Javier Aguirre y Rafa Márquez, al frente de la selección mexicana para el Mundial de 2026
La Federación Mexicana de Fútbol intenta reparar una serie de malas decisiones al planear un plan rumbo a las próximas dos Copas del Mundo
La Federación Mexicana de Fútbol ha tenido que recurrir a su salvador habitual para la selección. Javier Aguirre (Ciudad de México, 65 años) ha sido el elegido para dirigir a México en el Mundial de 2026. Será su tercera etapa al frente del conjunto nacional. En las tres ha asumido el mando en momentos de crisis. Esta vez, tendrá como escudero y auxiliar a Rafael Márquez, hasta ahora entrenador de la filial del Barcelona. La apuesta de largo aliento será que el excapitán mexicano dirija a México en el proceso mundialista rumbo a 2030.
Hace una semana, la FMF decidió cortar de tajo el proceso de Jaime Lozano, joven entrenador que había convencido a la cúpula de dirigentes mexicanos para tener una oportunidad. Primero empezó como el seleccionador que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio; luego tomó a la selección mexicana previo a una Copa Oro, que terminó por ganar. Sin embargo, las agruras empezaron cuando su equipo y decisiones hicieron perder a la selección la final de una Nations League ante el némesis de los mexicanos, Estados Unidos. Lo que terminó por derruir su gestión fue la participación en la Copa América, donde sus pupilos cayeron en fase de grupos y con un solo gol a favor. Lozano intentó renovar a la selección, sin Memo Ochoa o Raúl Jiménez, pero no pudo encontrar fortuna.
Aguirre terminó su contrato la temporada pasada con el Mallorca, en un año inédito para el club español: alcanzar la final de la Copa del Rey. El club, además, se salvó del descenso. Eso catapultó al entrenador mexicano para ser considerado por la federación de su país. Aguirre, en más de una ocasión, rechazó hacerse cargo del empleo. E incluso apoyó que Lozano se mantuviese al frente. El preparador físico fue convenciéndose conforme pasaron las semanas para aceptar la propuesta hecha.
Las últimas dos gestiones de Aguirre tienen un agridulce recuerdo. La primera vez, recompuso el camino de México hacia el Mundial de 2002. Recuperó la alegría y juntó a un equipo talentoso, pero su mayor pecado fue errar en la estrategia en el partido de octavos de final frente a Estados Unidos, un rival a modo. Su segunda gestión fue en el ciclo de Sudáfrica 2010, donde volvió a levantar la autoestima de sus futbolistas y los clasificó al Mundial. Logró una victoria inédita ante Francia (2-0), aunque sus alineaciones en el último partido de la fase de grupos, contra Uruguay, comprometieron a su selección. En octavos de final, la selección cayó goleada 3-1 contra Argentina. En la previa de ese partido, Aguirre dejó una de las escenas más dolorosas para los suyos al salir con semblante sombrío y lleno de pesimismo.
Márquez, el becario
Nunca en la historia del fútbol mexicano se había celebrado el anuncio de un auxiliar técnico. El caso de Rafael Márquez eleva las ilusiones de los mexicanos. Se trata del último gran capitán de la selección, el último gran ídolo, el gran futbolista que lo ganó todo con el Barcelona, incluidas dos Champions League. Márquez, en cuanto se retiró, tras el Mundial de 2018, tenía la ambición de ser entrenador. De hecho, durante esa Copa del Mundo en Rusia fungía como consejero del estratega Juan Carlos Osorio. Márquez se involucró en la gestión de futbolistas a partir de 2020 en España. Su verdadera gran oportunidad fue en junio de 2022 cuando le dieron la dirección técnica de un equipo filial del Barcelona.
Márquez se desligó del conjunto catalán el pasado domingo para poder ser anunciado este lunes. El plan de los federativos es que Márquez pueda ganar la experiencia que le falta para primero ser auxiliar en 2026 y luego cederle los mandos para el ciclo de 2030.
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