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“Se acabó, mamá. Dejadme sola y huid vosotros”: el sufrimiento desproporcionado de los niños con discapacidad en Gaza

Human Rights Watch denuncia en un informe las consecuencias físicas y psicológicas para estos menores tras casi un año de bombardeos, bloqueo humanitario y órdenes de evacuación

A la izquierda, Ghazal, en una foto antes del inicio de la guerra, en la ciudad de Gaza. A la derecha, estado en el que quedó su casa tras un ataque israelí el 11 de octubre. Imágenes cedidas por la madre a HRW.Foto: Hala Al-Ghoula | Vídeo: EPV
Cecilia Jan

El día más duro que recuerda la palestina Hala Al Ghoula es cuando su hija Ghazal, de 14 años, le dijo: “Se acabó, mamá. Dejadme sola y huid vosotros”. Residentes en la ciudad de Gaza, se dirigían hacia el sur de la Franja tras la orden de Israel de evacuar todo el norte, al inicio de la guerra, hace casi un año. La menor, con parálisis cerebral y dificultades para caminar, estaba exhausta. Sus padres la llevaban a cuestas, pero se cansaban rápido, y la adolescente sentía que, de esta manera, estaba poniendo en peligro a toda la familia. Lo peor, recuerda la madre, es que durante un segundo consideró si debían detenerse pese a los bombardeos o seguir caminando y dejar a su hija atrás.

Ghazal es una de los 98.000 menores de entre 2 y 17 años que vivían con alguna discapacidad en la Franja antes del 7 de octubre de 2023. “Esa cifra es mucho más alta ahora”, afirma Emina Ćerimović, directora asociada de la División de Derechos de los Discapacitados de Human Rights Watch (HRW), y autora de un informe, publicado este lunes, que recoge testimonios como el de Ghazal y su madre, así como las consecuencias para estos niños de casi un año de bombardeos, bloqueo ilegal de la ayuda humanitaria básica y órdenes de evacuación. La investigación muestra, según su autora, que “las acciones militares israelíes han infligido sufrimientos y traumas desproporcionados, especialmente a los niños con discapacidad”.

El estudio también “documenta que el uso de artefactos explosivos por parte de Israel ha causado más discapacidades entre los niños”, explica Ćerimović, en una entrevista por videollamada desde Nueva York. Es difícil conocer cifras exactas, pero las estimaciones son desoladoras: Unicef informó en diciembre de que al menos mil menores habían perdido una o dos extremidades en las 10 primeras semanas del conflicto. La Red de ONG palestinas calculaba, el 29 de junio, que unas 10.000 personas, la mitad de ellas niños, habían adquirido una discapacidad desde octubre de 2023. Save the Children informó en enero de que más de 10 niños perdían una o ambas piernas al día. “No hay cifras actualizadas, pero en este último viaje, he conocido a docenas de niños que han sufrido amputaciones”, decía el domingo desde Gaza James Elder, portavoz de Unicef, a través de un mensaje de voz.

Le gritaba a mi hijo que corriera rápido antes de que volvieran a bombardear, y entonces sentí que mi hijo era ligero, como si no tuviera peso en el brazo. Entonces, miré y no vi a mi hijo cerca de mí, y fue entonces cuando descubrí que solo le estaba sujetando el brazo
Leila Al Kafarna, madre de Malek, de 13 años, que perdió el brazo izquierdo en un bombardeo

Leila Al Kafarna, madre de tres niños de 7, 13 y 14 años, residía en Beit Hanoun, en el norte de Gaza, hasta la orden de evacuación israelí. Acabaron en el campo de Nuseirat, en el centro de la Franja, que el Ejército israelí había declarado seguro. “El 20 de octubre, Malek, mi hijo de 13 años, y yo fuimos al mercado... De repente, sentí que algo no iba bien. Cogí a Malek de la mano y le dije que teníamos que irnos, y fue entonces cuando oí algo romperse en las paredes”, contó la mujer a HRW.

La mujer perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba rodeada de escombros y cadáveres. “Todavía estaba agarrada al brazo de mi hijo, así que empecé a correr... Le gritaba que corriera rápido antes de que volvieran a bombardear, y entonces sentí que mi hijo era ligero, como si no tuviera peso en el brazo. Entonces, miré y no vi a mi hijo cerca de mí, y fue entonces cuando descubrí que solo le estaba sujetando el brazo. (...) Corrí hacia atrás, y vi a mi hijo corriendo y gritando ‘Alá, Alá' (...) Malek se desmayó”. El chico perdió el brazo izquierdo. El 19 de diciembre, fue evacuado junto a su madre a Emiratos Árabes Unidos, donde fue sometido a varias operaciones y recibió una prótesis. La madre tuvo que dejar en Gaza a sus otros dos hijos y a su marido, de 84 años y enfermo.

Hospitales desbordados y sin material médico

Ćerimović explica que los ataques israelíes sobre hospitales y el “bloqueo ilegal” impuesto por Israel impiden que los niños heridos reciban la atención adecuada, en centros desbordados y sin material médico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo 17 de los 36 hospitales de Gaza siguen abiertos y funcionan parcialmente, con escasez de medios materiales y de personal. Desde el 7 de octubre de 2023 —cuando el movimiento islamista Hamás, que gobierna en la Franja, perpetró un sangriento ataque contra Israel en el que murieron 1.200 personas, desatando la ofensiva israelí—, el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha limitado al máximo la entrada en el territorio palestino de material médico u ortopédico como anestesia, ventiladores o muletas, según denuncia HRW.

