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El Gobierno busca satisfacer al sector mas conservador, revuelto por Cataluña y ETA

El fin de la doctrina Parot ha roto las costuras entre el PP su electorado más a la derecha.

Carlos E. Cué

Dentro del PP, como sucede en el PSOE, hay una discusión eterna sin aparente solución: ¿Las elecciones se ganan en el centro o en la movilización del electorado más fiel? Hay teorías muy elaboradas que defienden las dos posiciones. Pero, al margen de esas disputas que dominan las reuniones de estrategia y las conversaciones de los políticos, la cúpula del Gobierno y del PP vive en los últimos meses una realidad: el voto más conservador, el “más pepero”, en palabras de un veterano, está revuelto, molesto con Rajoy y con el partido.

Esa inquietud se refleja en las encuestas que manejan en La Moncloa, pero sobre todo en el olfato político de sus dirigentes, que la detectan en sus conversaciones con militantes, con sus familiares y con sus amigos.

El foco, por tanto, está en este momento en el PP en recuperar a ese electorado, en volver a conectar con el corazón del partido. Dos asuntos canalizan ese malestar. Por un lado, la crisis independentista en Cataluña, que en 2014 no hará sino empeorar, según asumen en La Moncloa. Por otro, está el final de ETA.

Lo que para el PNV, para el PSE e incluso para buena parte del PP vasco no es más que una sucesión de buenas noticias que marcan la victoria de los demócratas frente a una ETA en vías de disolución, para el electorado más conservador del PP y algunos medios es una derrota, una humillación, una traición y una rendición. La cúpula del PP no olvida los abucheos e insultos que sufrieron sus dirigentes en la última manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en la plaza de Colón.

El ministro del Interior ha variado su discurso optimista sobre la banda

El fin de la doctrina Parot ha roto las costuras entre el PP su electorado más a la derecha. Y el Gobierno ha decidido que en este asunto no puede permitirse ni un paso en falso. Por eso el ministro del Interior, uno de los encargados, con Alberto Ruiz-Gallardón, de buscar esa conexión con el electorado conservador con leyes pensadas para él, despreció el comunicado de los presos más duros de ETA en el que, después de 35 años de asesinatos en democracia, aceptan por primera vez la legislación penitenciaria y renuncian a la violencia. Fernández arrancó la legislatura señalando en el Congreso que ETA es ya un “problema más político que policial”, pero la presión del mundo conservador le ha hecho variar completamente su discurso.

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La reunión en Durango de los excarcelados por el fin de la doctrina Parot aumenta la presión sobre el Gobierno. Tanto, que algunos dirigentes no descartan la posibilidad de que Rajoy se decida finalmente por Jaime Mayor como candidato a las europeas. Es la misma lógica de satisfacer al electorado conservador, el más militante, el más politizado y, por tanto, el que más se mueve en unas elecciones en las que se prevé una altísima abstención (puede llegar al 60%), la que le llevó a elegirlo en 2009. Ahora parece más difícil porque Mayor está muy distanciado de Rajoy, pero nadie se anima a descartarlo.

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