Básicos realizados con técnicas de la alta costura: COS se traslada a la parisina Place Vêndome para presentar su línea más lujosa

Los salones del siglo XVIII del Hôtel d’Erveaux, situados nada menos que en la Place Vêndome, el epicentro del lujo clásico parisino, fueron el lugar elegido por COS par apresentar su segunda colección Atelier, una línea cápsula de básicos realizados con materiales y técnicas premium. Es la segunda vez que la enseña con sede en Londres organiza un desfile para presentarla (el primero ocurrió en la semana de la moda de Nueva York del pasado septiembre) y la primera que la firma se traslada a París, en concreto, a un enclave que evoca la ostentosidad  de la Alta Costura y que, sin embargo, ejerce como marco de un desfile de prendas asequibles: «La idea de organizar un show tiene que ver con el tipo de prenda que hemos trabajado», afirma tras él la directora de diseño de COS, Karin Gustafsson, «se trata de un concepto elevado del diseño y, como tal, queríamos organizar un desfile al uso para darlo a conocer». De hecho, hasta allí se trasladaron varias de las celebridades habituales en los desfiles, de las actrices Diane Kruger o Beatrice Grano (‘White Lotus’) a las influencers Molly Chiang o Grece Ghanem.

Lo cierto es que desde que H&M lanzara Cos, en 2007, la enseña se ha distinguido por mezclar el afamado estilo sueco (minimalismo con bloques de color) con la sastrería europea, creando una estética reconocible y deseada para un público aficionado a los cortes arquitectónicos y los básicos coloristas (es decir, un público comprador de gama media pero aficionado a Jil Sander, Marni o el Celine de Phoebe Philo). «Lo que diferencia Atelier de la colección principal es la artesanía. Se han utilizado tejidos de calidad y se ha investigado mucho el proceso para dar con prendas en apariencia simples», cuenta Gustafsson. Más de seis meses de trabajo que han dado lugar a una colección que funciona como una especie de armario cápsula: de los vestidos de seda ribeteados temrinados en cola a los trajes de chaqueta con falda, las camisas blancas de popelín o las gabardinas oversize, todas las prendas están pensadas al milímetro y construidas para ser versátiles (algunas ni siquiera necesitan ser planchadas)

«Todo lo hemos creado en el taller de nuestra sede, en Londres, con técnicas propias de la costura y del lujo: ribeteados, bordados, cortes con láser. La idea era aplicar estas dinámicas innovadoras a prendas básicas, que se puede combinar entre sí y que, por encima de todo, son longevas», narra la directora de diseño. Ya durante la pandemia, COS comenzó a experimentar con la idea de la ‘funcionalidad lujosa’ lanzando una colección de prendas de cashmere que servían tanto para estar en casa como en la calle. Fue entonces cuando también creó Re-sell, convirtiéndose en la primera gran marca masiva en entrar en el mercado de la reventa de productos antiguos de segunda mano, una forma entrar en las dinámicas circulares, también de probar que sus piezas resisten el paso del tiempo y de las tendencias. Con Atelier siguen esa dinámica de ofrecer, a precios que oscilan entre los 80 y los 250 euros (y que en España se pueden adquirir a través de su web), piezas asequibles y básicas que condensan los elementos típicos del lujo.

Sin embargo, la marca no parece querer entrar en el mundo de las colecciones de edición limitada, una estrategia habitual ahora en cualquier firma para mantener expectante a su consumidor habitual.»Por ahora no estamos pensando en añadir más cápsulas a la marca. Atelier conserva la misma estética de la colección principal, pero tiene el añadido de las calidades y los procesos artesanales. Es una elevación del COS de siempre, que era lo que buscábamos», afirma Gustafsson. También buscaban, por supuesto, trasladarse a este epicentro histórico del lujo para hacer contrastar la ostentosidad de los salones con la aparente sencillez de las prendas que los recorrían. A fin de cuentas, esto no es lujo, pero se le parece.