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Feijóo: “Desconfié de Dorado y fue una torpeza no investigar más”

El presidente de la Xunta alega que no recuerda quién pagó sus vacaciones Descarta dimitir por una relación “ni estrecha ni ancha” que conocían Fraga y Rajoy desde 2004

Alberto Núñez Feijóo, durante su comparencia de este lunes ante la prensa
Alberto Núñez Feijóo, durante su comparencia de este lunes ante la prensalavandeira jr (EFE)

“Las fotos son lo que son: fotos. No hay nada detrás. Ni contratos con la Xunta o el Insalud, ni financiación ilegal. Yo en aquellos años ni siquiera militaba en el PP”. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, trató de restar este lunes toda trascendencia a las imágenes publicadadas por este diario, las que inmortalizaron —a mediados de los 90 y cuando ya era número dos de la Consellería de Sanidad— sus excursiones por el mar y la montaña y la relación con el contrabandista y narcotraficante Marcial Dorado, que cumple 14 años de condena por su implicación en un transporte de cocaína.

Durante casi 40 minutos y en castellano para facilitar la comprensión de los medios nacionales, según se encargó de recordar, fue respondiendo hasta que acabaron las preguntas en la rueda de prensa más delicada de su fulgurante carrera política. El presidente gallego no contempla dimitir —como le exige la oposición en Galicia, que este lunes se lanzó a su yugular— porque cuando optó en 2006 a presidir el PP gallego ya conocía la existencia de este material comprometedor. “Si pensase que [las fotos] pudieran ser un problema, no me hubiera presentado, y como sé que el pueblo gallego es inteligente y sabe distinguir el grano de la paja, voy a seguir dedicándome a la política”. De paso deslizó que también Mariano Rajoy y hasta el expresidente de la Xunta, Manuel Fraga, sabían de las fotos “desde 2003 o 2004”, cuando el propio Feijóo les hizo ver que circulaban por ahí y nada más enterarse él.

La tesis del presidente gallego es que entre él y Dorado no existió una “amistad ni estrecha ni ancha”, por mucho que ambos compartiesen entre 1994 y 1998 paseos en yates por las rías gallegas, comidas, viajes al extranjero, excursiones a la montaña o que el propio Feijóo se alojase entonces en la mansión del narcotraficante durante algunos fines de semana. Su larga comparecencia desde una sala del Parlamento gallego y rodeado de sus hombres de confianza —el vicepresidente, Alfonso Rueda, y el portavoz parlamentario, Pedro Puy— evidenció no obstante algunas lagunas y contradicciones en su relato. Tal y como viene insistiendo desde que EL PAÍS publicó las fotografías el domingo, Feijóo sostiene que no sabía a qué se dedicaba el hombre de los yates, las mansiones y los lujosos todoterrenos con el que compartía ratos de ocio. El mismo capo que ya había sido detenido en las dos grandes operaciones que se lanzaron en Galicia contra el contrabando y el narcotráfico, incluida la famosa Nécora, que hizo aterrizar al juez Garzón en helicóptero en la ría de Arousa. La misma persona a la que todavía este lunes señalaban los colectivos antidroga como un narco que trataba de legitimarse en los 90, cuando las madres de los toxicómanos se plantaban para hacer frente a las mafias arousanas que habían dado el salto del tabaco a la cocaína y la heroína.

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¿No le hizo desconfiar el tren de vida que llevaba Dorado?, se le preguntó este lunes a Feijóo. “Desconfié pero me dijeron que no había sido condenado”. [...]“Sí se me informa que estaba involucrado en algunas operaciones de contrabando y que había quedado sin cargos. Cometí la torpeza de no investigar por mis propios medios. En cuanto supe que tenía una casua pendiente con la Justicia, corté la relación”.

La comparecencia pública del presidente rectificó este lunes uno de los datos que él mismo había confirmado a EL PAÍS cuando este diario le preguntó sobre la veracidad de las fotografías. Entonces afirmó que había volado en compañía de Dorado a Andorra (uno de los paraísos fiscales donde narcos y contrabandistas gallegos lavaban su dinero en aquellos tiempos). Este lunes defendió “tras consultar a algunos de los acompañantes” que en realidad se había desplazado a los Picos de Europa. “Lo que sé es que había nieve”, matizó sin demasiada convicción. Tampoco recordó cómo se pagaban esas estancias en el extranjero ni si era el contrabandista quien abonaba los gastos. “Veinte años después no guardo las facturas, unas veces pagaríamos entre todos y otras invitaría, no lo sé”, zanjó la cuestión.

