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Los secretos de Bell Houdini, la mujer del mago que se sabía sus trucos de escapismo

Su cruzada para desenmascarar a los charlatanes del espiritismo, en parte real y en parte espectáculo, todavía tiene un hueco muy especial en la cultura estadounidense del siglo XX.

Beatrice 'Bess' Houdini, encerrada en una urna de cristal en uno de sus espectáculos.
Beatrice 'Bess' Houdini, encerrada en una urna de cristal en uno de sus espectáculos.Getty Images

“10 años es demasiado tiempo para esperar a cualquier hombre”, declaró Beatrice Bess Houdini a la revista TIME poco antes de morir. Esta es, sin duda, la frase por la que siempre se recordará a la viuda del famoso ilusionista y escapista de origen austrohúngaro Harry Houdini. Houdini el mago, el mito, pero también el hombre, fue el amor de su vida, y la muerte se lo arrebató de la forma más inesperada a pesar de que su vida había estado en riesgo en miles de ocasiones. Tras su muerte, lo esperó 10 años, intentó contactar con él por todos los medios posibles pero sin resultados.

La muerte de Harry Houdini continúa siendo objeto de debate entre los fans de la conspiranoia y los misterios. El escapista más famoso de la historia, con permiso de David Copperfield, murió en 1926 supuestamente tras recibir una serie de puñetazos fortísimos en el estómago para los que no estaba preparado. Enemigo furibundo de los espiritistas farsantes, que en aquella época abundaban casi tanto como ahora, había quedado con Bess en una cosa: si la muerte le sorprendía antes que a ella, intentarían contactar a través de sesiones de espiritismo. Para comprobar la veracidad de la comunicación, ambos habían establecido una contraseña que en inglés era: “Rosabelle – answer – tell – pray, answer – look – tell – answer, answer – tell”. Esta extraña sucesión de palabras provenía de un código secreto creado por los magos para comunicarse con sus ayudantes durante los números de mentalismo. Cada palabra o grupo de palabras, se correspondía con una letra. Por ejemplo, la palabra “answer” (respuesta), era la letra B: “answer-answer”, era la V, etc. La sucesión elegida por los Houdini significaba “Believe” (Cree). De cualquier modo, Harry nunca transmitió el mensaje desde el inframundo.

Los inicios de una pareja única

La primera palabra del mensaje, “Rosabelle”, era la canción que Bess cantaba cuando ella y Harry se conocieron actuando en un teatro de Coney Island, Nueva York. Por entonces él tenía 20 años y ella solo 18, y no eran más que aspirantes a artistas. El primero en cortejar a Bess fue Theo, el hermano de Harry, pero finalmente fue este quien se casó con ella en junio de 1894. Bess había nacido en Brooklyn con el nombre de Wilhelmina Beatrice Rahner, en el seno de una familia de inmigrantes alemanes y desde muy pequeña sintió la llamada del mundo del espectáculo. Tras dedicarse a cantar en una compañía llamada The Floral Sisters y tras casarse con Harry, comenzó a trabajar con él haciendo trucos ella misma y ayudándolo como su asistente bajo el nombre de The Houdinis.

Tras un cambio de mánager que coincidió con el cambio de siglo, las cosas le empezaron a ir muy bien a Harry. Tras centrarse en la parte más espectacular de su número, el escapismo, su fama pronto se hizo internacional, girando no solo por Estados Unidos, sino también por media Europa, aunque nunca actuó en España. Tras este cambio, Bess decidió dar un paso atrás, subiendo al escenario solo en contadas ocasiones y ayudando entre bambalinas, asesorando a su marido en sus trucos y cuidándose del vestuario.

Los Houdini fueron una pareja muy unida a lo largo de toda su relación. Abundan las fotos juntos y, según recoge el biógrafo del mago Kenneth Silverman, en su libro Houdini!!! The Career of Erich Weiss (¡Houdini! La carrera de Erich Weiss), Harry solía dejarle a Bess notas muy cariñosas en las que la llamaba “Precioso trocito de dulzura” o “Mujercita mía”. En ellas él firmaba con nombres como “tu papito” o “Houdinsky”. Aunque adoraban los niños, según explicó su sobrina, Marie Blood, en una entrevista en 1995, nunca pudieron tener uno debido a que Bess padecía de amenorrea primaria y nunca pudo quedarse embarazada.

Cartel de un espectáculo de la pareja de 1895.
Cartel de un espectáculo de la pareja de 1895.Getty Images

La muerte de Harry Houdini

Aunque durante toda su vida había caminado sobre el filo de la navaja, el fallecimiento de Houdini resultó inesperado y supuso un duro golpe para Bess que, según explica el experto en la vida del ilusionista, John Cox, en su blog Wild About Harry, tras ella tuvo problemas con el dinero, el alcohol y con los miles de charlatanes que se acercaban a ella para sacarle su dinero prometiéndole que serían capaces de contactar con Harry en el más allá. Durante años, Bess fue fiel a la promesa que le había hecho a su marido y celebraba periódicamente sesiones de espiritismo esperando inútilmente que Harry apareciera y le dijese las palabras que habían acordado. El que esto nunca pasara la sumía en una desesperación tan grande que se intentó suicidar en dos ocasiones.

