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Qué significa la reaparición de Gizmo, el Gremlin bueno mil veces copiado que nació con el final de la Guerra Fría

El popular personaje de los 80, protagonista de la película ‘Gremlins’, ha vuelto a la actualidad (de la moda) gracias a las colecciones lanzadas por Gucci y Supreme. Repasamos la historia de su origen.

Hace solo unos días, Alessandro Michele sorprendió a medio mundo con un desfile en el que, aparte de hacer desfilar a los modelos de dos en dos y vestidos igual como si fueran gemelos, mostró varios estampados y complementos que reproducían la imagen de Gizmo, el gremlin bueno del blockbuster de los años 80, Gremlins. Casualmente o no, también la marca de moda urbana Supreme acaba de lanzar una colaboración con camisetas y accesorios con imágenes de este personaje.

Resulta llamativo cómo un muñequito que se mostró al mundo en el ya lejano verano de 1984 todavía siga derritiendo el corazón de millones de personas en medio mundo. Gizmo representa uno de los máximos exponentes de “lo cuqui”, expresión acuñada por el filósofo británico Simon May para designar a esas pequeñas criaturas adorables generadas por la industria del entretenimiento en momentos de máxima tensión histórica como refugio ante la fea realidad. Él atribuye el nacimiento de personajes más emblemáticos de la cultura kawaii (todos esos personajes pequeños pero con ojos y cabezas gigantes, como Hello Kitty) a una sublimación del ansia de bondad de una sociedad dominada por el terror posterior a la Segunda Guerra Mundial: «lo cuqui» en la cultura japonesa fue un antídoto contra la tristeza y el miedo. Gizmo es una adaptación «cuqui» de un mogwai o diablo del bosque chino creada a principios de los ochenta, cuando la amenaza constante de la Guerra Fría todavía atenazaba a los bloques a ambos lados del Telón de Acero y esta era un tema recurrente en el entretenimiento de la época (Juegos de Guerra, otro de los grandes blockbusters de la época, abordaba el tema de un posible holocausto atómico generado desde un videojuego).

Para aquellos que no hayan tenido ocasión de ver Los Gremlins, el film, dirigido por el mago del terror Joe Dante, cuenta la historia de cómo el inventor Randall Peltzer visita una tienda de antigüedades en el Chinatown de Nueva York para comprarle un regalo a su hijo Billy y es allí, en una tienda anacrónica perdida en medio de otras muchas donde se venden los aparatos de electrónicas más avanzados del plantea le ofrecen a Gizmo y le advierten de que para cuidar a la criatura tiene que tener en cuenta tres reglas importantes: no exponerlo a la luz brillante ni a la luz del sol, no mojarlo o darle de beber agua y no alimentarlo después de la medianoche.

Gizmo, el Gremlin bueno.
Gizmo, el Gremlin bueno.Sunset Boulevard (Corbis via Getty Images)

Todas estas reglas serán traicionadas, lo que dará lugar a un círculo de intrigas en el que las situaciones más tiernas se mezclan con la violencia más descarnada. Aunque la película fue un éxito internacional que recaudó más de 150 millones de dólares y fue la cuarta cinta más taquillera de 1984, solo superada por Superdetective en Hollywood, Los cazafantasmas e Indiana Jones y el templo maldito, a la crítica le costó comprender que una película pensada para el público juvenil fuese tan extremadamente violenta. De hecho la calificación de «No apta para menores de 13 años» nació con esta película.

La historia de Gremlins surgió en la cabeza del guionista del filme, Chris Columbus (que con los años escribiría y dirigiría muchos de los grandes éxitos familiares de los 80 y los 90 como Los Goonies, Señorita Doubtfire o Solo en casa), al escuchar a los ratones que correteaban por el techo de su piso durante la noche. El primer guión, que tomó el nombre de los monstruitos de la novela Los gremlins por Roald Dahl en 1943, fue escrito por un Columbus veinteañero con la idea de demostrar a sus potenciales empleadores que sabía escribir. Cuando el texto llegó a manos de Steven Spielberg, quien estaba todavía disfrutando de su arrollador éxito con E.T el extraterrestre (otra criatura cuqui por excelencia) y andaba buscando material fresco para producir, el director se dio cuenta del potencial de lo que había recibido.

