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Autoritario, infiel y muy machista: un adiós alternativo a Antonio Alcántara, el «padre de España»

Con motivo de la «muerte provisional» del padre de familia, los guionistas de ‘Cuéntame’ reflexionan sobre cómo la serie ha evolucionado en su forma de reflejar la violencia de género.

Antonio y Merche.
Antonio y Merche.
Raquel Peláez

Antonio Alcántara: como empresario, un desastre; como jefe, un poco déspota: como padre, inflexible, pero como marido es todas esas cosas y además algo iracundo, bastante manipulador, muy controlador y encima infiel. Marta Fernández, una fiel seguidora de la serie, que ha visto sus 380 episodios distribuidos en 21 temporadas, explica: “Cuando su esposa quiso sacarse el carnet de conducir, a él le dio rabia. Cuando ella se propuso sacarse el examen de acceso a la universidad, él le decía que ‘ya estaba con sus cosas’. Cuando Mercedes montó su propia empresa, se resistió a apoyarla. Siempre que aparecía una chica que llamase su atención coqueteaba con ella sin importarle si su pareja estaba presente, y tanto fue el cántaro a la fuente que, claro, al final se rompió. Antonio le puso los cuernos a Merche en sus viajes de negocios con varias mujeres más refinadas que ella, reproche que a menudo le hacía, pues la consideraba muy ‘de pueblo”. Y a pesar de todo, este hombre, que representa un arquetipo puramente español, ha sido uno de los personajes más queridos de las series de ficción española contemporánea. La crítica de televisión Mariola Cubells, razona: “Quizá porque refleja al padre de todas nosotras y en España se nos ha enseñado que a los padres hay que quererlos”. Y continúa: “Representa a una generación de hombres que no son lo que nosotras entendemos ahora por un compañero de vida: hombres muy apegados a las normas, a la disciplina, a lo que ellos llamaban el sentido común, que se sentían obligados a llevar el pan a la mesa de la casa y que tenían un sentido del deber muy acentuado. Que consideraban que lo importante era trabajar, que funcionase la logística…”.

Antonio Alcántara, el padre de España, falleció hace ya una semana. Murió plácidamente, por causas naturales, en 2021 con 95 años y todos los honores audiovisuales, en el mismo pueblo que lo vio nacer. No sabemos si su esposa Mercedes, que como tantas viudas de esa generación le sobrevive, le echará de menos, o si también, como tantas viudas de su generación, se sentirá (de manera inconfesable) algo aliviada de estar al fin sola. No conoceremos nunca su sentir, pues la ficción que protagonizan desde hace 20 años, Cuéntame, en la próxima temporada volverá al año 93, donde estaba antes de esta licencia temporal que se han permitido para reflejar la pandemia. Sí sabemos que al final de sus días Mercedes le perdona todo a su marido. Al fin y al cabo eran los dos producto de la España de una moral nacionalcatólica que no permitía a las mujeres abrirse una cuenta bancaria propia y que consideraba que su hábitat natural era la cocina.

El decano de los guionistas de la serie, Jacobo Delgado, explicó en la web de RTVE el día después de la muerte de Alcántara: “Antonio ha sido jornalero, ordenanza, oficial de imprenta, empresario de artes gráficas, editor, dueño de una agencia de viajes, viticultor y hasta político. Antonio ha estado en todas y el final de su vida ha estado a la altura”. Delgado matiza a S Moda que, además, Alcántara era “una persona autoritaria a la que le gustaba decidir por los demás y que miraba a la gente desde arriba». «Estaba muy lleno de aristas y eso para un guionista es muy rico, pero la verdad es que yo no sería su amigo…”, bromea. “Cuando creamos al personaje, no había una intención de crear a alguien eminentemente machista, pero debía tener esos dejes. Esta es una serie de época que cuenta cómo era la época y eso consiste en contar tramas que incluyan la cosmovisión de unos personajes”, explica.

