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¿Y si el perfil malo en las fotos fuera realmente nuestro mejor perfil? Así lo creen Mariah Carey y TikTok

La cantante ha estrenado el año subiendo una imagen de su ‘lado malo’, algo insólito en las celebridades y el ‘hashtag’ #badprofile es tendencia en la red social

Mariah Carey es de las que cree que tiene un lado malo y como propósito en el nuevo año se ha 'atrevido' a mostrarlo en redes sociales.
Mariah Carey es de las que cree que tiene un lado malo y como propósito en el nuevo año se ha 'atrevido' a mostrarlo en redes sociales.Dia Dipasupil (Getty Images)

La expresión ‘perfil malo’ está tan arraigada en nuestro lenguaje, que no reflexionamos sobre sus implicaciones. ¿Quién no ha pedido que no disparen la foto porque necesita cambiar de postura para que capten su mejor perfil? Para celebrar el año nuevo, la cantante Mariah Carey subió a Instagram una imagen con esta frase: “Año nuevo, nuevos comienzos, haciéndome una foto desde mi ‘perfil malo”. El gesto simboliza la disposición a abrazar esas partes de nosotras que no aprobamos. ¿Es el de la cantante y actriz estadounidense un acto reivindicativo y empoderador capaz de aumentar la autoestima?

La imagen de Carey no se queda en anécdota: ¿existe realmente un perfil bueno a la hora de posar? ¿De qué depende? Un perfil es símbolo de poder y de fuerza. Cuando nos retratamos desde esa perspectiva, captamos la estructura ósea, lo que nos confiere carácter. Un perfil es categórico y rezuma personalidad porque marca más los rasgos y sublima las expresiones. Venirnos arriba a través de ese que tachamos como perfil malo debería ser obligatorio. Propongo fotografiarnos una y otra vez ese contorno como terapia de choque.

Los italianos en el siglo XV fueron muy conscientes de la individualidad que otorgaban los retratos de perfil. Era muy importante que se pudiera reconocer inmediatamente al noble y que la composición denotara poder: de ahí, que muchos lienzos se basaran en monedas romanas con la efigie (de perfil) de los emperadores. Artistas como Piero della Francesca parten de medallas en bronce para retratar a la nobleza, como en el caso de Sigismondo Malatesta (el punto de partida fue la medalla en bronce que Pisanello realizó a Malatesta en 1445). En las cortes italianas del siglo XV, el retrato de perfil significa majestad y poder del príncipe, porque se emparenta con el arte numismático de la Roma imperial. Al marqués de Ferrara, por ejemplo, le encantaba contemplar los rostros de los emperadores romanos en las monedas y medallas de su colección.

Un perfil es categórico y rezuma personalidad porque marca más los rasgos y sublima las expresiones.

Sobre si existe o no un mejor perfil que otro, debemos tener en cuenta que no somos seres simétricos. Como demostró la artista alemana Ivonne Thein cuando dobló los lados de la cara de varias modelos como si fueran un espejo, si lo fuéramos, el efecto sería extraño, casi alienígena. Al no ser simétricos, puede suceder que un lado del rostro tenga unos rasgos más canónicos. Pero, ojo, canónico no quiere decir bello. Lo que ha sido hermoso en una época, no lo ha sido en la siguiente. Afortunadamente, el canon se ensancha cada día más, ¿merece la pena obsesionarse entonces por nuestro perfil bueno?

Panel de expertos

“El tema del perfil bueno se sobrevalora, yo no les pregunto por él. En mi opinión, los piercings, las heridas o los granos caracterizan. Eso, sí, yo juego con la luz -de contra, y la altura de la luz principal- para sacar una buena silueta. Uso mucho la luz Rembrandt o la luz mariposa debajo de la nariz, y en los retratos de perfiles de mujeres huyo de las sombras duras y empleo luces suaves”, afirma el fotógrafo Robertogato. El artista Jesús Ubera prefiere no hablar de perfil bueno o malo: “Cada expresión de cada persona requiere un ángulo diferente. Me gusta buscar qué es más característico de la persona a fotografiar y localizar qué la hace especial. Busco y busco hasta diferenciarla del resto. Lo esencial es que la persona retratada se sienta a mil y que se multiplique con lo que yo planteo”.

