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Una mítica serpiente gigante ayuda a crear conciencia medioambiental en Malaui

Napolo, un legendario monstruo de múltiples cabezas que sale de su caverna si se le provoca y provoca devastación a su paso, sirve a los expertos para estimular la protección de la diversidad y la lucha contra el cambio climático

Serpiente gigante Malaui
Inundación en la ciudad de Blantyre, Malaui, el pasado 14 de marzo, tras el paso del ciclón Freddy.AMOS GUMULIRA (AFP)

En marzo de este año, Mary Phiri, de 40 años, se encontraba en su casa de Chilobwe, en el sur de Malaui, cuando oyó un inconfundible estampido en la lejanía. El estruendo fue adquiriendo intensidad hasta que, instantes después, una avalancha de barro y rocas se precipitó sobre la cercana montaña de Soche, arrasando todo a su paso. Al poco, las zonas aledañas se vieron azotadas por inundaciones repentinas que arrasaron casas, puentes e infraestructuras. Acto seguido, se produjo un apagón en todo el país y más de 200.000 hectáreas de tierras de cultivo quedaron arruinadas, cuando faltaban pocos días para la cosecha.

Estos incidentes causaron impresión a los meteorólogos, pero no sorpresa. Unas semanas antes, a principios de febrero, habían visto cómo una perturbación en el océano cerca de Australia se transformaba en un ciclón en toda regla al atravesar el océano Índico en dirección a África. Debido al cambio climático, los sistemas tormentosos se han vuelto más intensos y prolongados. Aquella tempestad, que afectó a millones de personas en Madagascar y Mozambique y dejó miles de muertos o desaparecidos, la mayoría de ellos en Malaui, fue una demostración de este patrón. Cuando al fin se disipó, a mediados de marzo, se había convertido en el ciclón más largo y de mayor producción de energía jamás registrado.

La causa de esta catástrofe se conoció en el mundo entero como ciclón Freddy, un nombre que representa la imprevisibilidad y la injusticia de la crisis climática provocada por el hombre. En el sur de Malaui, Phiri y otros también trataban de encontrar un sentido a los devastadores acontecimientos. Sin embargo, para explicar lo inexplicable no recurrían a la nueva ciencia, sino a viejas leyendas. Solo les venía a la mente un nombre: Napolo. Según el mito local, Napolo es una serpiente gigante de muchas cabezas que vive en las profundidades de un estanque sagrado bajo las montañas del sur de Malaui. Cuando sale de su escondite y empieza a deslizarse, se produce la devastación. Su movimiento provoca inundaciones enormes y deslizamientos de tierra mientras los tambores resuenan en toda la región.

“Esto no ha sido un fenómeno natural”, aseguraba Phiri a principios de este año, mientras visitaba los restos de lo que había sido su casa de dos dormitorios. “Nadie puede negar que fue Napolo”.

La leyenda de Napolo se remonta a 1946, año en que tuvo lugar una inundación repentina. Desde entonces, se han atribuido varios desastres y ciclones a los patrones migratorios de la serpiente. En muchas comunidades, las creencias profundamente arraigadas en la tradición se han mantenido firmes, a pesar de la progresiva concienciación sobre el cambio climático y los efectos perjudiciales del comportamiento humano. “La explicación científica de las crecidas repentinas es esclarecedora e intelectualmente liberadora, pero, en lo que a carisma se refiere, no puede competir con la imagen de una serpiente furiosa y humeante rugiendo por las laderas de las montañas con el acompañamiento sonoro de tambores, flautas y silbatos”, afirma Ken Lipenga, escritor y político.

El predominio de las creencias tradicionales podría parecer un obstáculo a la hora de sensibilizar a la población sobre el cambio climático y los riesgos cada vez mayores derivados de los peligros naturales. Sin embargo, varios artistas y ecologistas malauíes agradecen la oportunidad de utilizar la conocida historia de Napolo para difundir mensajes importantes.

Creer en la leyenda

Sosten Chiotha es director regional de la organización Leadership for Environment and Development (LEAD) en África meridional y oriental, que trabaja desde 2008 en la lucha contra el cambio climático, teniendo en cuenta los puntos de vista locales. Afirma que algunas creencias tradicionales son directamente perjudiciales, y cita el ejemplo de las mujeres ancianas a las que se culpa de provocar periodos de sequía. “Si las explicaciones son perjudiciales, debemos descartarlas y reemplazarlas por explicaciones científicas alternativas”, opina. Sin embargo, en su trabajo también ha descubierto que algunos mitos encierran un potencial enorme para ayudar a ampliar el conocimiento. Usando leyendas conocidas, los activistas pueden llegar a las comunidades y asegurarse de que sus mensajes encuentran eco en las creencias y prácticas existentes. “La leyenda de Napolo es inofensiva, ya que se puede explicar a la gente cómo prepararse para ella plantando árboles y alejándose de las zonas de riesgo”, explica Chiotha.

Varios artistas y músicos malauíes intentan transmitir mensajes sobre el cambio climático de forma que funcionen con las formas tradicionales de relacionarse con la naturaleza, no contra ellas

Varios artistas y músicos malauíes han hecho precisamente eso: intentan transmitir mensajes sobre el cambio climático de forma que funcionen con las formas tradicionales de relacionarse con la naturaleza, no contra ellas. Por ejemplo, Elias Gaveta, de Conservation Arts Malaui, dirige un proyecto folclórico junto con los jefes locales para educar a las generaciones más jóvenes. Los ancianos comparten sus conocimientos sobre el pasado y sobre cómo han cambiado las cosas, expresando sus puntos de vista tradicionales, que Gaveta y sus compañeros complementan después con explicaciones científicas. “Lo que hacemos es añadir mensajes sobre la ciencia y el cambio climático”, explica. “Los ciclones son un fenómeno natural y Napolo era un ciclón. La única diferencia ahora es que el impacto y la frecuencia de esos ciclones han aumentado por culpa de las actividades humanas y que no tenemos una infraestructura verde adecuada para proteger nuestras casas y granjas”, agrega.

Involucrándose de este modo con las comunidades, Gaveta también ha aprendido más sobre las leyendas locales. Esto le ha ayudado a dar forma a los mensajes sobre el medio ambiente y las prácticas sostenibles. “Napolo tiene un lado interesante”, afirma. “Algunas personas nos contaron que la serpiente sale cuando está irritada o la provocan, así que les aconsejamos que no talen árboles ni invadan las montañas para no enfadar a los espíritus”, apunta.

Evans Chimwala, de 30 años, adopta un enfoque similar utilizando la música. Este rapero local lanzó recientemente una canción llamada Napolo, en la que narra la historia de una víctima del ciclón Freddy. Chimwala explica que compuso la canción para consolar a los afectados por el ciclón y que usó a Napolo para hacer que su mensaje calara entre los oyentes. “El agua brotaba de la montaña. Las rocas se mezclaban con el barro. Las casas se venían abajo como si fueran de algodón”, describe en la canción.

Chimwala opina que la leyenda puede ser una ayuda —y no un obstáculo— para que más gente comprenda el cambio climático y los daños que causan los humanos al medio ambiente. De hecho, insinúa que este puede haber sido durante mucho tiempo el mensaje oculto del mito. “Mi interpretación es que nuestros antepasados entendían que Napolo atacaba siempre que la gente hacía daño a la naturaleza, como cuando talaban árboles. Deberíamos creer en la leyenda”, concluye.

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