Malek, por ejemplo, estuvo tres horas en el suelo del hospital “sangrando y temblando”, cuenta su madre, antes de ser atendido. Y entonces, ante la falta de medios, solo pudieron detener la hemorragia. Otra adolescente, Ahed, de 17 años, tuvo que ser intervenida sin anestesia por su tío, cirujano, en la mesa del comedor de su casa en la ciudad de Gaza, tras recibir el impacto de un proyectil de tanque.

De igual forma, el colapso del sistema sanitario gazatí afecta a los menores que ya sufrían alguna discapacidad o enfermedad crónica, pues, según los médicos entrevistados por Ćerimović, no pueden seguir sus tratamientos, recibir rehabilitación ni conseguir medicinas. “Faltan cosas críticas, fundamentales: bolsas de hielo, bolsas calientes, infrarrojos y materiales de onda corta para tratar de hacer estimulación nerviosa”, detalla Elder. Tampoco recibir una alimentación adecuada o agua limpia, en unos niños con mayor riesgo de sufrir desnutrición y deshidratación por su fragilidad.

Muhammad, de cinco años, padece parálisis cerebral, y es intolerante a la lactosa y al gluten. “La mayor parte de su comida debería ser fruta y verdura. Pero todo lo que puedo encontrar y comprar son naranjas. El problema es que no puede masticar, así que tenemos que partirle la comida. Todo es muy caro”, se lamenta su tío, Wesam Hammad, que cuida del pequeño desde la muerte de su padre en un ataque israelí. La escasez ha disparado los precios de los alimentos, mientras que la falta de electricidad dificulta triturar la comida para los niños que lo necesitan.

El impacto psicológico se agrava en el caso de los niños con discapacidad, que temen no poder huir de los ataques, ser abandonados y que su situación pueda poner en peligro a sus familiares
Informe de Human Rights Watch

El informe de HRW destaca el daño que el conflicto está causando en la salud mental de los menores. El portavoz de Unicef también lo describe: “Hay una cicatriz psicológica. Muchos niños [amputados] no quieren que nadie mire al médico mientras los examina, ni los padres, ni siquiera ellos mismos. Es un trauma encima del trauma”. Y añade: “Aquí no hay prótesis, así que estos niños no pueden ni reanudar una vida normal”. Su organización calcula que casi la totalidad de los 1,2 millones de niños de Gaza necesitan apoyo psicosocial y de salud mental, el doble que antes del inicio de la guerra.

El impacto psicológico “se agrava en el caso de los niños con discapacidad, que temen no poder huir de los ataques, ser abandonados y que su situación pueda poner en peligro a sus familiares”, afirma el documento de HRW. Ya el propio título, “Destruyeron lo que había dentro de nosotros”. Niños discapacitados en medio de los ataques de Israel contra Gaza, que recoge otra parte del testimonio de Ghazal, muestra este profundo daño: “Desde el día en que estalló la guerra, destruyeron lo que había dentro de nosotros. Demolieron mi casa y mi habitación, que guardaban todos mis recuerdos. Se llevaron todo lo que me ayudaba a vivir, como mis aparatos [ortopédicos], mi bota y mi silla de ruedas. ¿Cómo puedo volver a ser como era sin todo esto?”, se pregunta la adolescente.

La huida de Ghazal, sin su silla de ruedas ni muletas, ni un medio de transporte accesible, es un ejemplo de que “las órdenes de evacuación de Israel no tenían en cuenta las necesidades de los niños con discapacidad, que no pueden irse tan fácilmente”, subraya Ćerimović. “El Gobierno israelí, para cumplir con el derecho internacional humanitario, tiene que asegurarse de que al ordenar una evacuación, las personas con discapacidad tengan acceso al transporte, a un refugio adecuado, a alimentos, a agua. Nada de eso era realmente accesible”, afirma. La adolescente, que vive en una tienda en Rafah, en el sur de la Franja, sigue sin silla de ruedas ni dispositivos que la ayuden a caminar, lo que acrecienta su dependencia y su miedo. “¿Qué pasaría si nos piden que abandonemos Rafah? ¿Cómo me iría?”.

Desde el día en que estalló la guerra, destruyeron lo que había dentro de nosotros. Demolieron mi casa y mi habitación, que guardaban todos mis recuerdos. Se llevaron todo lo que me ayudaba a vivir, como mis aparatos [ortopédicos], mi bota y mi silla de ruedas
Ghazal, de 14 años, adolescente con parálisis cerebral

Otro impacto en la salud mental para los niños con discapacidad es la pérdida de sus progenitores. “Son niños que tienen mayores necesidades de apoyo y sus padres suelen ser sus cuidadores y proveedores, pero también los principales defensores de su inclusión en la sociedad”, recuerda Ćerimović, que para elaborar el informe, entrevistó, entre diciembre de 2023 y mayo de 2024, a Ghazal, a 20 familiares de niños con discapacidad, a cinco médicos y a ocho representantes de organismos humanitarios, incluidos Unicef y la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA). .

El objetivo de este trabajo, explica la experta, es “presionar a Israel y a los países que le prestan apoyo militar y diplomático para que cambien de rumbo”. “Pedimos a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, y a los miembros de la Unión Europea que presionen a Israel para que garantice la seguridad y la protección de los niños con discapacidad. Pedimos a los miembros de la UE que detengan la exportación de armas a Israel mientras sus fuerzas sigan cometiendo abusos y violaciones con impunidad”, dice Ćerimović. “También pedimos a los países europeos y de otras partes del mundo que faciliten la evacuación de niños para que reciban tratamiento”, no solo de los que han resultado heridos durante el conflicto, sino de menores con discapacidades preexistentes.

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.
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