Israel Fernández: “Los puristas son antiguos. Rosalía es una compañera”
El cantaor flamenco del momento dejó el colegio a los 11 años, cuando empezó a ganar dinero con la música. Ahora triunfa con ‘Amor’
Nació hace 31 años en un pueblo, Corral de Almaguer (Toledo), sin mucha tradición de cante jondo, pero “el flamenco va por dentro”. Empezó con siete, cuando su padre lo levantaba de la cama para que cantara en las fiestas caseras. Hoy es el cantaor del momento, como demuestra una extensa gira que lo llevará la noche del viernes al Starlite Marbella, y tiene paradas en el Festival Flamenco Trocadero (Sotogrande, 18 de agosto) o el Flamenco on Fire (Pamplona, 28 de agosto).
Pregunta. Está de gira con su disco Amor. ¿A usted quién se lo enseñó?
Respuesta. En nuestra cultura, por ejemplo, es muy importante cuidar a los mayores. Y en la pobreza siempre hay mucho amor porque cuando tienes poco lo compartes todo. En mi casa ha habido siempre mucho cariño. Y lo más parecido al amor es la música, un refugio que nunca falla.
P. Hábleme de la abuela Petra.
R. Era el motor del flamenco y del arte en mi casa. La que me crió de chiquitín y la artista que nunca pudo ser aunque siempre fue. En su tiempo no estaba bien visto que las mujeres gitanas fueran artistas, pero era la que mejor cantaba.
P. Si hubiera nacido mujer, ¿lo habría tenido también más difícil para dedicarse al flamenco?
R. Ahora ya no. Los tiempos han cambiado.
P. Dejó el colegio a los 11 años, cuando empezó a ganar dinero...
R. Sí, y antes también iba poco. Cantaba ya de chiquitín, mi madre me llevó a un programa con 11 años y ahí empecé mi carrera y dejé el colegio.
P. ¿Se arrepiente?
R. Ni mucho menos.
P. ¿Qué recuerda de aquel concurso de talentos donde le dieron su primer premio?
R. Fue muy bonito. Al principio tenía muchos nervios, pero luego me acostumbré. Era un programa que presentaban Juan y Medio y Lolita. El premio era un millón de pesetas, imagínate. Mis padres siempre han sido muy humildes, vivían al día. Él se dedicaba a la aceituna y a poca cosa más.
P. ¿Cómo ha llevado una familia en la que “siempre hay un motivo para cantar y bailar” el peligro de los aerosoles y el confinamiento por coronavirus?
R. Mal. Yo viajo mucho y estar encerrados sin poder salir, sin poder visitar a la familia, sentimental y laboralmente fue duro. Pero aproveché para componer.
P. ¿El flamenco se estudia o se practica? ¿Se nace o se aprende?
R. La guitarra se puede aprender, el cante no, es de nacimiento. Yo no he estudiado flamenco. Tengo devoción por el cante y me dedico a investigar, a escuchar. Y es una forma de vida que se manifiesta en todo, hasta en la forma de dormir. Vivimos de noche.
“La guitarra se puede aprender, el cante no, es de nacimiento”
P. Y en el eterno debate sobre pureza y fusión, ¿dónde se sitúa? Por ejemplo, ¿defiende a Rosalía?
R. Sí, por supuesto. Defenderé a cualquier compañero que cante con corazón y verdad. Cada uno hace lo que quiere y experimenta, es respetable.
P. ¿Considera a Rosalía una compañera del flamenco?
R. Totalmente. Algunos siempre están criticando, pero lo importante es disfrutar de la música.
P. ¿Cree que ese tipo de artistas y de mezcla sirve para acercar el flamenco a más personas?
R. Sí, y eso es lo importante.
P. Al principio Camarón también era criticado por los puristas.
R. Claro, pero es que los puristas se han quedado antiguos. Cuenta más la verdad, hacer sentir.
P. El flamenco es patrimonio cultural de la humanidad. ¿Se nota o debería notarse más?
R. Debería notarse más. Los que tienen el poder de la cultura deberían promocionarlo más y presumir más de él. Es lo más grande que tenemos. ¡Paco de Lucía es el Beethoven español! Me encantaría que el flamenco se enseñara en las escuelas.
“¡Paco de Lucía es el Beethoven español! Me encantaría que el flamenco se enseñara en las escuelas”
P. ¿El oído también se educa?
R. Totalmente, y de pequeño más.
P. ¿Quiénes son sus referentes?
R. Muchos, porque tenemos muchos maestros. Si tengo que elegir: Pastora Pavón, La Niña de los Peines; Camarón y Paco de Lucía. Me atrapó su personalidad, su manera de sentir. Son genios sacados de la lámpara.
P. ¿Qué escucha cuando no escucha flamenco? Dígame artistas de otros géneros que le gusten.
R. Escucho un poco de jazz, música negra... Admiro mucho a Michael Jackson, un artista redondo que lo hacía todo bien: cantar, bailar, muy especial. Y me gusta mucho el pianista Ludovico Einaudi, es muy sensible.
P. Un sitio donde le gustaría cantar.
R. Por ejemplo en el teatro City Center de Nueva York. Estuve allí con Sara Baras y Carlos Saura pero no solo con mi nombre.
P. El mejor piropo que le han echado.
R. Un olé a tiempo.
“¿El mejor piropo? Un olé a tiempo”
P. ¿Cuando el público es profano, interrumpe?
R. Totalmente. A veces ese olé está fuera de sitio, aunque siempre se agradece.
P. Ha dicho: “El flamenco es el mejor psiquiatra y la mejor terapia”. ¿Qué cree que estaría haciendo si no hubiera podido dedicarse a esa pasión?
R. Pues es muy difícil esa pregunta porque no sé hacer otra cosa. El cante es mi vida.
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