Vicky Luengo: “Hay figurantes de la vida que solo rellenan plano”
La coprotagonista de la serie ‘Antidisturbios’ sostiene que saber decir no genera “muchos síes y una paz interior”
Habíamos quedado en Madrid con la inquietante policía de Asuntos Internos de la serie Antidisturbios. Pero la vida le tenía reservada una mala sorpresa a Vicky Luengo (Palma, 31 años): la muerte repentina de su padre. Ella quiso mantener la cita, que al final fue en Barcelona.
Respuesta. La vida da estos golpes.
Pregunta. La muerte nos cambia cuando la vemos de cerca y de verdad.
R. Una de las frases que me está dando vueltas en la cabeza estos días es “la vida coloca fuerte”. Como que la vida sabe más y te coloca en sitios jevis. Y nuestras estructuras no están hechas para asumir una muerte cercana.
P. Eso de “la vida coloca fuerte” igual quiere decir también que, en medio de tanta previsión, horario y cálculo, la vida irrumpe con cosas para nada previstas…
R. A veces tienes intuiciones de hacia dónde deberías ir y qué decisiones deberías tomar, pero no acabas de hacerlo, te despistas. Y de repente llega algo que… a mí lo de la muerte de mi padre es como si hubiera venido a verme un osteópata gigante y me hubiera hecho en el hueso más fuerte de mi vida ¡crrrrack! Y entonces te dices: esto es lo que me acaba de pasar y todo lo que hay alrededor da igual.
P. La vida irrumpe con cosas no previstas, pero hay gente que parece inmune a eso, gente que parece que no vive la vida, sino que la mira desfilar.
R. A esos los llamo yo los figurantes de la vida, gente que en vez de tener un personaje que habla y tiene una acción dramática, se dedica solo a rellenar plano.
P. Otra imagen: vas en un tren y ves pasar la vida por la ventana. En lugar de hacer, ves pasar las cosas.
R. Totalmente. Todos tenemos épocas así. Estás metido en una inercia que te lleva y…
P. Somos inercia, básicamente y por desgracia, ¿no?
R. Yo a veces paro y me digo: “¡Pero si esto no lo estás decidiendo tú!”. O estás tomando decisiones por miedo y no por criterio. Hay cosas que responden a patrones. Te crees que estás eligiendo cosas que en realidad no estás eligiendo. Entonces hay que parar y preguntarse “¿qué quiero hacer?”, y “¿cómo me quiero relacionar?”. Para mí, por ejemplo, el amor lo mueve todo; las relaciones de familia, de amistad, de pareja, lo profesional… Hay que preguntarse cómo se quiere vivir porque, de repente, ya no vives más y…
P. Esta frase es del libro de J. Á. González Sainz La vida pequeña: “Demasiados días es todo ya demasiado desde demasiado temprano”.
R. ¡Me encanta, es que me encanta esa frase, es demasiado, es brutal!
P. A lo peor es aplicable al mundo en el que ahora está Vicky Luengo…
R. Pues sí. Demasiado. Llevo un mes y medio que es demasiado.
P. ¿Le ha dado ya tiempo a querer mandarlo todo a la mierda, que diría Fernán Gómez?
R. No, eso no me ha ocurrido. Es que como llevo ya tantos años haciendo esto —desde los 15 años—, todas las incertidumbres y todos los miedos y todas las partes negativas de este oficio ya las conocía, y ya no me sorprende nada. No saber si el mes que viene voy a trabajar, falta de autoestima, síndrome de impostora, pensar que no me van a volver a llamar nunca más...
P. ¿Qué peajes se pagan en la profesión de actriz, qué se deja?
R. Yo siempre he pensado que la gente que acaba sin nada es la que nunca deja nada. Hay que dejar cosas para tener cosas. No se puede coger todo y tener todo.
P. Pues algunos se esfuerzan mucho.
R. ¡Muchísimo! Pero no se puede tener todo todo el rato. Y a mí me cuesta a veces, me cuesta decir no a cosas, a proyectos, a personas. Pero me doy cuenta de que esos noes luego me generan muchos síes con respecto a mi paz interior.
P. ¿Las series son cine, como dicen algunos?
R. No.
P. Son televisión.
R. Claro.
P. No tan claro, hay gente que sostiene que las buenas series son cine.
R. No, entonces lo que están diciendo es que las buenas series se parecen al cine. Lo que pasa es que hay cine malísimo.
P. Y series horrorosas.
R. Hay de todo. Pero ¿tú al mal cine le llamas televisión?
P. No.
R. ¡Pues entonces! Cada uno elige el formato que mejor le sirve para contar lo que quiere y como quiere.
P. Y luego está el teatro, donde empezó. ¿Qué le da?
R. Sobre todo un sentimiento de troupe, algo que tiene que ver con entender que una historia no la cuenta el actor solo. Y me conecta con un aquí y un ahora, lo que no es fácil encontrar en una vida tan repleta de estímulos como esta. El teatro tiene magia, porque lo que ocurre ese día entre el espectador y yo solo va a ocurrir así esa vez.
P. ¿En el cine no hay ese sentimiento de troupe?
R. Sí, pero a mí me lo ha enseñado el teatro. Y además me da mucha adrenalina.
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