Fue casi todo covid. Antígenos. Libros
El análisis de los datos de los certificados de defunción, en la 'newsletter' de Kiko Llaneras
Buenos días. Hoy os escribo con nuevos datos sobre el virus en la primera ola. Pero además aprovecho para cambiar de tema y recomendaros mis libros favoritos del año.
1. ✍️ Qué dicen los certificados de defunción
El INE ha publicado los certificados de enero a mayo y traen mucha información nueva. Lo que sabíamos es que se observó un exceso anormal de muertes, pero ahora se añade un detalle fundamental: la causa de cada una.
Las conclusiones del artículo con Grasso y Andrino:
1. La covid fue la primera causa de muerte hasta mayo. Los certificados de defunción confirman algo que ya sospechábamos. El coronavirus fue la primera causa de muerte en primavera. Una enfermedad que no existía en 2019 causó más muertes que cualquier otra causa (y casi tantas como todas las formas de cáncer sumadas).
2. Hubo muchas más muertes de las confirmadas oficialmente. Los certificados de defunción atribuyen 46.000 muertes al covid como primera causa de muerte, pero la cifra de muertes confirmadas se quedó en 28.000 muertes (apenas un 60%). Esa segunda cifra es la única que Ministerio de Sanidad notifica diariamente en sus informes y la que envía a organismos internacionales.
- Los médicos certificaron 32.500 muertes cuya causa es “Covid-19 con virus identificado”, pero además sumaron otras 13.000 muertes que atribuyen a la enfermedad con su diagnóstico, aunque sin test, y qye se consideran casos “sospechosos”. La discrepancia no es una sorpresa. Primero, porque en esos meses la capacidad de hacer pruebas PCR era limitada. Pero también porque hubo personas que fallecieron lejos de los hospitales.
3. La mayor parte de las muertes anormales fueron covid. Es una incógnita que se despeja. El 95% del exceso de muertes observado en comparación con 2019, esas anormales que se produjeron durante la epidemia y el confinamiento, se registraron con el covid como causa.
- Es un debate que se cierra. Sabíamos que había 48.000 muertes de exceso, gracias a la información de los registro civiles, pero cabía la posibilidad de que una parte se debiesen a otras patologías: por confinarnos, por miedo al hospital o por estrés sanitario. Esas patologías quizás aumentaran algo, pero poco en comparación al virus.
4 Es posible que todavía falten muertes por covid. El gráfico muestra los excesos (y déficits) de muertes este año en comparación a 2019, para cada causa. Me llamó la atención que hay algunas causas que repuntaron en marzo —¡y solo en marzo!—, que podrían ser covid mal diagnosticado o comorbilidades. Eso explicaría que repuntasen en marzo, cuando el virus era menos conocido, y que luego bajasen en abril aunque seguíamos confinados y con hospitales en tensión. Ese pico puntual se observa en las enfermedades del sistema circulatorio y respiratorio, que son dos complicaciones típicas de la covid.
- Otras causas bajaron con el confinamiento. Lo hicieron los accidentes de tráfico, las caídas y otras causas externas.
5. Otro dato terrible: en las residencias murieron 13.700 personas. Murieron allí físicamente. Sin contar otros residentes que muriesen en el hospital. De esas 13.700, la mitad murieron con sospecha pero sin test. Las muertes en residencias fueron el doble de lo normal en esos meses. En parte por Covid, pero no solo.
Miles de personas que hubiesen fallecido en hospitales acabaron muriendo en sus casas o en residencias.
- Las muertes por enfermedades circulatorias descendieron un 8% en hospitales (2.000 muertes menos), pero subieron un 16% en las residencias (1.200).
- Las muertes por enfermedades respiratorias descendieron un 15% en los hospitales (2.500), para subir un 28% en residencias (750) y un 14% en hogares (555).
