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España redobla la presión en la UE para dar más fondos a Marruecos

Ante la presión migratoria, las autoridades españolas piden un cheque plurianual para su socio magrebí

María Martín
Desembarco, este jueves, de un grupo de migrantes en el puerto de Motril (Granada).
Desembarco, este jueves, de un grupo de migrantes en el puerto de Motril (Granada). Alba Feixas (EFE)
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La presión migratoria remite en toda Europa salvo en el Mediterráneo occidental. Las llegadas a las costas españolas han crecido un 24% en lo que va de año respecto al mismo periodo de 2018 y España aún ve muy lejos el objetivo autoimpuesto de reducir a la mitad las casi 65.000 llegadas del año pasado. A la vista de esos datos y de su dependencia de Marruecos para contener los flujos, el Gobierno redobla la presión para que la UE abra un fondo plurianual para apoyar al país magrebí.

“Hay que aumentar el apoyo financiero a Marruecos”. El subdirector general de Migraciones e Interior de la Comisión Europea, Simon Mordue, escuchó ese mismo mensaje de tres autoridades españolas en su visita a Madrid el pasado 10 de mayo. Entre sus interlocutores, según ha podido saber EL PAÍS, estaban la directora general de Relaciones Internacionales y Extranjería del Ministerio del Interior, Elena Garzón, y el responsable de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, Juan Enrique Taborda. Ambos pidieron que Bruselas garantice un fondo multianual a Marruecos. Esta ya era una iniciativa contemplada en los despachos de la UE y fuentes comunitarias han llegado a hablar de desembolsos de 50 millones de euros anuales. Pero España quiere ver ese plan negro sobre blanco para que Rabat se implique en la contención de las salidas desde las costas marroquíes.

Garzón y Taborda insistieron también en que Bruselas ejecute “lo antes posible” la ayuda prometida a Marruecos hace ya siete meses, 140 millones, que aún no se han transferido en su totalidad para disgusto de los marroquíes. El Gobierno no quiere dar una sola excusa a Marruecos para que deje de controlar sus fronteras —como viene haciendo con más intensidad desde febrero—, pero Bruselas tiene sus propios ritmos.

Marruecos, de hecho, ya ha dejado claro que ese importe es insuficiente: Rabat lleva meses mirando hacia Turquía, que en 2015 acordó una suma mucho más suculenta, 6.000 millones de euros. “Gastamos más que eso en un año”, dijo en referencia a los 140 millones el director de Migración y Vigilancia de Frontera de Marruecos, Khalid Zerouali, en una entrevista a Associated Press.

El enviado europeo también se reunió con la Secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí. En el encuentro, Rumí insistió en la importancia de “no dejar solo a Marruecos” frente a la presión migratoria y pidió también que la UE le garantice apoyo financiero continuado. España redobla así la presión y no solo en beneficio de Marruecos: Rumí también adelantó a su interlocutor que va a solicitar una ayuda adicional al Fondo de Asilo, Migración e Integración para reforzar el sistema de acogida y atención humanitaria a los migrantes. La Secretaría, que recibió el año pasado 27,6 millones de euros por este concepto, ha declinado concretar la cifra que solicitará a Bruselas este año.

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Los métodos de Marruecos

Marruecos, de donde salen el 98% de los migrantes que llegan a España, está demostrando una colaboración inusual con las autoridades españolas en materia migratoria. El gobernador Khalid Zerouali aseguró en su entrevista que las autoridades marroquíes han abortado cerca de 25.000 salidas de emigrantes hacia España en lo que va de año, un 30% más que en el mismo periodo de 2018, y que han desmantelado 50 redes de tráfico de personas, un 63% más que el año anterior.

España insiste por ese flanco. El Gobierno lleva meses subrayando en Bruselas los esfuerzos de Marruecos y la necesidad de elevar la financiación europea en paralelo. Un informe interno de la Comisión Europea al que ha tenido acceso este diario da cuenta de esos esfuerzos, que comenzaron a ser significativos en febrero, tras la visita a Rabat del rey Felipe VI. El documento asegura que Marruecos, además de mejorar la vigilancia de sus costas y del perímetro de Ceuta y Melilla, está llevando a cabo desde 2018 retornos forzosos de subsaharianos. “En años anteriores, simplemente los transferían a la parte sur del país, desde donde podían regresar rápida y fácilmente a la costa”, explica el informe. “Marruecos trabaja en estrecha colaboración con ciertos países subsaharianos para poder hacer cumplir los retornos, principalmente por vía aérea a través de Casablanca”, continúa.

El objetivo es empujar hacia el sur a miles de migrantes subsaharianos que esperan su oportunidad para llegar a Europa. El refuerzo de los controles de carretera está complicando la llegada a los puertos del norte del país, que antes era más rápida y sencilla. Expulsados y desplazados de ciudades como Tánger y Tetuán, los migrantes se concentran ahora en grandes ciudades como Casablanca, Fez y Uchda, en la frontera con Argelia. La presión está llevando a los traficantes y a los migrantes a encontrar nuevas vías, cada vez más lejos. Por primera vez, recoge el documento, se interceptó un grupo de subsaharianos frente a la costa atlántica de Rabat, a 250 kilómetros de Tánger.

Mayo, el ‘mes termómetro’ para medir el verano

La proactividad de Marruecos en el control de sus fronteras se ha traducido en una caída de las entradas irregulares en febrero, marzo y abril tras un mes de enero atípico que se cerró con más de 4.600 llegadas por tierra y por mar.

Han sido tres meses de cierto alivio para las autoridades españolas, pero mayo, considerado un mes termómetro porque puede dar pistas de la presión migratoria que puede eperarse en verano, ha roto la tendencia a la baja. Ya son 9.564 entradas irregulares, por tierra y por mar, un 16% más que en el mismo periodo de 2018.

Del 1 al 15 de mayo, el Ministerio del Interior ha registrado 1.165 entradas irregulares. Fuentes de las fuerzas de seguridad completan esa cifra hasta el 23 de mayo y elevan el número a más de 1.500 llegadas. Es decir, a falta de una semana para cerrar el mes, el registro de entrada de inmigrantes ha superado el de cada uno de los tres meses anteriores. Los números, sin embargo, aún distan de los picos alcanzados en 2018 en la misma época (3.937 entradas en mayo).

Las mismas fuentes mantienen que aún es pronto para prever cómo acabará el mes pues la gestión de los flujos depende de múltiples factores, de la colaboración con Marruecos, a las condiciones climatológicas pasando por la inestabilidad en Argelia . “Si se alcanzasen los niveles del año pasado, significará que algo no está funcionando”, advierten.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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