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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La inflación, bajo control

La situación se revela no solo en las magnitudes observadas de los incrementos de los índices de precios al consumidor en diversos países, sino también en la evolución reciente de las presiones inflacionarias en general

Mujer comprando en Ciudad de México
Una mujer compra verduras en un mercado en Ciudad de México.Daniel Augusto (CUARTOSCURO)

La inflación en el mundo ha comenzado a ceder. Esto se revela no solo en las magnitudes observadas de los incrementos de los índices de precios al consumidor en diversos países, sino también en la evolución reciente de las presiones inflacionarias en general. En Estados Unidos, por ejemplo, la inflación ha disminuido de su punto reciente más alto de 9,1% anual, alcanzado en el mes de junio de 2022, a solo 4% en mayo de este año. En la zona euro, la inflación bajó de un máximo de 10,6% anual en octubre de 2022 a solo 5,5% en junio de 2023. Dentro de esta región, hay casos aún más exitosos. Por ejemplo, la inflación anual de junio en España fue de solo 1,6%, bastante por debajo de la media de la zona euro y ya incluso menor al objetivo definido por el Banco Central Europeo de 2%. En Brasil, la inflación ya está en solo 3,94%, muy por debajo de la tasa máxima de 12,1% en abril de 2022.

Por otro lado, los índices de presiones en las cadenas globales de valor prácticamente han regresado a sus niveles prepandemia. El costo de envío de contenedores desde Asia ya ha revertido casi por completo el aumento observado durante la pandemia (que en algunos casos fue de hasta 1.400%). En parte por ello, pero sobre todo por las reducciones que se han observado en los precios de los energéticos y de varias materias primas, los índices de precios al productor en diversas regiones en el mundo han comenzado a mostrar disminuciones significativas, lo que implica que en algunos casos la inflación anual de este índice es incluso negativa.

Por supuesto, la inflación está aún por encima de los objetivos establecidos por la mayoría de los bancos centrales. En este sentido, la lucha contra la inflación aún no puede considerarse terminada ni debemos cantar victoria en forma anticipada. Sin embargo, lo cierto es que se ha avanzado bastante en el combate a la inflación. En primer lugar, se evitó que la inflación se mantuviera alta por un periodo demasiado prolongado. En ese sentido, el fantasma de un regreso a los años de inflaciones elevadas se ha desvanecido. En segundo lugar, la mayoría de los bancos centrales reaccionaron en forma relativamente rápida y llevaron pronto sus tasas a zona restrictiva, es decir, a niveles suficientemente altos como para comenzar a incidir negativamente en la demanda agregada (consumo e inversión), lo que ha contribuido a reducir las presiones inflacionarias en general. Finalmente, esta situación, en conjunto con los factores globales mencionados arriba, seguramente ayudará a que la tendencia a la reducción de la inflación continúe en los meses subsecuentes. Esto implica que en los próximos 12 a 18 meses la situación inflacionaria en general finalmente podría regresar a los niveles que prevalecían previo a la pandemia.

En el caso de México, la inflación ha disminuido de 8,77% en la segunda quincena de agosto de 2022 a 5,18% en la primera quincena de junio de 2023. Más aún, la inflación general ha venido disminuyendo a un ritmo similar al que anticipó el Banco de México en noviembre del año pasado y bastante mejor del que anticipó en la revisión de sus pronósticos de febrero de este año. Como resultado de este mejor desempeño, el propio Banco de México ha corregido a la baja sus pronósticos de inflación en las últimas tres decisiones de política monetaria. Mientras que, en febrero, Banxico anticipaba una inflación de 6,4%, 5,3% y 4,9% para los últimos tres trimestres de este año, ahora prevé que las cifras serán de 5,7%%, 5,0% y 4,6%, respectivamente.

Extrañamente, a pesar de dichas correcciones a la baja, el instituto central mexicano ha reiterado, por décima octava ocasión consecutiva, que el balance de riesgos de sus pronósticos de inflación se mantiene al alza. Debido a esta disonancia en la comunicación del Banco de México, quizás no debería sorprender que las expectativas de los especialistas difieran de los pronósticos del Banco. En efecto, mientras que el Banco de México espera que la inflación promedio del último trimestre de 2023 sea de solo 4,6%, los especialistas del sector privado siguen esperando una inflación de fin de año de 5%. La brecha entre pronósticos y expectativas para fines de 2024 es aún mayor (3,1% versus 4%). A pesar de esto, el hecho de que el Banco de México haya logrado contener la inflación al consumidor en un solo dígito, que haya alcanzado una postura monetaria claramente restrictiva desde hace varios meses y que la inflación anual de precios al productor haya sido de 0% en mayo de este año, todas ellas son señales positivas en el sentido de que la inflación, aunque todavía alta, parece estar bajo el control de las autoridades monetarias mexicanas. Esto no es un logro menor, considerando que todavía hasta hace algunos meses había quienes preveían el retorno de una inflación alta y persistente no solo en México, sino en todo el mundo. Afortunadamente, ese escenario se ve cada vez más lejano.

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