El político que avisó al alcalde de Andratx de su detención, delegado del Gobierno
José María Rodríguez se reunió dos veces con el edil para afrontar la acción judicial en su contra
El nuevo delegado del Gobierno de Baleares es José María Rodríguez, un político polémico, cuyo teléfono fue intervenido por el juez del caso Andratx en 2006, sin hallar causa de imputación. Rodríguez, antes de la detención del alcalde de Andratx Eugenio Hidalgo –encarcelado por sus condenas a más de cuatro años por corrupción-, se reunió dos veces con el edil para afrontar la acción judicial en su contra, de la que estaba alertado el PP. Una cita fue en el despacho oficial de Jaume Matas horas antes del arresto. Aquel día Hidalgo destruyó documentos de su gabinete de Alcaldía, quedó grabado.
El edil de Andratx, minutos antes de ser detenido en su despacho por la guardia civil, comunicó por teléfono con Rodríguez, que era consejero de Interior del Gobierno Matas. Rodríguez e Hidalgo abordaron como hacer frente a la situación policial y judicial que iba a estallar, según se reveló el pinchazo de la llamada. Jaume Matas y el ahora delegado del Gobierno instaron al fiscal de Baleares, Bartolomé Barceló a denunciar a EL PAIS por publicar la información del episodio. La acción penal no prosperó.
Los fiscales del caso Andratx, Pedro Horrach y Juan Carrau, preguntaron al alcalde Hidalgo si Rodríguez y Matas le habían alertado de su detención. Rodríguez nunca fue acusado ni declaró como testigo pero si investigado, siendo consejero. Sí debió comparecer ante el Parlamento balear. Muchas veces el político del PP se ha jactado de que ha superado con creces la “prueba” del programa informático Sintel (con cientos de escuchas) del Ministerio del Interior.
El nombramiento del nuevo delegado del Gobierno de Mariano Rajoy en Baleares estaba anunciado desde hace meses. Es el fruto de los pactos internos que el polémico barón balear acordó para no dar batalla contra el nuevo líder, el ya presidente José Ramón Bauzá.
Rodríguez cultivó su faz populista y una vis controvertida en la "época” de Jaume Matas y antes de Gabriel Cañellas. Matas lo apartó de la secretaría general en Baleares y Javier Arenas quiso vetarle en su carrera para liderar el PP en Palma. La anterior alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, lo apartó de sus listas por sus dudas sobre su gestión y personalidad. Con los votos de las bases del partido en Palma tomó el control de la organización con el deseo de disputar la alcaldía de Palma. Tampoco fue considerado idóneo. Se jacta de que mientras manejó la organización y las campañas electorales logró cuatro mayorías absolutas.
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