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Paul Smith: «Muchos diseñadores se dan demasiada importancia»

La filosofía de Paul Smith –que firma como fotógrafo una de nuestras editoriales de moda– no está cortada por el mismo patrón que la de otros creadores. Ser diferente sí vende.

Paul Smith
Paul Smith

Su nombre es un referente de la moda inglesa, la combinación perfecta de sastrería y tradición británica con un punto de excentricidad que invita a jugar y a divertirse. «Me aburre la monotonía», confiesa en su oficina de París, donde nos recibe. «Tienes 40 segundos para llamar la atención de una persona que pasa por la calle junto a tu tienda», añade. «Así que debes ser imaginativo». La originalidad es su lema y la clave de su éxito.

Comparte los valores y pilares en los que se cimenta la moda inglesa. ¿Es un reto para usted innovar y, a la vez, respetar la tradición británica? Para mí, es algo natural. Soy una persona muy curiosa. No soy infantil, pero sí tengo la visión inquisitiva de un niño. Me gusta darle un giro a todo lo que hago, añadir un poco de diversión.

¿Cree que es importante ver la vida a través de los ojos de un niño para triunfar en esta industria? Desgraciadamente son pocos los que comparten mi opinión. Muchos diseñadores se dan demasiada importancia. Sería fabuloso si intentaran divertirse un poco más. La moda es una industria importante, sin duda. Crea muchos puestos de trabajo y logra que la gente se sienta especial. Pero no es cirugía cardiovascular.

¿Qué creadores le hacen sonreír? No tanto últimamente, pero Gaultier solía ser divertido. Y también Karl Lagerfeld. Quizá parezca pretencioso, pero consigue hacerme sonreír porque siempre es muy cursi. Y sin duda, Moschino. ¡Soy fan del espíritu de la firma!

Mercados emergentes como China han incrementado las ventas de firmas ‘made in England’. ¿Cuál es la clave del éxito del sello británico? No solo triunfan marcas británicas como Burberry. También francesas como Louis Vuitton, Chanel y Dior; e italianas como Gucci o Prada. Se trata más bien del triunfo de los grandes del lujo. China es un país con dinero nuevo. Los ricos quieren exhibir su riqueza. Tener la casa más grande, el coche más lujoso, el bolso más caro… Y ahora parece que por fin también ha llegado el momento para que diseñadores como yo podamos expandirnos y crecer en ciudades como Shangái o Pequín. 

Su visión consiste en maximizar el carácter británico. En Japón, sin duda. Pero allí Paul Smith funciona desde principios de los años 80. Les fascina del mismo modo mi personalidad y mi universo creativo. No solo mi visión de la moda, sino mi interés en otros ámbitos, como el ciclismo, la arquitectura, el interiorismo o la fotografía. 

Usted firma una de las editoriales de moda de este número, ¿cuándo se puso por primera vez detrás de una cámara? Mi padre era un fotógrafo amateur. Con otros dos amigos fundó el primer club de fotografía local de la ciudad en la que vivíamos, a las afueras de Nottingham. En el desván de casa tenía su propio cuarto oscuro. Así que con 11 años yo ya revelaba e imprimía mis primeras tomas. Y ahora siempre llevo una cámara conmigo. [Me muestra en la pantalla de su cámara un zoom que ha fotografiado –apenas unos minutos antes de la entrevista– de un ramo de hortensias que hay en la mesa del showroom]. Quizá se convierta en un estampado para un fular.

Si tuviera que elegir una fotografía de su álbum… Recuerdo una que me hizo mi padre en el jardín al volver del colegio. Me pidió que me sentara sobre una alfombra e imaginara que estaba volando. Luego, con ese negativo y otra toma de un edificio de inspiración oriental que hay en Brighton, hizo un montaje para crear la ilusión de una alfombra mágica.

¿Qué opina del fenómeno Catalina Middleton? Se ha escrito mucho sobre su estilo. Dicen que no tiene estilista; que ella misma elige los diseños que lleva. De hecho, tanto Catalina como su hermana Pippa han comprado más de una vez en la tienda de Paul Smith en Londres. Pero no sé hasta qué punto puede ayudar su imagen a la moda inglesa. Suele llevar vestidos muy sencillos, que se ajustan a su silueta estilizada. 

Samantha Cameron también lleva sus diseños… Sí, de hecho, eligió uno hace apenas dos semanas para asistir a la Semana de la Moda de Londres.

Música y moda van de la mano en Paul Smith. No solo los grandes, como Jagger o Weller, visten sus trajes; también los más jóvenes, como Ricky de Kaiser Chiefs o Franz Ferdinand… Imagino que he conseguido una reputación dentro de la industria. 

Muchos otros creadores –que empezaron también en los años 80– se han quedado en el camino… Son los 15 minutos de fama de los que hablaba Warhol.

¿Cuál es su consejo para capear los malos tiempos? Para decir la verdad, y toquemos madera, la crisis no nos ha afectado en absoluto. No es que seamos más listos que los demás. Pero nunca hemos sido codiciosos. La empresa nunca ha crecido por encima de sus posibilidades. Otras firmas han invertido dinero de bancos u otras entidades para abrir más y más tiendas. Paul Smith somos solo mi mujer y yo; y hace ya muchos años que nos dimos cuenta de que tener el doble o el triple no te hace más feliz. Mi mejor consejo es ir poco a poco. Porque si vas demasiado rápido, lo más probable es que tengas problemas financieros… o triunfes durante un tiempo, pero luego no tengas continuidad. Mi consejo es: «Sé honesto contigo mismo».

La mejor regla… ¡Quedan prohibidas las cenas y eventos de trabajo! Me gusta llegar a casa a las cinco para estar con mi mujer.

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