Rubalcaba lanza al PSM contra Aguirre, “la Thatcher española”
Tomás Gómez parte como favorito en el congreso de los socialistas madrileños
Le recibieron con un aplauso tan largo y efusivo —casi mil delegados puestos en pie—, en un territorio tan aparentemente hostil para la dirección federal —el Partido Socialista de Madrid, cuyo aparato apoyó a Carme Chacón en el congreso de febrero—, que Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo que apartarse del atril antes de iniciar su discurso, acercarse al borde del escenario, ponerse la mano en el corazón e incluso tirar algún beso. “Hacéis que me sienta como en casa”, dijo el secretario general del PSOE, que inauguraba ayer el XII congreso del PSM. No acudirá a la clausura a hacerse la foto con el ganador, por problemas de agenda según su equipo.
Este es, a pesar del cálido recibimiento, uno de los congresos regionales del partido que, según los pronósticos, pintan peor para la dirección federal: el actual líder del PSM, Tomás Gómez, que fue apoyado por Ferraz en los dos congresos anteriores y después se desmarcó de la dirección, parte como favorito frente a la candidata del sector crítico, la rubalcabista Pilar Sánchez Acera. Pero la dirección federal sostiene que trabajará codo con codo con quien salga elegido, y ayer el secretario general apeló varias veces al trabajo del “día después”.
El objetivo, un año más, es “barrer a la derecha madrileña”, en el poder en la Comunidad de Madrid desde hace 17 años, en el Ayuntamiento de la capital desde hace dos décadas y en la inmensa mayoría de los gobiernos municipales desde las elecciones de 2011. “Lo que hace falta en Madrid es que llueva a cántaros para barrer a la derecha madrileña”, dijo Rubalcaba entre aplausos. Porque el “Madrid, rompeolas de todas las Españas” de Machado “se ha convertido en el laboratorio de todas las derechas con Esperanza Aguirre, que es la Thatcher española”.
A los socialistas les corresponde “acabar con ese thatcherismo cañí, sin complejos, sin escrúpulos, de Las Vistillas”. El que, “con desparpajo, alivia las listas de espera sacando a los que esperan para ser operados”, el que “ataca a la escuela pública” —fuertes aplausos—, el del “pensamiento único” y las “recetas de derechas” frente a la crisis. Rubalcaba instó al PSM a ponerse a ello, empezando por aumentar su militancia: “Solo 18.000 militantes con seis millones de habitantes...”, reprochó.
Tomás Gómez afronta su quinto test —lleva dos congresos (2007 y 2008), las primarias de 2010 y el reciente congresillo de enero— desde su nombramiento en 2007 como secretario general del PSM. Este es su momento de mayor debilidad. Cuando llegó al cargo el apoyo era casi unánime; ahora no supera el 55%, según el reparto de delegados que se hizo para el congreso federal. En las últimas elecciones autonómicas, el PP dobló en votos al PSOE. La única salida de Gómez es la reelección.
“Os pido que en cuatro años lleguéis a 40.000. Os pido que salgáis más fuertes de este congreso. Hay que hacer frente a la fortaleza de la derecha, a este aluvión de pensamiento único. Compañeros, ¡os pido una alternativa para los madrileños!”, casi suplicó Rubalcaba. Lo que el PSM se pide a sí mismo desde hace 20 años.
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