En nuestra sociedad, empieza a ser normal etiquetar como “maltrato psicológico” las conductas abusivas sutiles, que no llegan a la agresión física, tan características de la forma de ser de Antonio Alcántara, gracias a que el movimiento feminista se esfuerza por hacer pedagogía en torno a ello (el caso de Rocío Carrasco y la divulgación de términos como “luz de gas” ha sido paradigmático en los últimos tiempos). Las primeras en atreverse a señalar esta mala conducta por parte de un personaje “entrañable” fueron las chicas de la revista feminista vasca Píkara, que en 2017 publicaron un artículo firmado por Lucía Ferreiro Prado titulado Desmontando a Antonio Alcántara, en el que analizaban un capítulo titulado Amores Perros. En ese episodio, el padre de familia humilla a Mercedes y, en opinión de la autora, cruza todas las líneas rojas: “A pesar de su carácter agrio, sus malos modos o el machismo que le caracteriza, Antonio Alcántara es el padre y marido más querido de las series de ficción española contemporánea […] Las actitudes que encarna Imanol Arias en la ficción van más allá del prototipo de gruñón, pero “bueno en el fondo”; alguien de difícil carácter, pero amante padre y esposo. El personaje se sirve en las interacciones con su mujer e hijos de conductas de control. Conductas que constituyen la base de una relación de abuso emocional”.

El coordinador de guionistas de la serie y también director de cine Joaquín Oristrell explica que comprende este punto de vista, pero que el hecho de reflejar una ficción no significa en absoluto respaldarla. En la sociedad en la que se ambienta Cuéntame, todas estas conductas abusivas no solo eran perfectamente normales, sino que pasaban desapercibidas: “Antonio es una persona de su tiempo, nació en 1926. Ha sido muy querido pero también muy odiado porque está lleno de contradicciones. No nos podemos olvidar de que en el primer capítulo le pegaba una hostia a un nieto. Para él era lo normal, los niños tenían que aprender con una torta”.

El periodo histórico que cubre Cuéntame llega hasta los años noventa (sin contar la elipsis de 2021) y aunque en todo ese tiempo Antonio tiene que plantearse cosas, pues su esposa es una mujer capaz de emprender sus propias iniciativas y con una actitud feminista muy avanzada para su época (“tanto que a veces entra en el territorio de lo fantástico”, dice Oristrell), él, en lo esencial, no se propone cambiar hasta que ella le pide el divorcio. Un divorcio que las chicas de Píkara reclamaban en 2017 con argumentos sólidos en aquel encendido artículo: “La pareja Antonio-Mercedes tiene una especial relevancia por el impacto que tiene en el número de espectadores que se sientan cada jueves a ver Cuéntame. En concreto, 3.428,000 personas en el último capítulo de la temporada este pasado mes de mayo. Supuso un share del 20, 2%. Representa un modelo de matrimonio en pleno siglo XXI que retradicionaliza las relaciones hombre-mujer. Cuéntame habla del pasado, pero lo hace en el presente y la España de 2017 no ha superado el estereotipo de Antonio Alcántara. Si así fuera, no se contarían asesinatos machistas, cada mes, cada año. Una televisión que trabajara por los derechos de las mujeres podría, por ejemplo, dar un giro al guión haciendo que Mercedes tomara conciencia de su situación, y se divorciara de Antonio. En 1986 ya es posible. Quedarse con Antonio no es la única opción, sino que hay otras salidas. No hacerlo implica apostar por retratar un anacronismo. Los espectadores de 2017 estarían profundamente agradecidos por ello”. Mariola Cubells destaca, por otro lado, que a pesar de que la serie mostraba esta dura realidad de la pareja, «también su equipo de guionistas ha hecho un enorme esfuerzo por reflejar las inquietudes de muy diferentes tipos de mujeres pertenecientes a diferentes generaciones. Ese ha sido un esfuerzo loable. Cuéntame es al fin y al cabo una serie que va dirigida a un público muy amplio y que tiene que plantear los conflictos que existen en las familias de una forma hasta cierto punto amable». Es decir, no se puede pedir a esta serie que refleje la masculinidad tóxica con la precisión y cinismo con la que lo hacía, por ejemplo, Mad Men. Este es otro tipo de producto. Y aún así, ha evolucionado muchísimo: el proceso de liberación de Mercedes a lo largo de los años y la aparición de su punto de vista es más que notable.

