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Parejas escaparate: qué esconden (o no) las parejas que se gustan desde fuera

Sus redes sociales están repletas de vídeos en los que comparten sonrisas, actividades e incluso canciones y la imagen que proyectan es la de la perfección absoluta pero… ¿Qué ocurre cuando los móviles se apagan?

Sofia Vergara y Joe Manganiello, que se han divorciado este verano tras siete años de matrimonio.
Sofia Vergara y Joe Manganiello, que se han divorciado este verano tras siete años de matrimonio.Getty Images

Ni siquiera ha llegado el mes de agosto y ya tenemos la lección amorosa del verano: las redes sociales no ofrecen una radiografía fiable para dictaminar el estado de salud de una relación. Aunque este aprendizaje 3.0 no es especialmente sorprendente, separaciones como la de Sofia Vergara y Joe Manganiello sirven para confirmar su veracidad. El motivo por el que esta ruptura nos ha pillado por sorpresa es precisamente porque era una de esas parejas que a juzgar por las fotos y los vídeos que constantemente subía a sus perfiles, estaba destinada a durar para siempre. Eso fue lo que pasó precisamente con Demi Moore y Ashton Kutcher, cuya ruptura dejó al mundo boquiabierto porque la imagen que proyectaban era la de una pareja irrompible, que resultó ser fruto de una construcción pensada para ser admirada por terceros, cuando lo cierto es que su historia de amor llevaba tiempo atravesando problemas.

Parejas perfectas y validación 3.0

Los casos de parejas que disfrutan proyectando una imagen idílica de su relación no son extraños, y podemos encontrar otro ejemplo en Kevin Bacon y Kyra Sedgwick, cuyas redes parecen una oda constante a su amor no exenta de vídeos en los que tocan la armónica y la guitarra rodeados de cabras. La pregunta, sintiéndolo por Cupido, es si este tipo de comportamientos esconden en realidad la necesidad de una validación exterior. El psicólogo Buenaventura del Charco asegura que esta dinámica no ocurre solo en las relaciones de pareja, sino que como alega el filósofo Byung Chul-Han, en la sociedad actual existe un exceso de transparencia al estar todo expuesto. “Lo interesante de esto, a mi entender, es que este fenómeno se da porque son las propias personas las que lo hacen, exhibiéndose de forma compulsiva. Hemos renunciado a la intimidad a cambio de obtener la aprobación, la atención y la validación de los otros, sobre todo a través de las redes sociales. El problema aquí surge en que, más que querer ser vistos, lo que queremos es conseguir esa aprobación. Nos da mucho miedo mostrarnos tal y como somos, así que intentamos proyectar una imagen «más gustable» a fin de obtener esa validación ajena”, explica. “Esto, desde luego, ocurre especialmente en el tema de la pareja. Por un lado, porque estar al lado de alguien de «valor» es un indicador de que nosotros lo somos (si no, no hubiésemos conseguido a alguien valioso). Queremos mostrar que somos válidos teniendo una pareja perfecta”, añade Del Charco.

Ahora que surge el concepto de “pareja perfecta” (irremediablemente relacionado con el comentario de validación “hacen muy buena pareja”) y el tema de verse como pareja desde fuera, queda clara la obsesión que tantos tienen por ofrecer una imagen de perfección en el universo amoroso. “Como somos seres sociales, para algunas personas la opinión, la valoración y la validación de quienes las rodean es muy importante. El cine nos ha vendido muy bien cómo ser una pareja ideal (normalmente heterosexual y monógama), y ahora las redes lo propagan aún más. Si antes todos queríamos un amor al estilo de El diario de Noa o Titanic, ahora son las relaciones de los influencers, de los famosos o de la vecina del quinto que sube su vida a redes las que se muestran como referentes”, dice Susana Ivorra, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja. “Ese intento de ‘hacer muy buena pareja’ es la búsqueda para obtener un certificado, una garantía de seguridad que acredite que la pareja es buena y que hemos elegido bien. Muestra cómo, cada vez más, confiamos menos en nuestro propio criterio y escuchamos menos a nuestros sentimientos para fiarnos de los de los demás, o cómo ya nos importa más lo que proyectamos en la vida en redes que en la vida real. Cuando conseguimos parecer una pareja idílica, cuando jugamos a ello, se calman nuestros miedos de que quizás, en realidad, no estamos bien”, dice Buenaventura del Charco, que no quiere dejar de analizar la forma en la que en ocasiones la gente reacciona ante estas muestras de afecto posproducidas.

La ¿muerte? de la intimidad y la verdad del (des)amor cuando se apaga la cámara

El estudio Communicating Commitment: A Relationship-Protection Account of Dyadic Displays on Social Media concluye que la exposición excesiva de una relación en redes sociales es un mecanismo para protegerla, un comportamiento que busca la validación externa para mermar los efectos de una baja autoestima y de la inseguridad. Si la exhibición amorosa funciona como escudo, ¿hay lugar para la intimidad? ¿Hemos convertido a la privacidad en la enemiga del amor? El psicólogo Rafael San Román quiere matizar que aunque lo fácil es hablar de inseguridad, en su opinión no es este el único asunto a analizar. “Creo que hay mucha gente que, a nivel individual y de pareja, juega a imitar conductas de los famosos y utiliza las redes como un sucedáneo de las revistas del corazón: publica contenido en forma de foto y declaraciones generando para sí misma y para su audiencia una especie de ficción de relevancia o solemnidad de la que en realidad carece. Nos gusta sentirnos importantes, tener nuestros 15 minutos de fama (diaria, eso sí) y sentirnos reinas por un día (cada día)”, asegura. “Por definición, publicar algo es lo contrario a la privacidad, pero lo que hay que observar también es qué se hace público y qué se mantiene en privado, y qué grado de publicidad y con qué enfoque se le da”, sentencia.

Nos preguntamos si como ocurría con Ashton Kutcher y Demi Moore, cuando se apagan las cámaras, la fantasía se apaga. Cuando el amor deja de ser mostrado en el escaparate, ¿se aburren, se odian o son completamente normales esas parejas? Susana Ivorra asegura que son personas normales, más o menos coherentes, con sus necesidades y con valores que pueden ir cambiando. “Una foto o un texto en redes no es más que la captura de un momento de su relación; no me da información real de cómo son esas personas realmente ni de cómo es su vida en realidad. Las redes son como los tráilers de las películas: algunos tráilers te dan una idea cercana a cómo es en realidad la película y otros son una compilación de lo único bueno, bonito o divertido de la película, que si la vieras entera, te defraudaría mucho”, dice la psicóloga. “Nos queda siempre la duda de cómo son cuando no muestran su imagen, pero es que puede que ni ellos mismos lo sepan y, precisamente, ese miedo a no funcionar hace que siempre estén tapándolo y compensándolo, viviendo con el foco en lo que muestran y no dejando de hacerlo. Eso es lo que hace que se vuelvan dependientes de ello para tapar una posible realidad, la de que no funcionan, algo que les da mucho miedo enfrentar”, opina Buenaventura. “No tiene nada de malo querer mostrar al mundo nuestra pareja. De hecho, es raro esconder el hecho de que tienes una relación. Probablemente, la clave sea vivirlo con naturalidad y no tener la sensación de estar forzándolo, entendiendo que hay gente más reservada que otra y ninguna cosa es mala, siempre y cuando nos sintamos cómodos con ello y no estemos tapando ni compensando nada», dice Del Charco para concluir.

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