Alton Mason, el hombre mejor pagado en la única industria en la que ellos cobran menos

Afirma Alton Mason que el momento en el que por fin supo que su vida iba a cambiar por completo fue cuando el mismísimo Karl Lagerfeld chocó las manos con él y le confirmó que iba a ser uno de los modelos de la colección Métier d’art de 2018. La noticia no solo era la catapulta hacia el estrellato para este joven semidesconocido de Nebraska, con ascendencia guineana y jamaicana, sino que suponía un hito histórico en los más de 100 años de vida de Chanel: iba a ser el primer modelo negro en desfilar para la maison. El káiser fallecería pocos meses después, pero su bendición al maniquí se prorrogaría en el tiempo. A sus 25 años, Alton Mason ha conseguido lo que ningún otro hombre lograba en décadas: adquirir el estatus de top-model.

Teniendo en cuenta que la industria de la moda es prácticamente el único ámbito profesional en el que la brecha salarial de género invierte el orden de sus factores y paga mejor a las mujeres que a sus homólogos masculinos –hasta un 75% más según un estudio publicado por la BBC en 2016–, la repercusión adquirida por Mason en los últimos años le convierte en el único hombre con posibilidades reales de estrechar esas diferencias hoy en día. Con un patrimonio estimado ya en unos cinco millones de dólares, según datos publicados por el medio especializado Stark Times, la cotización del joven no para de aumentar y sus números ya se asimilan a los cosechados hace una década por el británico David Gandy, que consiguió colarse en la lista de los mejor pagados junto a las Kate Moss o Cara Delevingne. Asumiendo que estrellas vigentes de la pasarela como Gigi o Bella Hadid se embolsan cerca de unos 20 millones de euros al año, los márgenes siguen siendo considerables, pero el afán de Mason por hacer que su influencia trascienda las pasarelas y conquistar otros territorios del entretenimiento –como la música, el cine y el diseño– podría situarlo a la altura de estrellas globales como Kendall Jenner o Kaia Gerber.

Nombrado ‘Modelo del año’ durante cinco años consecutivos por Models.com, el estadounidense es el rey indiscutible de la pasarela actual con más de 90 campañas protagonizadas y 150 desfiles sobre sus piernas. Firmas de alta moda como Versace, Gucci, Valentino, Dolce & Gabbana y Balenciaga, transatlánticos del fast-fashion como Zara y H&M e incluso enseñas automovilísticas como BMW; no hay marca comercial sobre el planeta que no ambicione contar con el rostro anguloso de Mason como foco de atracción. Amigo y protegido de Naomi Campbell, fue precisamente la diosa de ébano quien sirvió como objeto de estudio e imitación para el joven que acumula millón y medio de seguidores en Instagram.

La conoció en su primera gran oportunidad como maniquí, recién cumplida la mayoría de edad, durante la presentación de la colección Yeezy Season 3 promovida por el defenestrado Kanye West en el Madison Square Garden. A partir de esa oportunidad pudo dejar de colarse en el metro –“no tenía dinero”–, renunciar a su trabajo en McDonald’s y evitar presentarse a 20 castings al día. Desde ahí, solo mira hacia arriba. “Naomi es el ejemplo a seguir por todos. Tener la oportunidad de que sea mi mentora, y relajarme, comer y viajar con ella, significa mucho para mí. Es casi como si Michael Jordan le pidiera a mi padre jugar con él”, relató.

La referencia al mito de los Chicago Bulls no es casual. Su padre era un voluntarioso jugador de baloncesto sin el talento suficiente como para hacerse un nombre en la NBA, así que el modelo pasó su buena parte de su infancia y adolescencia siguiendo por toda Europa cada nueva escala profesional de su padre. Once países en trece años, para ser exactos. Fanático de Prince, Michael y Janet Jackson, ya en aquel tiempo el pequeño Alton amenizaba con sus coreografías los descansos de los partidos de su progenitor. Estudió baile e interpretación y no duda en utilizar sus aptitudes para destacar sobre el resto de candidatos que acuden a cada casting. Cuentan, por ejemplo, que conquistó a Alessandro Michele, exdirector creativo de Gucci, imitando los movimientos de cadera de James Brown en una habitación sin música.

Cuando le preguntan por la clave de su éxito meteórico, incide siempre en la importancia de subrayar la individualidad y la personalidad de cada uno. Antes de triunfar en la moda, ya ejerció como bailarín para artistas como P. Diddy y ha trabajado con Lady Gaga o Nicki Minaj. Además de ese aire de estrella setentera que destila, define su estilo como heterogéneo, atemporal –“puedo saltar a cualquier periodo”– y teatral. “Como siempre he estado rodeado de disfraces lo añadí a mi día a día. En plan, ¿quién quiero ser hoy?”. Al añorado diseñador Virgil Abloh no solo lo considera un referente, sino “un hermano mayor” por la confianza que depositó en él cuando todavía era un modelo más entre los miles que pueblan el sector.

Pese a su estatus de privilegio en la industria, el proyecto Alton Mason está muy lejos todavía de tocar techo gracias a esa faceta multidisciplinar que lo ha convertido en una rara avis. No oculta su ambición de trabajar como diseñador de moda y director creativo –“quiero ser mi propia casa”, confesó a GQ– y está a punto de presentar su primera colaboración con la firma de cinturones B.B. Simon. Pero más allá de las pasarelas, el estadounidense ya trabaja en su primer disco como cantante solista y este pasado año debutó como actor en una gran superproducción de Hollywood.

Mason hizo un cameo dando vida al pionero del rock&roll Little Richard en Elvis, la película protagonizada por Austin Butler y Tom Hanks que le llevó hasta la alfombra roja de los premios Oscar. “Uno de mis primeros recuerdos de la Universidad es ver la gala con mis compañeros de dormitorio en Hollywood; y ahora aquí estamos, en la misma calle, acudiendo a los Oscar con una película nominada”, evocaba en su cuenta de Instagram. Y quizá no sea su última vez. Mason tiene pendiente de estreno Dream Scenario, un filme protagonizado por Nicolas Cage que ha cosechado críticas entusiastas en su estreno en el festival de Toronto y que cuenta la historia de un padre de familia que se cuela de repente en los sueños de millones de extraños.

Mason lidera el cambio generacional que aspira a acabar con los estándares tradicionales en la moda, haciendo de la inclusión y la diversidad compromisos de obligado cumplimiento y no solo reclamos de marketing con fecha de caducidad. A sus 25 años, ya ha decidido predicar con el ejemplo y lidera proyectos para ayudar a las familias necesitadas en Nigeria. Un esfuerzo filántropo con el que espera aprovechar el foco mediático que tiene sobre él y redirigirlo hasta el continente africano. En declaraciones a I-d, reconoce que tanto en el colegio como los medios de comunicación les “inculcaron miedo y mentiras sobre el continente”. “Estoy destinado a expandirme y crear más vida allí, a través de la moda, la música, el cine y la tecnología”, concluye.