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“Novia que se queda en casa”: el caso de las chicas mantenidas por sus novios que se han convertido en tendencias en redes

La tendencia #SAHGF, Stay At Home Girlfriend, acumula más de 165 millones de visualizaciones en TikTok. La reivindicación del ama de casa en el siglo XXI no es nueva pero convertirlo en un rol monetizable sí

Una chica pone el lavavajillas.
Una chica pone el lavavajillas.Oleg Breslavtsev (Getty Images)
Lucía Franco

Bienvenidos a otro episodio más de ser una novia que se queda en casa, dice en un inglés perfecto con acento de Nueva York Helen, de 25 años. La mujer es tendencia en TikTok por mostrar su rutina del día a día mientras su novio va a trabajar. Sus videos cuentan con más de dos millones de visualizaciones y forman parte de la tendencia de las #SAHGF, Stay At home Girlfriends, que quiere decir en inglés ser una novia que se queda en casa mientras su novio la mantiene. Acumula más de 165 millones de visualizaciones.

La vida de estas chicas consiste en apoyar a sus novios y llevar a cabo tareas del hogar como cocinar y limpiar mientras mantienen un régimen casi militar sobre su cuerpo, su rutina de skincare y su gimnasio. Uno de sus deberes más importantes como mujeres mantenidas es estar siempre bellas para sus novios, explica Helen en sus videos.

El fenómeno refleja cómo las nuevas generaciones se están alejando de la figura de las Girlboss o mujeres productivas que definió una forma de estar en el mundo esencialmente millennial: las zeta ahora aspiran a una vida más cómoda. La influencer Erika Wheaton tiene 25.000 seguidores a los que les muestra lo que ella define como una vida “realista” con su novio, mientras que él le deja dinero todas las mañanas y ella no trabaja. Va al supermercado, lava la ropa, hace recados y cocina. Por la tarde, va a pilates, compra ropa en sus boutiques favoritas y va a cenar con una amiga para acabar el día. Wheaton, como muchas de estas mujeres, cuenta que su novio le permitió renunciar a su trabajo de 9 a 5 para dedicarse a sí misma y que su único trabajo fuera lucir siempre perfecta.

“Empiezo el día jugando con maquillaje de Sephora que me regaló mi novio, saco a pasear al perro y recibo la comida que me manda mi chef porque las novias que son amas de casa no cocinan”, explica Helen en uno de sus videos. La realidad es que dichos vídeos están monetizados por grandes marcas a las cuales les hace publicidad. Esto prueba que tiene ingresos propios, aunque su estilo de vida y el éxito de sus redes está basado en decir que no trabaja.

Es verdad que una “Stay at Home Girlfriend”, si se observa desde un punto de vista más cínico, es simplemente lo que en otro tiempo se llamaba “una mantenida”. Lo novedoso es su presencia en TikTok, una red que fetichiza las costumbres de sus usuarias y las hace deseables para muchas de sus seguidoras. Janira Planes, estratega de marca en HAMLET Strategic Makers y especialista en cultura de Internet, explica que ahora lo que sucede es que “estas tendencias nacen de la imitación. La tendencia viene de querer estar en casa y no trabajar, tiene su origen en cierto un desencanto con la vida. Son movimientos que nacen a nivel social y que encuentran una forma de expresión visual en redes. No es casualidad que las #SAHG sean mujeres jóvenes pertenecientes a las generaciones late millennials y Z que crecieron con una falsa promesa de seguridad económica”.

La experta en marketing digital Valeria Silva, de la agencia Delirio&Twain, destaca otro aspecto de TikTok que puede ser interesante para comprender este fenómeno: es una red que sirve para comparar la vida de cada uno con la de los demás. “Muchas veces cuando los hashtags se convierten en trends es porque los usuarios imitan la conducta de alguien cuyo estilo de vida les ha parecido deseable. Al ver que la rutina de muchas mujeres es dedicarse a todo menos ir al trabajo, muchas otras también se plantean sus propias existencias”.

No se puede ignorar tampoco las implicaciones políticas de esta tendencia y su clara relación con fenómeno surgido hace ya cuatro años, el las Trad Wives, impulsado por Alena Kate Pettitt en The Darling Academy, una plataforma digital que defiende y promueve este estilo de vida basado en el rol de la esposa tradicional. Alena fue durante 2020 una de las caras más mediáticas de este movimiento que también se gestó en Internet y se manifestaba en la vida real. Ya entonces explicaba sin rubor alguno por qué cambió su trabajo como asistente de marketing por el trabajo doméstico a tiempo completo. Reivindicando la satisfacción de tener un pastel recién horneado con el que «desestresar» y «sorprender» a su marido cuando llega a casa y defendiendo una autonomía que, según explicaba, consistía en usar como ella quería la asignación mensual que él le entrega para comprar comida y sus gastos propios. “Soy la CEO de mi propia empresa, la persona al cargo de la casa”, decía. Ninguna de sus afirmaciones estaban libres de intención doctrianl: el origen de estas comunidades se demostró ligado a los movimientos blancos y masculinos de la alt-right gracias a un reportaje del New York Times titulado Las esposas del supremacismo blanco.

Si existen esos vínculos en el caso de las #SAHGF está por ver.

La más famosa de ellas, Kendal Kay, se ha prestado recientemente a ofrecer su testimonio en la revista Newsweek y muy pronto se comprende que no es oro todo lo que reluce: “Me critican a menudo por no ser independiente desde el punto de vista financiero pero yo me siento muy segura. Me preguntan mucho: ¿No es demasiado arriesgado lo que haces? ¿No es abuso financiero, además? La verdad es que no hablo a menudo de esto en mis vídeos pero creo que para cualquier mujer que se decida a llevar este estilo de vida es muy importante antes que se asegure cierta autonomía financiera. Yo, por ejemplo, tengo ahorros de cuando trabajaba mucho. Y además soy capaz de generar 2.000 dólares al mes con el contenido que hago en redes”. Es decir, no tener trabajo es su trabajo, una pose que cultiva para monetizar.

La jugada es sin duda inteligente. Un estudio de la Universidad de Stanford sobre el comportamiento de los usuarios en redes publicado en el 2021 concluyó que el contenido que más se viraliza, es decir, el que se vuelve tendencia, es el que viola los valores culturales de las personas. En la era del feminismo de cuarta ola, es posible que eso esté pasando con la fantasía de las mantenidas.


Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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