de componentes de instalaciones renovables, como las palas de los aerogeneradores, antes de lanzarse a la confección de calzado. Pero su aprendizaje empezó en un lugar diferente. Se formó como técnico aeronáutico, un sector tan fascinante como contaminante que pronto abandonó, pero que le aportó un conocimiento tecnológico sobre materiales indispensable en su futuro. Estudió después Ciencias Empresariales y se formó en diseño de calzado. “Siempre me ha gustado tunear mis zapatillas”, puntualiza.

Soluciones para una industria ante el reto de la sostenibilidad

No fue hasta que hizo un viaje de voluntariado a Perú cuando se le ocurrió poner en práctica lo aprendido en sus dos últimos estudios y crear Basq, una marca de ropa respetuosa con el medio ambiente. “Fui testigo de cómo una comunidad apenas tenía acceso a agua potable mientras que a pocos kilómetros existían cultivos de algodón que consumían grandes cantidades de este elemento. Entonces me di cuenta de que la industria textil tenía un problema para el que había que empezar a tomar medidas”.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), el sector textil consume 93.000 millones de metros cúbicos de agua al año, un volumen suficiente para abastecer a cinco millones de personas. Además, produce más emisiones contaminantes que todos los vuelos y envíos marítimos. Álvarez decidió buscar entonces técnicas que consumieran menos agua y que, además, aprovecharan residuos como materias primas. Lo primero que vino a su mente fue el uso de algodón reciclado, que necesita un volumen de agua mucho menor que el virgen. Después pensó en el plástico, un problema universal en todas las costas con el que él se encontraba cuando iba a hacer surf. Y, por último, en los neumáticos usados que se apilaban en desguaces en todo el mundo y que decidió usarlos para las suelas de sus diseños.

Se lanzó entonces a buscar un taller dispuesto a producir su primera de zapatilla de estilo surfero. No fue fácil. “Todo el mundo nos cerraba las puertas, no estaban muy acostumbrados a trabajar con materia prima reciclada”, recuerda sobre su experiencia hace cuatro años. El sector, sin embargo, se ha abierto en estos pocos años a nuevas soluciones, explica Álvarez. Consciente de su impacto, la industria española se encuentra en transformación, aseguran desde la Federación de Industrias del Calzado (FICE), que agrupa a más de 3.000 fabricantes. “La economía circular y la reducción de las emisiones, así como el ahorro del agua, son nuestras prioridades”, comenta Imanol Martínez, director de marketing de FICE.

El portavoz de FICE explica que se ha empezado a trabajar con materiales reciclados como el algodón, los plásticos y la goma, así como el uso de adhesivos menos perjudiciales para la naturaleza. La Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEECC) se encuentra inmersa en el análisis del nivel de sostenibilidad de las empresas que la forman. En su feria de calzado anual, además, cada vez es mayor presencia de marcas de fabricación ecológica, aseguran.

“Creemos que no solo es importante producir localmente, sino que también se consuma cerca”
Aitor Álvarez

Fundador de Basq

Álvarez finalmente encontró los aliados perfectos para materializar su proyecto en una planta de Barcelona, donde se obtiene hilo de botellas de plástico PET (el que se deposita en el cubo amarillo) y ropa y telas de algodón usadas. Contactó con una factoría en Castellón para que confeccionara los tejidos a partir de ese hilo. Y por último, apalabró con un taller de Elche, cuna del calzado español, el ensamblaje de las piezas. El resultado han sido cuatro modelos de zapatillas con precios de venta de 95 euros, y una colección de camisetas a 27 euros que completan la oferta de Basq. “Ahorramos unos 8.000 litros de agua por cada par de zapatillas y 2.700 por cada prenda”, destaca su fundador.

Fabricación local, venta de proximidad

Este afán sostenible también tenía que estar presente de alguna forma en el proceso de fabricación, se autoimpuso Álvarez como condición. “Los talleres de Elche funcionan con energía solar”, destaca. La misma filosofía la aplica a la comercialización, que apuesta por la venta de proximidad. “No enviamos a clientes que estén a más de 2.000 kilómetros porque de otra manera estaríamos contaminando más con el traslado que con la elaboración”, puntualiza. Su mercado natural, además de España, es Portugal, Italia, Francia y Alemania. Son precisamente los clientes de estos dos últimos países los que mejor han acogido sus productos.

Cada modelo lleva el nombre de una ola famosa de las costas vascas como Mundaka, Rocaputa o Belharra (en la imagen).
Cada modelo lleva el nombre de una ola famosa de las costas vascas como Mundaka, Rocaputa o Belharra (en la imagen). Basq

Este diciembre, Álvarez, junto a dos socios, ha cerrado su primera ronda de financiación a través de Crowfunding Bizkaia, una plataforma de micromecenazgo impulsada por la Diputación Foral de Bizkaia “Hemos alcanzado el 115% de financiación en tres días. Nos hemos convertido en una empresa atractiva para los inversores”, comenta. También se les ha reconocido en el ámbito de la innovación. En 2021, Basq recibió el título de empresa más innovadora de País Vasco por parte de Euskalit, una fundación vasca para la excelencia de las empresas locales.

La pasión de Álvarez por la innovación sostenible le sigue empujando a explorar nuevos materiales. Está inmerso en la fabricación de suelas elaboradas a partir de gomas de rueda de bicicleta e investiga el uso de nuevos plásticos resistentes, pero biodegradables, obtenidos a partir de zanahoria y manzana, que permitan crear las zapatillas del futuro con las que podamos caminar sin dejar huella en el planeta.

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