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Tribuna
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Salgan de la capital

Para ser el presidente mexicano que más había recorrido el territorio nacional antes de llegar al poder, López Obrador ha delegado el manejo de la pandemia en una visión centralista

El presidente Andrés Manuel López Obrador y Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud durante una conferencia de prensa en Palacio Nacional.
El presidente Andrés Manuel López Obrador y Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud durante una conferencia de prensa en Palacio Nacional.Andrea Murcia (Andrea Murcia)
Javier Garza Ramos

La confusión se dio desde el principio.

Cuando comenzó a aplicarse la tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 a adultos mayores, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, anunció con satisfacción que no sería necesario registrarse en la página web para de ahí imprimir un papel que se debía llevar al centro de vacunación, como ocurrió con las primeras dosis. De modo que en los primeros Estados donde comenzó la inyección de refuerzos, los mayores de 60 años acudieron sin necesidad de trámite previo.

Pero sin decir agua va, en algunos Estados las delegaciones del Gobierno federal, que son las encargadas de instalar y manejar los módulos de vacunación, anunciaron que sí era necesario el registro en la página de “Mi Vacuna”.

Durango fue uno de esos Estados, porque el 14 de diciembre comenzó a aplicarse el refuerzo a adultos mayores. Pero muchos no sabían que debían registrarse en Internet, solo habían escuchado que no era necesario. De modo que fueron por la vacuna solo para ser regresados porque no traían el expediente impreso.

Al mismo tiempo que eso pasaba, en la Ciudad de México López-Gatell rectificaba: siempre sí era necesario inscribirse en Internet. Dijo el funcionario que la razón del cambio era para evitar las filas. Pero al no conocer lo que ocurre fuera de la capital del país y el caos que han sido las jornadas de vacunación en muchas ciudades, asume que todo el país es como la Ciudad de México.

Para un funcionario en la Ciudad de México es muy fácil exigirle a un adulto mayor que se registre en una página web, aun cuando esta población es la que tiene menos acceso a Internet o facilidad para usarlo.

Ignoran, por ejemplo, que cuando se empezaron a aplicar las primeras dosis de vacunas a adultos mayores en Torreón, Coahuila, una jovencita de 12 años tuvo que ayudar a sus abuelos que vivían en un ejido llamado Albia, a generar e imprimir sus formatos de registro porque ellos ni idea tenían. Pronto los vecinos de sus abuelos le pidieron ayuda y luego pobladores de ejidos cercanos escucharon que había una joven ayudando a adultos mayores. En una semana, Iveth Camila Ortiz había registrado a más de 500 personas a las que luego ayudó a transportar al centro de vacunación.

Por eso se agradecía que en esta ocasión no fuera necesario tener que ir a la página web a hacer el trámite. Hasta que alguien en la capital cambió de opinión.

Desde la capital es imposible observar las limitaciones que tienen las delegaciones federales para llevar a cabo las jornadas. En Gómez Palacio, Durango, muchos adultos mayores que llegaron por su tercera dosis el 14 de diciembre fueron regresados por los brigadistas de la Secretaría del Bienestar porque no traían su expediente generado en Internet, a pesar de que la Secretaría de Salud había dicho que no era necesario.

Además, los organizadores tuvieron la idea de vacunar a tres grupos al mismo tiempo: tercera dosis para adultos mayores, primera dosis para adultos rezagados de cualquier edad y segunda dosis para adolescentes que se habían puesto la primera a fines de noviembre. Pero decidieron hacer la jornada en un solo lugar. En una ciudad de más de 300.000 habitantes, como lo es Gómez Palacio, solo había una sede de vacunación para atender a estos tres grupos nada más durante cinco días. El lugar estaba abarrotado y la espera fue de horas.

Pero aparte de los adultos mayores regresados por no llevar su formato impreso, muchos adolescentes también fueron regresados porque los organizadores les dijeron que cada uno debía ir dependiendo del día que había recibido su primera dosis. El martes 14 solo se atendería a los que tuvieran la dosis anterior puesta el 23 de noviembre. De otra forma tenían que esperar. Un requisito razonable para evitar multitudes, el problema era que nunca se hizo un anuncio de que así estaba organizado.

Torreón y Gómez Palacio son el núcleo de la zona metropolitana de La Laguna, una ciudad de más de un millón de habitantes. Por estar en dos Estados distintos, las autoridades en la capital a veces piensan que están a kilómetros de distancia.

Por ejemplo, en varias jornadas de vacunación en Gómez Palacio, las dosis han tenido que ser enviadas por tierra desde Durango, a 250 kilómetros de distancia, pues allá es donde las autoridades federales las reciben para distribuirlas, sin tomar en cuenta de que a 15 kilómetros del centro de Gómez Palacio está el aeropuerto de Torreón, a donde regularmente llegan embarques de vacunas en vuelos militares, pero solo para Coahuila.

Ignorar las realidades locales también tuvo efecto en la eficiencia de la vacunación. La Ciudad de México es la única entidad del país donde el gobierno federal permitió al gobierno local organizar las jornadas de vacunación y por eso la gestión ha sido tan elogiada: son los sistemas estatales de salud los que más experiencia para atender a sus habitantes. En Torreón, por ejemplo, hay no menos de 30 centros del gobierno estatal o federal, desde clínicas comunitarias hasta hospitales del Seguro Social, donde todos los días se da atención médica o se ponen vacunas de todo tipo. Solo uno de ellos ha sido usado como sede de vacunación contra Covid-19

Centralizar la organización ha provocado retrasos en la llegada de dosis o que se acaben a media jornada porque no se enviaron suficientes, y la aglomeración de personas en unos cuantos centros de vacunación porque no se echa mano de todos los recursos locales.

Este afán por centralizar no es nuevo. Lo que pasa hoy con las vacunas sucedió al principio de la pandemia con las pruebas para detectar el coronavirus. La obsesión del Gobierno federal por centralizar las pruebas provocó, por ejemplo, el primer brote masivo de covid-19 dentro de un hospital mexicano, donde un paciente estuvo cinco días con síntomas de covid-19 antes de que se le hiciera una prueba.

Para ser el presidente mexicano que más había recorrido el territorio nacional antes de llegar al poder, Andrés Manuel López Obrador ha delegado el manejo de la pandemia en una visión centralista que no sólo ignora, sino que no le importa ignorar, las realidades más allá de la Ciudad de México.

Javier Garza Ramos es un periodista basado en Torreón, Coahuila.

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