_
_
_
_
_

Las edades de la mujer

Nadie le pregunta por sus canas a Hugh Grant o George Clooney

SOFIAOK

La última campaña de Loewe, protagonizada por Maggie Smith, es un prodigio del marketing. Ella es una actriz queridísima por espectadores de una horquilla de edad, y de gustos, muy amplia: desde su primer éxito en 1969 en Los mejores años de Miss Brodie, pasando por su segundo Oscar en el 79 por California Suite, sin duda mi preferida, hasta la saga Harry Potter, los fans de Maggie Smith pueden ser gente que construye legos de Hogwarts o/y amantes de James Ivory. Pero la edad que más importa, sin duda, es la de ella misma: 88 años. La campaña ha sido compartidísima y analizada al extremo, a menudo desde el prisma de la lucha de las firmas de moda contra el edadismo, el mismo enfoque en el que se enmarcan los textos sobre la campaña de Charlotte Rampling para Massimo Dutti.

Ignoro si el objetivo de estas campañas es luchar contra el edadismo, aunque lo hagan. Sí sé que sus protagonistas son mujeres icónicas, relevantes, con una trayectoria entre lo mainstream y el nicho única y original. También sé que las mujeres mayores con estas características venden. Porque, sorpresa, las mujeres, y los hombres, con estas características y de cualquier edad, venden.

El año pasado, Loewe lanzó otra campaña muy viral con un protagonista octogenario: Anthony Hopkins. He hecho una búsqueda en Google: nadie habló de edadismo entonces. Se habló de “divertida campaña”, de ser “chico Loewe” a los 84 y de que representaba al “hombre que todos querríamos ser”.

Otra búsqueda: tecleo moda+edadismo. Resultados: imágenes de Joan Didion y su campaña para Céline, de Ángela Molina para Zara, las ya citadas Smith y Rampling, Susan Sarandon, Jane Fonda y solo un hombre, José Coronado, pero su foto acompaña a la de Andie MacDowell. La actriz, que fue portada de S Moda, se dejó el pelo cano y aquello fue una revolución. “Nadie le pregunta por sus canas a Hugh Grant o George Clooney”, dijo después. Y dice en un vídeo viral: “Tenemos esta idea de que los hombres son sexy con la edad y las mujeres no, por eso en Hollywood los emparejan con mujeres más jóvenes. Luego cuando las mujeres cumplimos 60 nos vuelven a dar buenos papeles”. Porque el edadismo no solo afecta a las mujeres mayores. De ahí la eterna denuncia de las mujeres de mediana edad a las que ya no dan papeles (ni en el cine ni en ningún sitio) porque nadie sabe muy bien qué hacer con ellas. No solo pasa en Hollywood. Y que decir de las mileniales, las que tienen ahora entre 30 y 40: caprichosas que demandan conciliación laboral, que denuncian que no pueden ser madres aunque quieran porque no tienen dinero, ni casa, para hacerlo; caprichosas que no van a aguantar más micromachismos, término inventado por ellas, ni que decir los macro. ¿Y las jóvenes? Supuestamente son el grupo demográfico favorecido, aunque, a juzgar por lo que me cuentan sobre ellas en algunas cenas, no quieren trabajar (porque no están dispuestas a contestar WhatsApps del trabajo fuera del horario laboral), no leen (lo suelo rebatir con datos: el tramo con más lectores de toda la población tiene entre 14 y 24 años), están todo el día con las redes sociales (cierto, aunque no son las niñas quienes se enriquecen con ellas).

Durante varios meses he hablado con Bianca Jagger de forma asidua. Llama ella por WhatsApp. También me envía enlaces a sus posts en redes sociales, WeTransfers con documentos de su fundación, contesta a sus mails. En una de esas conversaciones hablamos de la edad. No le preocupa. De hecho, ella utiliza siempre dos accesorios muy simbólicos: un bastón y unas gafas colgadas de un cordón, que no se quita ni en la sesión de fotos. Pienso en si le hubiera preguntado por la edad en caso de estar hablando con un hombre. Y si soy sincera conmigo misma, aunque me dé rabia comerme ese sapo, creo que no lo habría hecho. Bianca dice en la entrevista central de este número que hay un intento de limitarnos a las mujeres, que no se juzga igual a los hombres. Y con esa idea empiezo a escribir esta carta.


Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_