Robin Wright: «Me siento como si acabara de empezar»
Desde su separación del actor Sean Penn, nadie tose a esta actriz que se ha convertido en un referente gracias a sus interpretaciones y manifestaciones feministas.
Gigante es el salto que ha dado Robin Wright. Desde su separación del que fuera su marido, Sean Penn (la relación se acabó en 2009, tras 13 años de convivencia) su vida ha dado un vuelco. Para empezar, se esfumó su imagen de princesa prometida para dar poco a poco forma a una mujer del nuevo milenio: independiente, poderosa y, sobre todo, triunfadora. A sus 51 años, la actriz nacida en Texas, es parte del fenómeno feminista llamado Wonder Woman (en la cinta interpreta a Antiope, la tía y mentora de Diana y generala del ejército de las amazonas), papel que retoma ahora en Justice League (estreno el 17 de noviembre). Y además tiene pendiente su aparición en la película más esperada del año, Blade Runner 2049 (llegará a los cines españoles el próximo 6 de octubre), como la teniente Joshi. Todo ello, sin olvidar la nominación, un año más, al Emmy por su trabajo como Claire Underwood en la serie House of Cards.
En los últimos años ha sufrido una gran transformación. Le ha cambiado hasta el cuerpo. ¿Estar en forma es su nueva prioridad?
Estar siempre en forma es complicado. Tuve que ganar musculatura para trabajar en cintas de acción. Y no fue fácil. Pero más difícil fue recuperar la silueta a la que Claire Underwood nos tiene acostumbrados en House of Cards, porque mi cuerpo ganó dos tallas y los vestidos entallados no me entraban.
Desde hace un tiempo solo interpreta a mujeres empoderadas.
Me siento muy feliz de interpretar estos papeles. Cada una de estas mujeres, a su manera, dan ejemplo, tienen la mente clara y su propio código ético. Son luchadoras sin importarles su físico. Me siento como si estuviera comenzando de nuevo, al principio de mi carrera. Mira, ya he llegado a mi cupo de esposas dolientes y mujeres destrozadas. Ahora me toca personificar la otra cara de la moneda.
¿Se acercan más estos papeles a su verdadera personalidad?
No sé si se parecen a mí. Pero lo que sí me han permitido, gracias a su fama, es generar conversación sobre los temas que me interesan. Por ejemplo, hablar de las ONG para las que trabajo desde hace 11 años ayudando a las mujeres del Congo. Como decía Gandhi, si quieres que cambien las cosas tienes que ser el motor del cambio. Eso es lo que hicieron Mandela y Martin Luther King Jr.
También se pronuncia sobre la lucha por la paridad salarial.
Es muy sencillo y lo digo siempre: al mismo trabajo, mismo sueldo. No sé por qué tiene que haber diferencias entre hombres y mujeres.
Tras cinco temporadas, ¿cómo se lleva con House of Cards?
Como una segunda piel. Especialmente con Kevin Spacey. Nos conocemos tan bien que es genial improvisar, dejarte llevar y saber que alguien está ahí para evitar que te caigas. Nos reímos mucho.
Parece que la realidad está imitando a la ficción. ¿No le asusta?
Sí. Y eso que rodamos con diez meses de antelación a la emisión. Pero nosotros mismos nos asombramos del parecido…
¿Tendremos la misma sensación con Blade Runner 2049?
Tengo claro que Denis (Villeneuve, el director) es un visionario. Y no solo en materia visual, también en la interpretación psicológica de los personajes que ha creado. Es prosa cinematográfica. No puedo hablar del filme, pero es como si se hubiera pasado los últimos cinco años estudiando el Blade Runner de Ridley
Scott. Y de nuevo, como me pasó en Wonder Woman, es una película con un maravilloso mensaje.
Con tanto trabajo, tendrá que organizarse bien para poder compatibilizar la vida laboral con la personal…
Estoy a caballo entre las dos costas. Vivo en Los Ángeles y ruedo la serie en Baltimore. Y cuando acabe House of Cards espero poder dedicarme más a la dirección. Cuando tengo tiempo libre intento disfrutarlo mucho. Viajo y paso temporadas con mis hijos.
Su hijo Hopper acaba de estrenar War Machine. Como actriz, como madre, ¿qué consejo le da a esta nueva generación de actores?
Mi hija Dylan también hizo una película el año pasado. No tengo consejos. Los 20 son una edad difícil porque todavía no has demostrado quién eres o lo que eres capaz de hacer. Estás intentando interpretar a otra persona cuando no sabes ni siquiera quién eres. Por eso se te cae el mundo encima si las cosas van mal. Pero también es un momento excitante y la cámara te adora
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