- En cuanto a las víctimas de cáncer, descendieron en hospitales (2.200 muertes menos) y aumentaron mucho en los domicilios, donde pasaron de 11.096 a 14.275. Quizás hubo peores diagnósticos, gente que eligió no ir al hospital o que no pudo llegar hasta allí.
PS. Bien por el INE. No quiero dejar de celebrar el estupendo trabajo del INE con esta información. Han adelantado un año su publicación y ofrecen datos detallados, descargables y bien explicados.
🧪 2. ¿Qué ventaja ofrecen los test rápidos de antígenos?
El domingo explicamos visualmente dos de sus ventajas. Con ellos puedes acelerar los diagnósticos, de manera que consigues aislar "express", y si además lanzas un buen rastreo, puedes evitar oportunidades de nuevos contagios.
Su principal fortaleza es la rapidez. Si acudes al médico con síntomas, en lugar de esperar 2-3 días a una PCR, sabrás si eres positivo en 15 minutos.
Y su sensibilidad es mejor de lo esperado. Sabíamos que se le escapaban un 20% de los positivos PCR. Pero hay una buena noticia: suelen ser pacientes con baja carga viral y que a menudo no transmitirán la enfermedad.
Para entender mejor las ventajas de testar deprisa hemos hecho una animación paso a paso. Así que lo mejor es que las veas directamente: Cómo los test de antígenos están cambiando la pandemia. También hay versión en inglés.
📚 3. Lecturas interesantes
No quiero resistirme a hacer alguna lista típica de final de año. Esta semana voy a empezar con los libros que más he disfrutado. (No tienen nada que ver con este boletín, pero en realidad sí.)
— Horas cruentas, de Casey Cep (Libros del K.O.). Mi libro favorito de 2020. La historia del True-Crime que Harper Lee no pudo escribir. Es un libro sobre un suceso: “Para el reverendo Willie Maxwell convertirse en viudo se estaba demostrando un negocio muy lucrativo”. Pero también la exploración de una pregunta sobre Lee, la célebre autora de Matar a un ruiseñor: ¿Por qué nunca escribió un segundo libro? Lo reseñó Michael Lewis.
— Los cazadores, de James Salter. (Salamandra). Esta semana ha muerto Chuck Yeager, el piloto que rompió la barrera del sonido; el más justo poseedor de "Lo que hay que tener”, según Tom Wolfe, que dedicó un libro a esa cualidad innombrable que regía la vida de los pilotos de élite. Pero la mejor novela para entender ese mundo cerrado —absurdo y trascendente, como todos los mundos cerrados— es la novela de Salter.
— Estación once, de John Mandel (Kailas). Me encantó esta novela, que ha recuperado popularidad por un motivo sencillo: es una historia post-catástrofe después de una pandemia de gripe. Pero es original y nada pesimista. Se puede leer como una carta de amor al mundo actual, como le dijo la autora a Tyler Cowen: “Pensé que podía ser interesante reflexionar y escribir sobre el mundo moderno contemplando su ausencia, igual que hablas de una persona con un panegírico. Se puede leer como una carta de amor a la electricidad, a los viajes en avión, a los antibióticos, a la insulina, todos esos accesorios de la civilización que tendemos a dar por hechos”.
— Una Tierra prometida, de Barack Obama (Debate). Todavía no lo he terminado, pero la primera parte me ha gustado. Hay algo fascinante en asomarse a la juventud de Obama, cuando nada en su vida sugiere que vaya a ser un personaje histórico. Me interesan los orígenes de las personas excepcionales antes de serlo: a menudo no lo parecen. Un buen podcast con esa mirada era Making Obama (y Making Beyoncé).
— My Next Guest, con David Letterman (Netflix). Ya que dejo los libros, pero sin abandonar a Obama, me han gustado las entrevistas de David Letterman a un montón de gente. La del presidente está bien,como las de Belinda Gates y Kim Kardashian. Lo que encanta del programa —me da envidia, en realidad— es la capacidad increíble que tiene Letterman para contagiarte su curiosidad y fascinación por cada una de las personas que sienta en el sofá.
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