_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las estaciones

Llegué a la estación Barcelona-Sants, cerré el libro y me encaminé a la salida bajo un cielo de primavera recién llegada

Control de acceso a las vías de alta velocidad de la estación Barcelona-Sants.
Control de acceso a las vías de alta velocidad de la estación Barcelona-Sants.Gianluca Battista

Llegué a la estación Barcelona-Sants, cerré el libro y me encaminé a la salida bajo un cielo de primavera recién llegada. Un conductor me estaba esperando para llevarme a los estudios de RTVE en Sant Cugat del Vallès donde iba a grabar una entrevista con María Casado. Mientras entraba en el coche, pensé que no debía olvidarme de contarle que había coincidido en Atocha con Antonio Banderas, productor del programa Las tres puertas en el que iba a participar. Pero de golpe me vi envuelto en un olvido mucho más grave. Me había dejado en el tren un sobretodo, regalo de mi hija por el día del padre. Andén cinco, vagón cuatro, asiento 12A, allí estaba perdido mi sobretodo, un regalo que me emocionaba de manera especial. Hay momentos en los que un padre necesita ser cuidado. Yo era el perdido. Por suerte, el conductor me empujó a salir de la derrota e intentar la recuperación de mi sobretodo.

Y me decidí, corrí a la estación, hablé con la vigilante que cerraba el paso a las vías, fui al mostrador de atención al cliente, pedí perdón por saltarme la cola, un operario improvisó un permiso para entrar de nuevo en los andenes, llegué al tren y recorrí los vagones de forma desorientada porque se habían apagado en las ventanillas de las puertas los letreros luminosos que ordenan el mundo. ¿Dónde estás, dónde, vagón cuatro, asiento 12A? Allí estaba mi sobretodo, en el respaldo del asiento que había sido mío. Celebré como un nuevo regalo la modesta recuperación que me había permitido la amabilidad de Renfe.

Primavera recién estrenada. Pensé en llamar a mi hija para contarle la aventura. Se reiría de mi mala cabeza y se alegraría del desenlace. Pero el altavoz de la estación me sacó de mis cavilaciones. En el andén dos estaba estacionado un tren con destino Madrid-Puerta de Atocha Almudena Grandes.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_