El terremoto de las tecnológicas también sacude a China

Las grandes plataformas del gigante asiático han despedido a decenas de miles de trabajadores desde el inicio de la pandemia

Varios ciudadanos chinos consultaban el día 10 sus móviles ante un anuncio de Alibaba para el Día del Soltero instalado en una estación de metro de Shanghái.Qilai Shen (Bloomberg)

Las empresas digitales de Estados Unidos están sufriendo un seísmo que ha dejado en la calle a más de 60.000 trabajadores en lo que va de año. Solo en noviembre Meta, Twitter y Salesforce han echado a 24.000 personas y Amazon despedirá a 10.000. Pues bien, en China pasa lo mismo. Desde que empezó la pandemia se c...

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Las empresas digitales de Estados Unidos están sufriendo un seísmo que ha dejado en la calle a más de 60.000 trabajadores en lo que va de año. Solo en noviembre Meta, Twitter y Salesforce han echado a 24.000 personas y Amazon despedirá a 10.000. Pues bien, en China pasa lo mismo. Desde que empezó la pandemia se calcula que sus gigantes Baidu, Didi y Alibaba han prescindido de decenas de miles, entre el 15% y el 20% de sus plantillas, según cálculos del sector. Esta semana, Tencent, la plataforma china más valiosa, ha anunciado más recortes después de despedir a 7.000 personas este año. Es la primera vez desde la crisis de 2008 que un sector se tambalea así y genera tanta desconfianza.

En el gigante asiático, aunque el sector tecnológico está en manos privadas va de la mano del Gobierno. El presidente Xi Jinping ha hecho un llamamiento para que Pekín “gane la batalla” tecnológica. China va a apoyar a sus compañías, aunque vengan tiempos duros, porque para Pekín son un sector estratégico. Lo curioso es que, al mismo tiempo, no quiere darles demasiadas alas. Por eso les ha impuesto leyes estrictas para frenar su crecimiento, y eso ha provocado parte de los despidos. Les exige que enseñen sus algoritmos, algo que en Estados Unidos Meta o Alphabet han conseguido evitar, alegando que son secretos comerciales. Otra diferencia es que en China las plataformas son responsables del contenido que cuelgan los famosos. Por ejemplo, tendrían que dar explicaciones si alguno propaga un bulo médico. Y responder en caso de que se publique algo “que debilite, distorsione o niegue el liderazgo del Partido Comunista”.

Será interesante ver cómo China y EE UU, las dos potencias globales, compiten en este nuevo escenario con menos recursos y más escrutinio de los ciudadanos. Porque, al igual que en Occidente, los usuarios chinos también se quejan de falta de explicaciones y fallos de seguridad.

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En los próximos años veremos cómo se recolocan muchas piezas en el mundo digital en medio de este pulso. Parece que China seguirá marcando un compás doble, aplicando restricciones en su territorio para que las plataformas estén alineadas con el Gobierno, y apoyándolas en el exterior para conseguir otro éxito como TikTok, que ya tiene unos mil millones de usuarios en todo el mundo. Como consumidores, debemos saber que las plataformas estadounidenses, al margen de muchas bondades, hacen negocio gracias a un modelo extractivo de datos, difunden mentiras y fomentan la polarización. De las chinas no hay que perder de vista que se deben a uno de los gobiernos más opacos del mundo, que prioriza la seguridad nacional por delante de la privacidad. No hay más que ver cómo actúan ante un robo masivo de datos, como el que ocurrió el verano pasado cuando el pirateo a la Policía de Shanghái dejó expuestas a millones de personas y el Gobierno decretó silencio total.

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