La Pepa, esposa de Fernando VII

No hay nada para rebajar la tensión como el humor. El sexo tampoco está mal, pero ese es otro cantar. En las redes abiertas a todo el mundo, los jóvenes tuiteros que se enfrentan estos días a la EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) o EvAU (Evaluación de Acceso a la Universidad), lo que para los más talluditos era la Selectividad, descargan los nervios con chascarrillos, ironías, chanzas sobre sus propias burradas o alguna recriminación al compañero empanao que pre...

No hay nada para rebajar la tensión como el humor. El sexo tampoco está mal, pero ese es otro cantar. En las redes abiertas a todo el mundo, los jóvenes tuiteros que se enfrentan estos días a la EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) o EvAU (Evaluación de Acceso a la Universidad), lo que para los más talluditos era la Selectividad, descargan los nervios con chascarrillos, ironías, chanzas sobre sus propias burradas o alguna recriminación al compañero empanao que pregunta extrañado en su clase del “insti” dónde está todo el mundo, cuando apenas faltan unos minutos para el examen que se celebra en la universidad a varios kilómetros, como avisaron con reiteración los profesores.

También hay muchas quejas y lamentos en los miles de tuits que han convertido en tendencia esta semana a la EBAU sobre las muchas horas de estudio, los nervios, la injusticia de jugarte tu futuro por unas décimas que te permitirán entrar o no en la carrera deseada o por la ambigua formulación de una pregunta. En torno a 250.000 alumnos están llamados a pasar el trance estos días en España. Abundan, por otro lado, las críticas por las supuestas diferencias de nivel en los exámenes entre las diferentes autonomías. En este sentido, se ha convertido en un tópico aludir, haciendo una caricatura o no, a las facilidades de la prueba de matemáticas de Murcia, consistente en unir puntos de colores o realizar sencillas sumas y restas, frente a la complejidad de la de Madrid. “Y luego vendrán a quitarnos las plazas”, apunta un tuitero madrileño. Le contesta uno de Murcia en general asegurando que el principal objetivo es quitarle la plaza a un madrileño. Alguien propone un examen único para toda España y otro sostiene que la EBAU es la “única prueba de carácter público que tenemos para descartar que los niños de papá sean gilipollas”.

En los mensajes se reitera el empleo del adjetivo puto para todo. Puto examen, puta EBAU, puto concierto al que no podré ir, puto asco de estudio, puta pregunta, puto Twitter, puto botellón que me espera, puto conde duque de Olivares. Este valido del rey Felipe IV es conocido por plantar olivos y la Legión Cóndor no es la fuerza militar nazi que apoyó a Franco en la Guerra Civil, sino un tipo de pájaro, de acuerdo con el tuit de una joven que hace una personal autocrítica de su ignorancia. “Lo único bueno que tiene la EBAU es que por fin me he aprendido el DNI”, escribe otro en Twitter que se ha llenado de mensajes divertidos, liberadores, zumbones, inventados o no. “Yo saliendo del examen de historia de EBAU después de decir que La Pepa [la constitución de 1812] era la esposa de Fernando VII [rey absolutista]”, apunta otro, que adjunta una imagen de un tipo jactancioso, contento de sí mismo. “Voy a la ebau sabiendo que el momento que cambió la historia de España fue el gol de Iniesta en 2010″, señala un tercero

Un tuitero que ya debe tener sus añitos sintetiza una idea reiterada en otros mensajes: “Antes uno se enteraba de la selectividad porque no paraban de dar la turra en la tele, ahora de la EBAU te enteras porque no paran de dar la turra en twitter. Cómo avanzan los tiempos”. Hay de todo un poco, de política y también de amor. Los tuits de Ernesto Ekaizer sobre la prueba de Historia en Madrid, que incluía una foto de la victoria de José María Aznar, expresidente del PP, en 1996, han generado mucho tráfico. “Perdón no es adoctrinamiento sino propaganda subliminal de Aznar ganador en 1996... y Feijóo”, indica el periodista. También ha tenido su público el vídeo de una joven esperando a su novio a la salida de la EBAU con un ramo de flores que él acepta azorado antes de fundirse en un abrazo con ella.