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GABINETE CLAUDIA SHEINBAUM
Columna
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Martí Batres al ISSSTE, razones para el optimismo

Aunque no lo parezca, la llegada del jefe de Gobierno capitalino al organismo, que tanta designación sin pies ni cabeza ha aguantado, es la solución menos mala

Martí Batres en un evento en Ciudad de México, en 2024.
Martí Batres en un evento en Ciudad de México, en 2024.Gobierno de CDMX
Salvador Camarena

Si alguien anda buscando señales del talento y oficio de Claudia Sheinbaum, la designación de Martí Batres como futuro director del ISSSTE es una de ellas. Y una no menor.

La presidenta electa tiene un circo de múltiples pistas (ojalá fueran solo tres). Y una de las más complicadas es dar gusto a tanto y tanta compañera que se cree merecedor de una medalla tras el 2 de junio.

Largos ríos de tinta se han escrito sobre los malabares que tiene que hacer la ganadora de la elección presidencial para acomodar a los recomendados de Palacio Nacional. Y aún no termina con esa lista.

Mas en otro grupo de chambistas (porque eso es lo que tenemos en muchos nombres de suspirantes al gabinete, personas que andan buscando hueso, no necesariamente encargo) están los gobernadores que entregarán sus Estados después de la elección de 2 de junio.

Y entre ellos está Martí Batres, que no llegó a una Secretaría de Estado, que no espera una embajada, pero que ya se veía, dicen las malas lenguas, construyendo un millón de viviendas.

El jefe de Gobierno sustituto será enviado al ISSSTE. Qué culpa tiene esa institución para que se improvise a quien está muy lejos de ser médico o especialista en salud pública (al contrario, tuvo dolores de cabeza por no cuidar la higiene en otro puesto), ni idea.

En el Gobierno y la política, ya se sabe, luego se tiene que optar por el menor de los males: y aunque no lo parezca, la llegada de Martí al benemérito ISSSTE, que tanta designación sin pies ni cabeza en este y otros sexenios ha aguantado, es eso, la solución menos mala.

Porque ahí Martí Batres tendrá: la mirada atenta de Claudia Sheinbaum, que quiere avanzar en la promesa, fallida varias veces en la actual administración, de construir un sistema de salud universal. Batres tiene que darle resultados a la presidenta sí o sí.

Además, dirigirá un instituto que tiene, por decirlo de alguna forma gerencial, competencia: si el IMSS mejora, el ISSSTE no puede quedarse atrás; si el abasto médico es al fin reparado, el de la institución para burócratas y sus familias tendrá que caminar también.

Encima, y sobre todo tras la pandemia y por la fallida promesa de López Obrador de legar una salubridad “como de Dinamarca”, el ISSSTE y sus servicios están en constante vigilancia por parte de la ciudadanía y en general por la opinión pública.

En conclusión, Sheinbaum pondrá a su sucesor en la Ciudad de México en un aparador de alta visibilidad, dentro de un sector que ahora sí tendrá una cabeza con prestigio reconocido, y con un encargo que podrá ser evaluado contra otros institutos de salud y por los derechohabientes.

La jugada de la presidenta electa es redonda porque además conjuró el riesgo político de que se capturara a un organismo importantísimo de la estructura gubernamental. Porque, según varias versiones, el premio de consolación que le hubiera gustado a Martí era el Infonavit.

Uno de los proyectos estrella de la próxima administración es el de construir un millón de casas. Esa promesa presidencial tiene en el Infonavit uno de sus cimientos. Darle el instituto de la vivienda de los trabajadores a Martí habría sido entregarlo a un movimiento urbano.

Qué bueno que las reivindicaciones por los derechos de los sectores populares ahora sean prioridad. Pero para que, precisamente, esa agenda, que incluye vivienda, llegue a buen puerto se requiere de perfiles técnicos que resuelvan enormes retos financieros y logísticos.

Si hay relevo en el Infonavit ojalá la presidenta confirme su buen tino. Por lo pronto, con Martí en otro lado, ese instituto, poco entendido en general pero clave en muchos sentidos para los trabajadores, tiene una segunda oportunidad. Y hoy eso ya es mucho decir.

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