El divorcio llegó, aunque dos años más tarde. Jacobo Delgado admite que leyeron con atención aquel reportaje de Píkara y que les hizo reflexionar, pero fue una decisión muy difícil de tomar: “Al principio de cada temporada nos reunimos para decidir el arco dramático de cada personaje. Llevábamos varios años, muchos, preguntándonos qué hacía una mujer como Mercedes, que había evolucionado tanto, con un hombre como Antonio que, en lo esencial, seguía anclado al pasado. En este sentido los guionistas fuimos con el personaje. Las mismas dudas que teníamos nosotros las tenía Mercedes”. Desde el punto de vista narrativo, acabar con un matrimonio tan querido por la audiencia podía suponer un suicidio comercial. Valga el caso de Luz de Luna, la irónica serie protagonizada por Cybill Shepherd y Bruce Willis, que se fue al garete cuando los escritores de la serie decidieron acabar con la tensión sexual entre ellos haciendo que se acostaran. A los televidentes dejaron de interesarles los capítulos que vinieron después. “En el caso de los Alcántara fue al contrario, la crisis del matrimonio, que empezó hace varias temporadas, revitalizó la serie después de la marcha de los personajes de Carlos y Karina, que durante años fueron la gran historia de amor de la serie. De alguna manera, llenó ese hueco”.

Como señala la periodista especializada en industrias culturales (y también guionista) Paloma Rando, Cuéntame es un tipo de serie muy excepcional dado que se extiende tanto en el tiempo que sus personajes evolucionan, pero también lo hacen los valores de los telespectadores. “Hay series mucho más longevas, como por ejemplo la británica Coronation Street, que se lleva emitiendo desde los años sesenta, que podrían dar margen a una evolución de los personajes pegada a la evolución social, pero sus dinámicas son muy diferentes”. Cuéntame es excepcional en cuanto que tiene que reflejar el pasado sin obviar los valores de presente.

Pero las dudas sobre el devenir de la vida del matrimonio no tenían solo que ver con la tensión dramática. El bestial cambio de paradigma de los últimos años con respecto al tratamiento que se le da a la violencia de género y el terremoto global que supuso el movimiento #MeToo también hizo cambiar la sala de guión, explica Jacobo Delgado: “Se ha aplicado perspectiva de género de una manera natural, creciente e inevitable. Los creadores vivimos nuestro tiempo y también nosotros hemos ido aprendido mucho en estos años. Ni la sociedad, ni nosotros, ni la serie somos los mismos que hace 20 años.También la sala de guión ha cambiado. Cuando yo llegué había sólo una mujer y cinco hombres. En la temporada 21 ha habido tres mujeres y cuatro hombres. Hay una intención deliberada por alcanzar la igualdad desde donde se piensa la serie”.  Una de esas mujeres que ahora es guionista de la serie, Laura León Varea, reflexiona y dice que aunque pueda parecer que el machismo que refleja Cuéntame es algo que pertenece a un pasado muy lejano, no  hace falta remontarse tan atrás: “Cuando empezamos la serie recuerdo que había conductas machistas que ahora nos parecerían demenciales y que entonces tolerábamos. Por ejemplo, eso de que en un centro de trabajo te hiciesen comentarios de mal gusto sobre tus atributos físicos o tu ropa era de lo más habitual”.

La nueva temporada se estrenará en 2022 y volverá a los años noventa, donde Antonio seguirá vivo y haciendo de las suyas. Quién sabe cuántas conductas machistas que aún persisten y que seguimos tolerando nos parecerán intolerables dentro de cinco años y cuántos de los movimientos sociales que bullen ahora mismo en todo el planeta seguirán influyendo en la forma de actuar de Mercedes, pero sobre todo de Antonio, que ha muerto, pero la próxima temporada seguirá vivo.

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Sobre la firma

Raquel Peláez
Licenciada en periodismo por la USC y Master en marketing por el London College of Communication, está especializada en temas de consumo, cultura de masas y antropología urbana. Subdirectora de S Moda, ha sido redactora jefa de la web de Vanity Fair. Comenzó en cabeceras regionales como Diario de León o La Voz de Galicia.

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