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Una legislatura a construir a partir de 165 escaños

El resultado electoral de este domingo y la sentencia judicial de los políticos independentistas catalanes endurecerá el clima de trabajo en las Cortes

Uno de los atascos de congresistas sufridos en el foso del hemiciclo en las votaciones de la sesión constituyente del martes.
Uno de los atascos de congresistas sufridos en el foso del hemiciclo en las votaciones de la sesión constituyente del martes.ULY MARTIN

La XIII Legislatura nace con una probable mayoría de izquierdas de 165 diputados —los escaños que suman PSOE y Unidas Podemos— que los socialistas tratarán de completar para sacar adelante sus propuestas programáticas mientras el centro derecha busca el pulso permanente para evitarlo. La andadura ya comenzó el pasado 21 de mayo con palabras duras, bronca e imágenes de crispación que a buen seguro se reproducirán en los próximos cuatro años.

La inédita presencia en el Congreso y el Senado de cuatro diputados electos y un senador trasladados desde la cárcel de Soto del Real marcará la historia del parlamentarismo español. Esos cuatro representantes catalanes fueron suspendidos de tal condición 72 horas después, pero la grave crisis por el desafío separatista, el juicio a sus impulsores y su importantísima sentencia tendrán una incidencia directa en el devenir de toda la legislatura. El resultado electoral de hoy, con el que se dibujará el mapa de poder territorial del país, será otro factor relevante que marcará el funcionamiento interno de los partidos.

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El primer objetivo para PSOE y Podemos es afianzar esa suma de 165 escaños que obtuvieron en las generales, como anticipan fuentes de la dirección de ambos partidos. Así ocurrió el pasado martes en la constitución de la Mesa del Congreso, aunque esa unidad se resquebrajó tres días después con la votación sobre la suspensión de la condición de diputados de los políticos presos catalanes.

Esa primera fractura entre el PSOE y Unidas Podemos podrá ser paliada en futuras ocasiones con la búsqueda de otras alianzas, en principio nada fáciles, entre los socialistas y otras formaciones constitucionalistas. Ese día, al final, el partido de Pedro Sánchez votó con el PP y Ciudadanos. Pero el planteamiento general, según avanzan en la cúpula socialista, es que esas experiencias sean la excepción y que Pablo Iglesias camine junto a Sánchez.

Tras conocer el resultado del 26-M, el presidente en funciones calibrará si está en condiciones de seguir dando largas a la demanda de Iglesias de formar un Gobierno de coalición. El líder de Unidas Podemos, con los datos de su influencia ya en la mano, constatará si puede mantener esa presión o, por el contrario, se ve obligado a rebajar sus expectativas. En ello influirá, como plantean algunos dirigentes del PSOE, si el partido de Iglesias mantiene o no el poder en los Ayuntamientos del cambio y si debe complementar con su representación al PSOE para formar gobiernos autónomos.

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En el PSOE no ocultan que la experiencia de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 es la que hay que tener en cuenta. Los socialistas partieron entonces con 167 diputados e inauguraron la llamada “geometría variable”. El equipo de Sánchez cree posible ahora llegar a acuerdos programáticos con Podemos, en el caso de que no entren en el Gobierno, en cinco grandes bloques: trabajo y empleo, educación, pensiones, transición ecológica e igualdad. Para muchos proyectos a la mayoría del 165 le harán falta los 10 votos del PNV, el Partido Regionalista de Cantabria, Compromís y Coalición Canaria, de forma que no sería necesaria la contribución de los independentistas de ERC y el PDeCAT.

Para el PP de Pablo Casado su primer reto es consolidarse. Son el segundo partido numéricamente, pero con tan escaso margen (solo nueve asientos más que Ciudadanos) que otro varapalo el 26-M trastocaría sus planes. El secretario general y número dos de los populares, Teodoro García Egea, ni se plantea el debate de cambio de líder y proyecto: “Incluso, aunque los resultados fueran malos, nuestra estrategia es a largo plazo, con la modernización de todas las estructuras y el acercamiento a las sedes de las bases”. La actual dirección no duda de que liderará “la alternativa a Sánchez” y avisa de sus prioridades: “Igualdad de oportunidades para todos, bajada de impuestos y liderar la revolución tecnológica con empleo especializado”. El estilo será duro, “pero serio y solvente”, añaden los populares.

Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos, anticipa que su tono será “duro, pero impecable y leal”. Casi han duplicado escaños y, por tanto, tendrán más iniciativas. Las usarán para vigilar al presidente Sánchez, sobre todo con Cataluña. Pero no descartan pactos de Estado con el PSOE en educación, conciliación o mejora del mercado laboral. No quiere ni discutir sobre el liderazgo de la oposición: “Las diferencias son tan nimias que la aritmética ya no cuenta, lo importante es la actitud”.

El papel de los 24 de Vox en el Congreso es difícil de pronosticar, pero sus portavoces ya han adelantado que quieren servir para que sus 2,7 millones de votantes hasta ahora silentes se hagan oír en la Cámara: el pasado martes en su estreno patearon a gusto.

PP y Cs piden una prórroga para designar a sus portavoces

J.C./A.D., Madrid

El plazo terminaba mañana. Todos los partidos con representación parlamentaria debían presentar como máximo ese día la solicitud de formación de grupo y, con ello, informar a la Cámara del nombre y los cargos que conformarán su cúpula en el Congreso de los Diputados, es decir, quiénes son su presidente, portavoz y secretario general.

Tanto el PP como Ciudadanos no están en condiciones de hacer aún públicos esos nombramientos, por lo que pidieron a la Mesa del Congreso que pospusiera el plazo hasta el próximo miércoles. PSOE y Unidas Podemos ya presentaron a quienes les representarán en sus respectivos grupos: Adriana Lastra e Irene Montero continuarán como portavoces, respectivamente.

No hay razones técnicas para la demora del PP y Cs, sino estrictamente políticas, y afectan más a los populares que al partido de Rivera, aunque ninguno de los dos ha querido desvelar el nombre de sus portavoces. Hasta después de las elecciones de hoy no se decidirán esos puestos clave.

El PP resolverá la incógnita mañana en el comité ejecutivo ya convocado por Pablo Casado conociendo lo que haya sucedido en las urnas. Desde la dirección se apuesta por una mujer joven, próxima, leal al líder y con alguna experiencia de gestión, pero no son muchas las candidatas que cumplan con ese perfil.

En Ciudadanos su anterior portavoz fue Juan Carlos Girauta, quien aún no ha abordado su futuro con el líder del partido, Albert Rivera. En la formación naranja se especula con que el cargo lo podría ocupar Inés Arrimadas.

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