En medio de todo esto, en 1930 conoció a Edward Saint, un hombre que se convirtió en su mánager y quizá en algo más (aunque nunca se ha podido comprobar). Juntos se mudaron a Hollywood, donde Bess se dedicó a conservar viva la memoria de su marido. Tras 10 años intentando hablar con él, el día de Halloween de 1936, junto con Saint, Bess organizó en la terraza del Hotel Knickerbocker de Hollywood The Final Seánce, la última sesión, en la que convocaría al espíritu de Harry por última vez. Las fotos que se conservan del evento, que también se recogen en el blog Wild About Harry, son realmente espeluznantes y todo un espectáculo en sí mismas. La ceremonia tuvo un poco de obra de teatro y de extraordinaria campaña de publicidad (luego veremos con qué objeto).

Como era de esperar, el ilusionista no apareció y la viuda dio por terminada su búsqueda que años después le inspiraría la frase con la que empieza este texto. No obstante, Bess le encomendó a su amigo Walter B. Gibson, escritor de la serie de misterio The Shadow, amigo, confidente, publicita y escritor fantasma de Houdini, que continuara realizando anualmente una sesión para intentar contactar con el mago. En el blog citado anteriormente se recoge el diálogo que Bess y Saint, su mánager mantuvieron al cierre de la sesión. Citarlo creemos que da una idea de la teatralidad del momento.

Saint: Sra. Houdini. La hora cero ha pasado. Los 10 años han terminado. ¿Ha llegado a una conclusión?.

Bess: Sí. Houdini no llegó. Mi última esperanza se ha ido. No creo que Houdini pueda volver a mí, ni a nadie. Después de seguir fielmente el pacto de diez años con Houdini, después de usar todo tipo de medios y sesiones, ahora es mi creencia personal y positiva que la comunicación espiritual en cualquier forma es imposible. No creo que existan fantasmas o espíritus. El santuario de Houdini ha mantenido una vela encendida durante 10 años. Ahora apago esa luz con reverencia. Esto ha terminado. Buenas noches, Harry.

The Final Seánce se ha convertido con el tiempo en una especie de cliché del mundo espiritista estadounidense y todavía hoy se siguen celebrando sesiones en honor del mito de la magia en muchos lugares del país, como por ejemplo en el Museo Houdini de Scranton, Pensilvania (sí, en el pueblo de The Office).

Harry Houdini, con su madre, Cecilia Steiner, y su mujer, Beatrice, hacia 1907.
Harry Houdini, con su madre, Cecilia Steiner, y su mujer, Beatrice, hacia 1907.Getty Images

Los últimos años

La publicidad conseguida por The Final Seánce fue muy bien aprovechada por Bess y Saint, que al año siguiente consiguieron vender a la Paramount los derechos para realizar un biopic de Harry, un proyecto que, en realidad, tardaría casi 20 años en terminarse con Tony Curtis y Janet Leigh en los papeles del mago y de Bess. El interés por la historia de la pareja y su postura respecto a la parapsicología era tal que Bess también rodó al año siguiente su propia película. En un primer momento se iba a titular directamente Madame Houdini Speaks (La Señora Houdini habla). La idea de la misma era que, tras 10 años de silencio impuesto por la búsqueda de su marido entre los espíritus, Bess iba a hablar sobre sus opiniones respecto al espiritismo, pero en una película de ficción. Como en una especie de Sálvame con actores.

La película, que se estrenó como Religious Racketeers (Estafadores religiosos), y que luego volvió a cambiar su título por Mystic Circle Murder (El asesinato del círculo místico), se pudo ver finalmente en 1938. En ella, Bess solo aparecía al principio y al final, se interpretaba a ella misma y su participación consistía básicamente en declarar que la comunicación con los muertos era simplemente imposible. Tal y como podemos ver en estas imágenes, sus palabras eran básicamente una reelaboración de lo que había dicho en la terraza del Hotel Knickerbocker unos años antes. La película tuvo bastante repercusión entre los círculos espiritistas que, obviamente, se sintieron atacados por ella, pero fuera de eso pasó bastante desapercibida, formando casi siempre parte de programas dobles. De hecho, el film estuvo a punto de perderse. Que se sepa, sobrevivió sólo una copia, en la que se había recortado casi todo el discurso final de Bess, y que fue editada en DVD en 2006.

La muerte de Bess Houdini

Pocos datos adicionales hay de la vida de Bess a partir de este momento y hasta su muerte, que se produciría cinco años después, el 11 de febrero de 1943. Bess, que llevaba tiempo muy débil y que seguramente padecía de tuberculosis, sufrió un ataque mientras viajaba en un tren entre Los Ángeles y Nueva York para, según se declaró en la prensa local del momento, “pasar sus últimos días con su familia”. Tenía 67 años.

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