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tribuna
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¿Puede el Reino Unido reincorporarse a la Unión Europea?

Si alguna vez llega a celebrarse otro referéndum, la consulta será si el país debe convertirse en miembro de pleno derecho de la UE con sus ventajas y sus inconvenientes

Brexit
Un manifestante anti-Brexit participa en una protesta en Londres el pasado 9 de enero.Victoria Jones (AP)
Wolfgang Münchau

Los economistas tienen un viejo chiste que últimamente han vuelto a sacar a colación en los debates: en el mundo hay como mucho cinco personas que entienden el dinero. Permítanme tomar prestada este comentario: en el Reino Unido hay como mucho cinco personas que entienden la Unión Europea. Me refiero a entenderla realmente, no a las caricaturas color de rosa o resentidas de la UE que se arremolinan en las cabezas de los partidarios de la permanencia y de los contrarios a ella.

Las encuestas actuales en el Reino Unido nos dicen que alrededor del 60% de los entrevistados piensa que el Brexit fue un error, lo cual, a su vez, nos dice que el Reino Unido tiene que afrontar las razones de que esto sea así. Pero, independientemente de cuál sea su punto de vista, tengan cuidado de no sacar falsas conclusiones inversas. Que el 60% piense que el Brexit fue un error no significa que el 60% quiera volver a la Unión Europea.

Oigo los primeros murmullos de una campaña a favor de Europa. Mi consejo al Equipo UE sería que utilice el tiempo sabiamente. Les diría que no empezaran donde lo dejaron en 2019. En particular, que no piensen en el acuerdo que pueden conseguir, y que ni siquiera lo planteen en términos de una relación transaccional. Que, en vez de eso, piensen en lo que quieren que haga la UE y en cómo quieren que el Reino Unido contribuya a ello. La última vez no fue así.

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Incluso si el Reino Unido volviera a solicitar la adhesión, por ejemplo, dentro de 10 años, la UE seguramente no le ofrecería el mismo trato que tenía cuando se marchó.

El Reino Unido tenía una cláusula de exclusión voluntaria del euro y de la zona Schengen de libre circulación. También tenía una especie de cláusula de no participación en la Carta de los Derechos Fundamentales y en todo lo relativo a la seguridad interior y a la justicia. En sus últimos 20 años de pertenencia a la Unión, no era realmente un miembro pleno.

Cuando el Reino Unido vuelva a solicitar su integración, la Unión Europea habrá avanzado en varios ámbitos políticos. Es poco probable que Londres recupere su condición de centro financiero de la zona euro. Fráncfort y París se han quedado con parte del negocio londinense. Milán se está acercando rápidamente. Recuerdo bien que Mario Draghi, cuando ocupaba el cargo de presidente del Banco Central Europeo (BCE), se centró en obstaculizar la posición de la capital británica como núcleo financiero de la eurozona. El BCE pensaba que era una insensatez que la segunda zona monetaria más grande del mundo dependiera de un centro situado fuera de su territorio. Se puede dar por hecho que la institución bancaria insistirá en que el Reino Unido debe integrarse en el euro si quiere volver a la Unión. ¿Se le ha ocurrido siquiera pensar en ello al Equipo UE?

Casi con toda seguridad, Francia hará hincapié en que el Reino Unido se sume a las políticas de la Unión en materia de inmigración e interior. ¿Por qué iba a querer Francia una frontera exterior en su costa septentrional cuando puede externalizar el problema al Reino Unido?

Deberíamos recordar que la UE no ofreció al Reino Unido sus cláusulas de exclusión de buena gana. El Reino Unido la chantajeó para que se las concediera amenazando con vetar las sucesivas revisiones del Tratado de la Unión, empezando por la de Maastricht a principios de la década de los noventa. Pero cuando el Reino Unido solicite su reincorporación, las tornas habrán cambiado. Cada uno de los 27 Estados miembros actuales tendrá derecho de veto sobre su adhesión.

Algo que también ha cambiado desde la salida del Reino Unido es que Alemania y Francia han consolidado su poder sobre la regulación. La Comisión Europea ha propuesto recientemente la suspensión de las normas sobre ayudas estatales en respuesta a la ley estadounidense de reducción de la inflación. Esto ayudará sobre todo a Alemania a manipular la política económica de la UE aún más a su favor. Alemania domina el debate sobre regulación en la Unión porque habla en nombre de varios países más pequeños que forman parte de la zona económica alemana en sentido amplio. Resulta difícil imaginar cómo podría imponerse el Reino Unido en este terreno.

Puede que existan opciones que no sean la adhesión. Andrew Duff, exeurodiputado y sin duda uno de los cinco británicos que entienden la Unión Europea, lleva tiempo pidiendo una reforma de los tratados europeos para hacer que las diversas relaciones de la UE con terceros países confluyan en una única forma de pertenencia asociada. Encuentro muchos atractivos en esta propuesta, aunque solo sea porque abriría la vía más realista que se me ocurre para que el Reino Unido se reincorpore a la Unión. Por desgracia, en estos momentos la UE no avanza en esa dirección.

La alternativa sería la opción de Noruega, pero el Reino Unido volvería a estar sometido a la legislación europea, se vería obligado a reintroducir la libertad de circulación, y no podría participar en ninguna decisión. Yo lo propuse como una solución transitoria tras el Brexit. No obstante, resulta inadecuado como régimen permanente para un país grande que quiera entrar en la UE.

Así pues, si alguna vez llega a celebrarse otro referéndum, la consulta no irá de arrepentimientos, sino de si el Reino Unido debe convertirse en miembro de pleno derecho de la UE con sus ventajas y sus inconvenientes. No estoy seguro de que el Equipo UE tenga ninguna posibilidad de ganar una consulta así, a menos que empiece a reflexionar seriamente sobre la Unión como tal. La UE también tendría que cambiar. Asimismo, sería un error reducir el objetivo únicamente a la reincorporación. Lo último que querría nadie sería que el Reino Unido volviera a integrarse para volver a marcharse al cabo de unos años.

Por tanto, he llegado a la conclusión de que la mejor línea de acción política en este momento es conseguir que el Brexit funcione. Ahora bien, si uno es lo bastante valiente, o lo bastante insensato, para apostarlo todo a la integración plena en la Unión, tendrá que asegurarse de que su equipo cuenta con más de cinco personas que conocen a fondo la cuestión.

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