Este es el perfil tipo de la mujer española que congela sus óvulos
Analizamos qué supone hoy en día congelarse los óvulos, cuál es perfil de la mujer española que lo hace y cómo las empresas tratan de dirigir la vida de sus trabajadoras disfrazándolo de beneficios sociales.
Me acerco a los 40 y aún no sé si quiero tener hijos. A día de hoy, es bastante probable que a una mujer que verbalice ese pensamiento en una conversación, alguien le recomiende que se congele los óvulos. Así puede posponer la decisión sin que su edad suponga un problema a la hora de quedarse embarazada unos años después, le dirán. Una decisión individual aparentemente fácil y libre por la que optaron 3.975 mujeres en 2018, el último dato recogido por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). En 2017 fueron 2.908.
Helena, de 38 años, empezó el proceso de vitrificación de óvulos a principios del mes de octubre. Llevaba dándole vueltas a la idea un año porque tiene la sensación de no ir de acuerdo con su cuerpo: “Me siento como súper joven, no sé si algún día querré ser madre. Ni siquiera sé si quiero serlo ahora. Pero puede que dentro de dos o tres años me entre el instinto maternal y ya sea demasiado tarde. Además veo que a la gente de mi alrededor les está costando mucho tener hijos y normalmente son las mujeres en las parejas las que tienen los problemas”, afirma por teléfono a SModa.
Técnicamente, ella ya ha tomado un poco tarde la decisión. Flavia Rodríguez, directora médica de la clínica Eugin Barcelona, explica vía telefónica que la edad ideal para congelar los óvulos son los 30 años. “Lo que más influye a la hora de quedarte embarazada es la edad del óvulo. Es cierto que a la hora de implantarse los embriones a medida que la mujer es más mayor puede tener más riesgos durante el embarazo. También es más probable que surjan miomas cuanto más edad se tenga. Pero en sí, la probabilidad de implantación, de desarrollo embrionario, depende de la edad del óvulo”. Para la SEF: “No conviene superar los 39 años y lo ideal sería antes de los 38”.
Rodríguez afirma que su clínica empezó a realizar este tratamiento en 2011 y al principio sus pacientes rondaban los 41 o 42 años. “Una edad horrorosa para este tipo de tratamientos, pero es que no se conocía mucho y era una medida un tanto in-extremis. Ahora ya son más populares y, por ejemplo, la tendencia de visitas a nuestra página web se ha multiplicado por siete, los tratamientos han aumentado y la edad media de la mujer que se lo hace ha disminuido. Pero es verdad que todavía dista mucho de la edad ideal de congelación de óvulos. Ahora está entre los 36 y 37 años, estancada desde hace dos años”.
El boca a oreja ha sido una de las vías de difusión de esta técnica. Lucía tiene 38 años y decidió vitrificar óvulos en 2017: “Justo antes de cumplir 35 y antes de irme vivir fuera de Europa. Una amiga lo había hecho y me lo comentó. Ella es unos años mayor que yo y me animó mucho a hacerlo cuanto antes. La verdad que le estoy super agradecida. La congelación de ovocitos no es algo de lo que se hable mucho, y gracias a esta compañera entendí que existía esta opción y que no era algo rarísimo”, afirma por correo electrónico. El caso de Helena fue similar: “Una amiga que lo había hecho me decía todo el rato que era lo mejor que me podía pasar, porque de verdad te quitas un peso de encima”.
Por supuesto, la industria de la fertilidad asistida no ha escatimado en esfuerzos para atraer a clientas, sobre todo con una edad que baje la media actual (más pacientes potenciales, más tiempo de almacenaje de óvulos y una mayor tasa de embarazos conseguidos que presentar). Por ejemplo, en 2018, la clínica gallega Iraga planificó una campaña publicitaria en autobuses, redes sociales, folletos y medios de comunicación con el lema ‘Tienes un súper poder, úsalo. Congela tus óvulos’ y el dibujo de una superheroína tipo Pixar. Aunque más que hacerse viral, causó revuelo entre aquellos que vieron en la maniobra un gancho para hacer negocio con los temores de las mujeres con respecto a su capacidad reproductiva.
Clínicas EVA puso en marcha ese mismo año la campaña ‘Tómate tu tiempo’ con Rocío Osorno (diseñadora), Paloma Miranda (periodista), Vik Guirao (Youtuber) y Marta Abril (actriz) como representantes. Según la empresa, su objetivo era: “Concienciar e informar a las mujeres sobre la opción de prevenir a tiempo, para que cualquier mujer a partir de los 20 años sepa de la importancia de proteger su fertilidad, su reserva ovárica, gracias a la vitrificación de óvulos”. Asimismo, el pasado 29 de julio, la periodista y presentadora Irene Junquera (34 años) contó en su perfil de Instagram, donde tiene 322.000 seguidores, cómo ha sido su proceso de congelación de óvulos con el método Tempo de la clínica madrileña Tambre, de la que es embajadora.
