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En el nombre del desencanto

UPyD, principal beneficiada de la debacle socialista, aspira a ser bisagra en las autonómicas

Rosa Díez, antes de la foto de la credencial de diputado en el Congreso.
Rosa Díez, antes de la foto de la credencial de diputado en el Congreso. Mondelo (EFE)

El desmoronamiento del granero de voto socialista que tradicionalmente ha sido Andalucía del que dan cuenta las dos últimas elecciones, municipales y generales, sitúa el mapa político de la comunidad ante un panorama de vuelco a cuatro meses de los comicios autonómicos. Esto ocurre no solo por los pronósticos unánimes de que el PP se hará con la presidencia de la Junta, sino por la posible ruptura del bipartidismo y el acceso de nuevas formaciones al parlamento andaluz. Y a la vista de estos recientes resultados electorales, Unión Progreso y Democracia (UPyD), el partido fundado por la exeurodiputada socialista Rosa Díez, está en disposición de entrar en la Cámara autonómica, al rebelarse como destino preferente de los electores fugados del PSOE.

El avance de UPyD es de lo más sorprendente. En apenas seis años de existencia ha desplazado ya al PA como cuarta fuerza más votada en Andalucía, y con gran distancia, al multiplicar por cinco sus votos desde las generales de hace cuatro años, y sumar 207.517 papeletas, un 4,7% del total. Este dato, con la cautela que requiere la extrapolación directa, le daría dos escaños en el Parlamento Andaluz (uno en Sevilla y otro en Málaga), aunque la dirección del partido cree que puede aspirar a otros dos más en Cádiz y Granada.

En los seis meses transcurridos entre las municipales y las generales, UPyD ha triplicado casi el número de apoyos. “La gente ya no quiere las estructuras de los dos grandes partidos, están fracasadas, eso explica al ascenso de UPyD y nosotros decimos cosas que la gente pensaba desde hace años, no proclamamos una verdad rebelada”, explica el responsable de Programa y Acción Política y número dos de la formación, Carlos Martínez Gorriarán.

De obtener representación en el Parlamento andaluz, UPyD podría además estar en situación de ser determinante para decidir el color político de la Junta. Para Eduardo Moyano, director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), la irrupción de UPyD es “una buena noticia para el PP”, porque hasta ahora la posibilidad de que los populares alcanzaran la presidencia de la Junta pasaba necesariamente por conseguir la mayoría absoluta, y la mera victoria electoral podría no valerle si existiera una posibilidad matemática de acuerdo entre PSOE e IU. Moyano también cree que el crecimiento de UPyD se explica por el “hartazgo” que los ciudadanos tienen del bipartidismo y de que sean los partidos nacionalistas catalanes y vascos quienes dispongan del poder de decisión. Frente a otras alternativas de formaciones no convencionales como podría ser Equo por ejemplo, cree que UPyD se beneficia de su “ambigüedad ideológica” porque le permite obtener votos de los espectros de izquierda y derecha. Lo compara con los partidos de corte social liberal europeos. “Es un partido de centro, moderado, pero próximo al ideario progresista de la izquierda moderada en asuntos por ejemplo como el laicismo, los derechos ciudadanos, la dependencia, o el aborto, y por ello, pese a otros planteamientos claramente conservadores como el del estado de las autonomías puede recoger antiguos adeptos del PSOE”, explica Moyano.

UPyD mantiene el formalismo cuando se imagina en el papel de bisagra. “Habría que ver quien gana y que propone, pero lo que no vamos a hacer es entrar en un reparto de puestos y de poder, aunque la gente no se lo crea”, afirma Martínez Gorriarán

La tacha de ambigüedad ideológica irrita particularmente a los dirigentes de UPyD porque la consideran una etiqueta ideada por los dos grandes partidos para desprestigiarles. “Somos menos ideologizados en el mal sentido de la palabra, la división de buenos y malos, fachas y progres, está muy superada, son viejos esquemas de la transición. Tenemos principios firmes, pero no una ideología totalizadora, excluyente, lo importante es hacer las cosas bien y con mucho sentido común”, explica Carlos Martínez Gorriarán.

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El número dos de UPyD cree que su discurso llega particularmente a “gente joven, urbana, con mayor nivel de preparación, que busca alternativas políticas y no se resigna”. Afrontan el reto de las autonómicas en una comunidad donde el PP está muy asentado en los núcleos urbanos, y en donde el voto rural sigue teniendo un componente importante, y además con un discurso que propugna la recentralización de competencias, reforzando el papel del Estado devolviéndole las relativas a educación, sanidad, justicia.

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