_
_
_
_
_
el rincón de los datos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Por qué es tan difícil saber quién irá a votar?

Hay dos motivos muy humanos para explicarlo: que las personas somos optimistas en exceso y que nos gusta quedar bien

Kiko Llaneras
Papeletas para el 24-M de 2015 en un almacén de Alcalá de Henares (Madrid).
Papeletas para el 24-M de 2015 en un almacén de Alcalá de Henares (Madrid).FERNANDO VILLAR (EFE)

Predecir el resultado de las elecciones seguiría siendo difícil aunque supiésemos con certeza a qué partido quieren votar los 36 millones de electores: aún tendríamos que adivinar quién irá a votar.

Ahora mismo, los encuestadores estiman que el 28 de abril votará alrededor del 69% o 70% del electorado. Sería una participación mayor que en 2016 (66,5%), menor que en 2015 (70%) y parecida a 2011 (69%). Pero no podemos confiar ciegamente en ese pronóstico porque en el pasado no fueron muy buenos. En 2015 muchos encuestadores esperaban una participación cercana al 75%, que no se produjo ni de lejos. En 2016 acertamos al anticipar que iba a bajar, pero nos quedamos cortos.

¿Por qué es tan difícil saber si una persona irá a votar? Hay dos motivos muy humanos para explicarlo.

Más información
Consulta aquí todas las encuestas
El Podcast electoral de EL PAÍS

El primero es que las personas somos optimistas. Es un sesgo arraigado en nuestro cerebro: las personas nos sobrevaloramos. Se ha observado en muchos experimentos que exageramos el control que tenemos sobre las circunstancias. Sentimos que si queremos ir a votar, lo haremos. Pero luego “pasan cosas”: te surge un imprevisto, te proponen algo mejor o tu madre se lleva el coche.

La segunda razón es que las personas preferimos quedar bien. La mayoría de españoles dice que “votar es una obligación cívica” —según datos del CIS— y que “hay que votar siempre”. Así que no es raro que todos inflemos un poco la probabilidad que tenemos de votar, aunque en el fondo no estemos convencidos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Estas dificultades suceden en todos los países, y por eso los mejores encuestadores usan modelos estadísticos para predecir la participación. En EE UU es habitual preguntar a los votantes si les interesa la campaña e incluso ponerlos a prueba con cuestiones factuales: “¿Estás registrado?” “¿Sabes dónde hay que votar?”. También se usan perfiles sociodemográficos para tener en cuenta, por ejemplo, que los jóvenes votan menos. Pero lo más útil suele ser conocer el pasado de cada entrevistado: la mejor pista de que alguien no votará es saber que no votó hace cuatro años.

¿Quieres seguir todas las encuestas? Suscríbete a la Newsletter de Kiko Llaneras para recibir sus análisis y los últimos datos directamente en tu correo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_