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El secesionismo refuerza su sector más duro pero sigue lejos del 50%

ERC repite como primera fuerza pero pierde apoyos hacia la CUP y Junts per Catalunya mientras el PSC se reafirma como segundo partido

El candidato de ERC, Gabriel Rufian (a la izquierda), celebra los resultados electores.Vídeo: ALBERT GARCIA / EPV
Miquel Noguer

Si las elecciones de este domingo poco aclararon el horizonte de la gobernabilidad en España menos lo hicieron en Cataluña. Los únicos que avanzaron posiciones en esa comunidad fueron los independentistas, pero divididos en el Congreso ya no en dos partidos, sino en tres. Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ganó las elecciones, pero acusó fugas hacia los sectores menos propicios a cualquier salida pactada de la cuestión catalana. Junts per Catalunya, el partido del expresidente Carles Puigdemont, avanzó posiciones y los antisistema de la CUP irrumpieron en la Cámara baja con dos diputados. Eso sí, el independentismo sigue lejos de alcanzar el 50% de los apoyos en Cataluña.

Casi un mes de protestas en las calles catalanas contra la sentencia del procés han vuelto a catapultar al independentismo en las urnas al mismo tiempo que Vox disparaba sus apoyos en el conjunto de España. ERC ganó por segunda vez unas elecciones generales en Cataluña, pero lo hizo con menos fuerza que en abril (13 escaños) y seguido de cerca por el Partit dels Socialistes (PSC), que consiguió consolidar sus 12 diputados. En tercera posición quedó Junts per Catalunya, con ocho escaños, uno más que en abril. En Comú Podem, el referente catalán de Podemos, mantuvo sus siete diputados. Fue seguido por el PP, que sigue bajo mínimos en Cataluña, pero consiguió dos diputados, uno más que en abril. La novedad de la noche fue la CUP, que entra en el Congreso con dos diputados. Y, como en el resto de España, Vox sube, pasando de uno a dos diputados por Barcelona.

El independentismo creció como nunca en unas generales (42,6% de votos frente al 39,4% de abril), pero sigue lejos de su anhelado objetivo de ser mayoritario. Además, sus divisiones estratégicas hacen que difícilmente se pueda hablar del independentismo como bloque, y menos todavía de mayoría de gobierno. ERC mantiene la primera posición, pero sale debilitado de una campaña en la que el resto de partidos independentistas le han señalado como la formación que quiere dar “gratis” el apoyo a un Ejecutivo de Pedro Sánchez. Su anunciada voluntad de pacto le ha pasado factura ante otras dos fuerzas, una por la derecha (JxCAT) y otra por la izquierda (CUP) que apuestan por el bloqueo permanente. En el caso de Junts per Catalunya el refuerzo les llega al haber ganado un escaño. Para la CUP es todo un hito que en su primer intento de entrar en el Congreso lo hayan logrado con dos escaños. Y lo han hecho con un lema que es toda una declaración de intenciones: “Ingobernables”.

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Con este panorama, y al margen de la política de pactos que se acuerde en el Congreso, se antoja complicado pensar en unas elecciones anticipadas en Cataluña que acaben con la inoperancia del Ejecutivo de Quim Torra. ERC, el partido que las podría forzar abandonando el Govern, es hoy un poco más débil que el sábado. Y la formación de Torra, Junts per Catalunya, es algo más fuerte si bien lo tendría muy complicado para ganar unas elecciones autonómicas. Así las cosas, pocos son los alicientes de unos y otros para forzar justo ahora unas elecciones catalanas.

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Esta situación hizo que los discursos de unos y otros tras el recuento fueran absolutamente vacíos de contenido. Gabriel Rufián (ERC) no se atrevió a hablar de posibles apoyos al PSOE. “Veremos qué Pedro Sánchez nos encontramos delante; nosotros estamos dispuestos a volver a la mesa de negociación”. Y Laura Borràs, de Junts per Catalunya, solo reivindicó su resultado: “El independentismo está mejor mientras España está peor”. E insistió en que “no regalará” sus votos para formar Gobierno. Está por ver si Pedro Sánchez buscará o no el apoyo independentista en esta ocasión.

En el PSC no se intuye mucho interés en hallar apoyos en ERC o Junts per Catalunya. Su primer secretario, Miquel Iceta, abogó por “construir una alternativa política al independentismo”. Los socialistas luchan por consolidar un electorado que en su día se pasó a Ciudadanos, que ahora ha regresado y que aspira a acabar con el bloqueo secesionista en la Generalitat. Abrumados por el avance de Vox, que en Cataluña también ha crecido, las únicas caras de alivio en el PSC llegaron cuando vieron los resultados de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera, nacido en Cataluña como alternativa al nacionalismo y que hasta ahora no dejaba de sumar apoyos, se ha convertido en algo casi residual también en su comunidad natal. Los dos diputados que ayer consiguieron, frente a los cinco de abril, dejan a los de Rivera como última fuerza en Cataluña. Esto es justo donde estaban cuando irrumpieron en el Parlament hace ya 13 años.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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