Flavia Rodríguez sostiene que en su clínica “si no hay ninguna enfermedad, una endometriosis, una causa oncológica o genética, no aconsejamos vitrificar a los 18 años. Porque la probabilidad de que una mujer vaya a utilizar esos óvulos en un futuro es muy baja. Aconsejamos alrededor de los 30 años porque es una edad más que adecuada y de estas pacientes un 5 o 6% ha utilizado estos óvulos por ahora”. La SEF no tiene un dato exacto, pero estima que entre 2017 y 2018 solo 400 mujeres usaron sus óvulos vitrificados.
El porqué de las cosas
El 2018 fue un año agitado para las clínicas de fertilidad. Además de las mencionadas campañas de publicidad, fue el momento en el que llegó a España una práctica empresarial importada de Estados Unidos, en concreto de Silicon Valley. El Instituto Valenciano de Infertilidad y el Club de Primeras Marcas de la Comunidad Valenciana (entre las que se encuentran Caixa Popular, el Valencia F.C. o Consum) firmaron un acuerdo para ofrecer “a su plantilla unas condiciones ventajosas para la preservación de óvulos”. Se anunció como una medida para ayudar a la maternidad.
Fue el mismo argumento que Apple ofreció en 2014 cuando puso en marcha un programa similar: “Continuamos expandiendo nuestros beneficios para las mujeres, con una nueva política de baja por maternidad extendida, junto con la criopreservación y el almacenamiento de óvulos como parte de nuestro amplio apoyo a los tratamientos de infertilidad … Queremos empoderar a las mujeres en Apple para que hagan el mejor trabajo de sus vidas mientras cuidan de sus seres queridos y crían a sus familias».
Una técnica cuyo objetivo inicial era preservar la fertilidad de las mujeres con cáncer sometidas a tratamientos de radioterapia o quimioterapia ha pasado a presentarse como una herramienta para la liberación de la mujer. Pero ese ‘derecho a decidir’ el cuándo se quiere ser madre sin importar la edad tiene condicionantes que hacen que quizás no sea tan libre como parece. Sobre todo si el ofrecimiento viene por parte del empleador que, en determinado momento, puede dirigir el futuro de la mujer más que ella misma.
¿Qué datos hay sobre el perfil de la mujer que vitrifica sus óvulos? La SEF apunta que no existen: “En 2018 el 27% vitrificó por causa médica, principalmente por tratamientos asociados al cáncer y el 73% vitrificó por razones sociales (retrasar la maternidad)”. Por su parte, Flavia Rodríguez dice que en Eugin “es una cosa que hemos estudiado bastante porque hemos hecho encuestas a nuestras pacientes. Además, hemos comparado nuestros datos con otros estudios publicados a nivel europeo y americano y es curioso cómo se repite a nivel mundial el patrón. A grosso modo, se trata de una mujer soltera, heterosexual, de unos 37 años, con un alto nivel educativo. Y entre todas las profesiones las que tienen mayor porcentaje son las sanitarias”.
En cuanto a las razones, según sus sondeos, la que más peso tiene es la falta de pareja masculina y no tanto las razones profesionales o económicas. “El 80% ha puesto en primer lugar la ausencia de presencia masculina. En segundo lugar las razones profesionales con un 24% y en tercer lugar las económicas”. Es el caso de Helena: “Yo sería madre si tuviera pareja. A día de hoy, no lo tendría sola”.
Lucía especifica que no tiene una fecha en mente para la maternidad. Cuando se sometió al proceso “acababa de conocer a mi actual pareja, pero yo ya había tomado la decisión antes de conocerle. Creo que incluso ya había hecho alguna revisión así que en mi caso no fue una decisión de pareja. Pero sí lo compartí con él y me apoyó”. Para ella fue «una gran inversión en tranquilidad. De esta manera la maternidad no se convierte en el motor de tus decisiones de pareja, laborales, etcétera”.
Tanto ella como Helena se han gastado alrededor de 4.000 euros en el proceso con todo incluido (la mayoría de las clínicas lo ofertan por unos 2.000 euros, pero en ese pack no contemplan la medicación o las pruebas complementarias que sean necesarias). Si en algún momento se deciden a ser madres, primero deberán intentarlo de manera natural o, al menos, es lo que recomiendan.
Flavia Rodríguez está de acuerdo: “si consigues un embarazo natural, mucho mejor porque no tienes que estar tomando hormonas. Además, si consigues el embarazo de manera natural y luego quieres tener un segundo hijo, aún puedes usar esos óvulos. Porque si tienes el primero con 39, luego entre que te pones y no igual te plantas en los 42 o 43 y tus probabilidades van a disminuir mucho más. Mejor no los gastas de primeras”. Al final, como comenta Helena: “La congelación es solo un por si acaso”.
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