Aunque Gremlins no ha conseguido atravesar las décadas como un clásico, la fascinación por su protagonista animal, Gizmo, el adorable y peludito mogwai que a diferencia del resto de gremlins (malvados aunque simpáticos), es adorable y también bueno. El bichito nació gracias a la maestría del artista de efectos especiales Chris Walas pero también al empeño de Spielberg, quien le pidió que crease un bicho tierno y agradable, a imagen y semejanza de su perro Chaucey. “Tras leer el guión, mi primera idea fue inspirarme en el tarsero, un pequeño primate de ojos saltones, y darle proporciones caricaturescas”, declaró Walas a Esquire en su día. “Quería que tuviera los ojos grandes para hacerlo mono”.

El artista realizó un primer diseño pero que se parecía demasiado a un cachorro, tenía las orejas grandes y caídas, como un cocker spaniel. Al director no le convenció y le pidieron algunos cambios.

“Llegar al diseño final de Gizmo fue una pesadilla”, continúa Walas. “Todo el tiempo me pedían cambios. Incluso cuando teníamos ya preparados todos los muñecos que pensábamos que necesitaríamos para la película, Joe [Dante] llamó para decirnos: ‘Steven se pregunta si podríais imitar el pelo de su perro’. Así que tuvimos que esperar a las fotos y cambiar el pelaje para imitar al de un beagle. Estuvimos tirándonos de los pelos durante todo el rodaje”.

Quizá debido a todos estos esfuerzos, el personaje de Gizmo es, sin duda, uno de los grandes aciertos de la película y la razón por la que mucha gente la recuerda. Además, se convirtió en una auténtica mina de oro.

Según cuenta Joe Dante en los comentarios del director de la edición especial en DVD de ‘Steven Spielberg presenta Gremlins’ de 2002, la fascinación popular por la imagen de Gizmo dio lugar a la comercialización de una gran cantidad de merchandising en forma de juguetes, camisetas, cereales para el desayuno y videojuegos que convirtieron a Gremlins en una de las primeras películas en explotar ese filón, ahora tan común, y que había comenzado en serio tras los estrenos de las tres películas de la saga Star Wars y de E.T.

El éxito del muñequito (y sus supuestas imitaciones) han dado lugar a algún que otro conflicto, alguno de ellos difícil de comprobar. Como por ejemplo el que se cuenta en la web de fans de la película, Gremlins Wiki. En ella se dice que cuando se lanzó por primera vez el Furby a finales de los 90 (un juguete que tiene similitudes bastante obvias con Gizmo), Warner Bros se planteó presentar una demanda contra Hasbro, la empresa fabricante.

Esta última habría alcanzado un acuerdo económico con la productora. Y aunque probablemente es todo una leyenda, el caso es que en 1999, Hasbro lanzó al mercado una edición especial de Furby totalmente autorizada por los creadores: el Gizmo Furby. Algunos de estos muñecos siguen a la venta en eBay y alcanzan los 150 euros. Otra de las controversias es más reciente. Joe Dante afirmó públicamente que el personaje de Baby Yoda, de The Mandalorian, era una copia “descarada” de Gizmo e incluso bromeó con los peligros de darle agua o comida a Baby Yoda pasada la medianoche. Hay que reconocer que no parece una idea muy loca pero, ¿no se parece también bastante Gizmo al Yoda de las películas iniciales de Star Wars? La última resurrección de Gizmo se ha producido en un momento de máxima tensión geopolítica, como cuando apareció por primera vez. Y esta vez es de mano de una de las firmas de moda más importantes del mundo. Alessandro Michele, conocido por explicar exhaustivamente los motivos de sus colecciones, no ha dicho ni una palabra sobre por qué ha incluido a este peludito como complemento en su colección de primavera-verano de 2023 pero sin duda la aparición sorpresa de esta criatura, con su rostro bondadoso, resulta reconfortante.

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