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“La última vez que lo vi [a Dorado] fue en el funeral por Manuel Cruz”, un chófer de la Xunta fallecido en 1999 que fue el nexo de unión original entre el político y el contrabandista. Al tiempo que trató de poner distancia con Dorado, Feijóo sí admitió su cercanía a Cruz, al que estos días aludió como “un amigo” o “compañero de la Xunta”. Ese amigo de la Xunta fue, según el Servicio de Vigilancia Aduanera, el hombre de paja del capo arousano, el que gestionaba para Dorado gasolineras y algunas sociedades pantalla y que nunca pudo ser juzgado porque falleció en un accidente de coche. Al aludir a su amigo Cruz, volvió a agrietarse el discurso de Feijóo. Interpelado sobre cómo podía ser que un conductor del Gobierno gallego llevase semejante tren de vida, el presidente de la Xunta reconoció que en su día llegó a preguntarle si era el testaferro de Dorado y que aquel lo negó. “Probablemente no me haya dicho toda la verdad”. Por qué llegó preguntar a Cruz sobre si era el testaferro de Dorado si como volvió a admitir este lunes entonces no estaba al corriente de las actividades ilícitas del contrabandista es otro vacío que dejó la comparecencia.

La estrategia de defensa del presidente gallego alega que el reportaje fotográfico obedece a una especie de chantaje: “Un intento de amedrentarme que no conseguirá su objetivo”. También pide rebuscar en las hemerotecas para saber quién está detrás. Esa enigmática explicación apunta a unas declaraciones polémicas que hizo el secretario general del PSOE gallego, Pachi Vázquez, cuando hace dos años advirtió en sede parlamentaria: “Feijóo y el narcotráfico están ahí, ahí”. El propio presidente aseguró a este diario que durante la dura campaña que su partido lanzó contra el bipartito que gobernó Galicia entre 2005 y 2009, los socialistas le advirtieron que o rebajaba el tono de las acusaciones o airearían sus vacaciones con el contrabandista. Ni el PP ni Feijóo relajaron entonces sus ataques, los populares ganaron las elecciones y recuperaron la Xunta pero las imágenes con Dorado no salieron a la luz.

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La tercera pata de la argumentación de Feijóo apela a su presunción de inocencia, dando a entender que al destapar sus escapadas de fin de semana con Dorado se le está imputando algún delito. “Tres jueces distintos han descartado las fotos por irrelevantes. Las ha investigado la Justicia y no han visto nada”, se excusó, antes de avisar a cualquiera que pretenda utilizarlas para menoscabar su reputación que se las verá con él en los tribunales. “Las fotos ponen en bandeja la difamación, si se utilizan, defenderé mi honor”.

En la comparecencia de prensa arreciaron preguntas sobre la dimisión que él mismo y otros miembros del PP exigieron hace cuatro años al exvicepresidente de la Xunta, el nacionalista Anxo Quitana, tras verlo sentado en un velero junto a un empresario que había recibió adjudicaciones del anterior gobierno gallego. El PP distribuyó a la prensa aquella imagen que centró su estrategia de desgaste en aquella durísima campaña electoral. El propio Feijóo advirtió entonces al BNG que “el Gobierno no puede estar en malas compañías”. Este lunes, sin embargo, el presidente decidió desentenderse de aquella frase. Aseguró que nunca había faltado a la honorabilidad de Quintana, con quien dijo mantener una buena relación. A su lado, sin pestañear, asentía su número dos en la Xunta y secretario general del PP gallego, Alfonso Rueda, látigo de los nacionalistas y el hombre que más atacó a Quintana por aquella foto en aquel yate.

La mujer del narco denuncia amenazas

EL PAÍS

La esposa de Marcial Dorado denunció este lunes que ella y su marido recibieron presiones por negarse a sacar a la luz las imágenes en las que aparece Feijóo en diversos viajes de ocio junto al narcotraficante. Otilia Ramos, en una entrevista a la puerta de su casa en la Illa de Arousa, que emitió este lunes el programa Te vas a enterar de Cuatro, llegó a declarar al reportero que su marido fue condenado porque no accedió a dar información sobre su amistad con Feijóo: "Nos amenazaron para que entregásemos fotos e hiciéramos daño. A lo mejor mi marido no llegaría a estar condenado si nos prestáramos a las cosas que nos piden".

De hecho, la mujer de Dorado fue más lejos y llegó a decir que el que su marido todavía no haya logrado salir de la cárcel tiene relación con el hecho de que nunca, ni entonces ni ahora, el matrimonio accedió a entregar esas fotos. Las que han salido publicadas, según ella, pertenecen a “un sumario que está abierto”, pero la pareja posee más, reconoció, y nunca se las facilitó a quienes les amenazaban: “Nos dijeron que enseñáramos fotos, que nos ayudarían”, relató la mujer al entrevistador.

En relación con estas instantáneas de los años 1994 y 1995, Ramos coincidió con Feijóo en que se han utilizado para hacer chantaje y en que la finalidad última de las personas interesadas en hacerlas públicas era “perjudicar” al actual presidente del Gobierno gallego.

En 2009, tras la enésima detención de Dorado, Ramos también decía que el arresto era un “montaje para desprestigiarlo”. Según ella, su marido no era narcotraficante, tenía “un yate” pero no todas las propiedades y cuentas que le atribuía la Agencia Tributaria, y era víctima de una “persecución”.

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