Los vídeos en TikTok de bad side profile (perfil malo) abundan. Hace unos meses, varias tiktokers subieron imágenes de sus este tipo de fotos comparando y midiendo la nariz. Una búsqueda en esta red social sobre side profile, arroja algunos resultados preocupantes. Hannah, superpone un audio de un chico que explica por qué quiere dejar la relación, con una foto suya de perfil donde retoca la nariz con una aplicación. El vídeo se acompaña con la leyenda “rompen conmigo y fantaseo con una rinoplastia”. Afortunadamente, otras tiktokers como Star Abelar animan a que tengamos más confianza y a que aceptemos nuestros rasgos. Abundan los vídeos bajo el lema en inglés “all big noses are beautiful”, todas las narices grandes son bellas.

El retrato de perfil y la obsesión por alcanzar las dimensiones geométricas ideales tiene raíces históricas. Leonardo da Vinci nos legó dibujos de perfil con pautas. Inscribió una cabeza en una circunferencia y estableció como centro ideal el nacimiento del pelo en la frente, y la nariz y el borde de la oreja como otros dos puntos del círculo. También reflexionó sobre las proporciones canónicas relacionando partes de la cara entre sí en otros dibujos de perfiles. El pintor escribió las medidas ideales en El hombre de Vitruvio: “La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma y, como la oreja, [equivale a] una tercera parte del rostro”.

“Es súper subjetivo. Muchas clientas consideran que su buen lado es justo el que yo considero menos armonioso. Se aprecia, sobre todo, en rostros más asimétricos. Es decir, en aquellas que su lado derecho dista mucho del izquierdo y, con esas diferencias, el buen o el mal lado va por gustos”, afirma David Deibis, maquillador oficial de Perricone MD. Él recomienda hacerse un selfie, por el lado por el que nos vemos más favorecidos. Yo animo a lo contrario: a hacernos selfies por el que consideramos el lado malo, hasta que terminemos por verlo como bueno.

Sea como fuere, podemos jugar con el maquillaje para divertirnos o para crear efectos ópticos. Si obsesiona un ojo, porque se ve demasiado pequeño, se puede agrandar con máscara de pestañas. “Las interiores las llevo hacia el entrecejo, las centrales hacia arriba y las de los extremos, hacia la sien. Así, abrimos la mirada y podemos trabajar más aquel ojo un poco más cerrado para equilibrarlos”, propone Deibis. Para un tabique que tiende a ladearse, el maquillador apuesta por el contouring. “Se aplican tonos oscuros en marrón en las zonas que queremos disimular más, y con iluminador o corrector claro en aquellas que queremos resaltar. Lo normal es reservar los oscuros para las aletas y los claros, para el tabique”.

Otra herramienta con la que llevamos jugando desde la antigüedad es el pelo. “Podemos proporcionar volúmenes al rostro: disimular una frente ancha con un flequillo recto o tipo cortina, o un mentón prominente con un corte desfilado hacia el rostro”, sugiere la peluquera María Baras, del Salón Cheska. Con todo, Deibis, propone: “Abrazar esa desigualdad porque, a veces veo más belleza en lo que la gente cree que es su lado malo. Hay que trabajar más la autoestima”. Es decir, usemos el maquillaje para jugar y divertirnos. “La creencia en los lados buenos y malos puede usarse para explorar y experimentar con nuestra imagen. El maquillaje nos permite transformar aquellas características con las que no nos sentimos tan cómodos. Creo que cada lado del rostro cuenta una historia única, y la fotografía es una forma perfecta de contarla”, afirma Vera Hernández, maquilladora de Corazona Beauty.

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