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La batalla por el agua en Ciudad de México entra en campaña política

Los problemas de abastecimiento de la capital desatan la preocupación del Gobierno federal y el intercambio de acusaciones entre la oposición y el partido gobernante

Habitantes de la alcaldía Iztapalapa llenan cubetas ante la escasez de agua, en noviembre de 2023.
Habitantes de la alcaldía Iztapalapa llenan cubetas ante la escasez de agua, en noviembre de 2023.Silvana Flores
Almudena Barragán

Ciudad de México, la ciudad más poblada de Latinoamérica, sufre las consecuencias de la sequía y de una larga historia de explotación de sus acuíferos. Como resultado, más de 200 barrios y colonias han vivido cortes o ausencia total de agua corriente desde principios de año. Las protestas de los afectados, tanto en la capital como en la zona metropolitana, han ido en aumento y el descontento ya salpica a las autoridades y a los aspirantes a la Jefatura de Gobierno de las próximas elecciones del 2 de junio. Sumado a esto, planea el fantasma de que la megalópolis podría llegar en cuatro meses a un Día Cero donde no quede agua para nadie, lo que ha hecho saltar las alarmas del propio presidente López Obrador. La semana pasada, el mandatario convocó un gabinete de crisis con altos funcionarios y responsables de la gestión para resolver el asunto. El éxito o el fracaso del plan amenaza con convertir el tema en un arma política. El agua no suele dar votos, pero sí que los quita cuando hay problemas en su abastecimiento.

Resulta paradójico pensar que la capital adolezca de estos problemas, cuando hace 500 años estaba construida sobre un inmenso lago. Sin embargo, con el paso de los siglos, el lago fue desecado y la mayoría de los ríos soterrados para poder seguir construyendo en la superficie. Actualmente en la capital viven más de nueve millones de personas, una cifra que asciende a 20 millones, si se cuenta con los habitantes del Área Metropolitana del Valle de México. El 70% del suministro proviene de pozos y el otro 30%, aproximadamente, es alimentado por el Sistema Cutzamala, una red de presas que abastecen a la capital desde otros Estados.

Un reciente informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ponía el foco en los bajos niveles que lleva arrastrando el Cutzamala desde hace tres años por la falta de lluvias y la sequía. Las presas del sistema se encuentran al 39% de su capacidad y eso ha obligado a las autoridades a cerrar la llave cada cierto tiempo. El problema del agua no solo tiene que ver con el cambio climático, la deforestación y la ausencia de lluvias. También con la sobeexplotación del acuífero subterráneo, la inmensa cantidad de fugas y una infraestructura obsoleta que requiere una reforma urgente. “Es la crónica de una tragedia anunciada”, dice Manuel Perló, profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “Cada segundo en Ciudad de México se pierden 12.000 litros de agua”, explica. Es decir, el equivalente a 865 albercas olímpicas que cada día son tiradas por el desagüe sin que nadie haga nada.

López Obrador acusa a la oposición de querer politizar el tema de la escasez por la proximidad de las elecciones y ha asegurado que su Gobierno está trabajando para revertir la situación. El presidente ha reconocido que es necesario invertir en infraestructura para evitar que el problema siga agrandándose. El Gobierno de Ciudad de México invirtió en esta Administración 17.000 millones de pesos para rehabilitar el sistema Lerma, paralelo al Cutzamala, y tratar de controlar la enorme cantidad de fugas de la red, sin embargo, el esfuerzo no ha sido suficiente. “Se requiere una inversión de más de 100.000 millones de pesos adicionales al presupuesto para solucionar el problema”, apunta Perló. El jefe de Gobierno, Martí Batres, ha asegurado que el servicio de agua está garantizado en la capital a “corto, mediano y largo plazo”. “Las fuentes que tiene la Ciudad de México, son diversas. No es una fuente, son muchas y eso permite asegurar el servicio de agua potable para los habitantes de la Ciudad de México”, declaró esta semana.

La candidata de Morena, Clara Brugada, y Santiago Taboada, candidato de la coalición PRI, PAN, PRD, en entrevista con este diario, coinciden en que el problema del desabastecimiento es una prioridad que debe ser atendida y uno de los temas más importantes para la ciudad. Sin ahondar en sus programas por la veda electoral, ambos critican al rival y evaden responsabilidades, pese a que los dos fueron alcaldes de dos de las delegaciones más importantes de la capital: Iztapalapa y Benito Juárez, directamente afectadas por la falta de agua.

De ganar en las próximas elecciones, el reto será mayúsculo. “Es un tema que no lo puede resolver solo una alcaldía ni lo puede resolver solo la ciudad, tiene que verse de manera metropolitana y megalopolitana. Tiene que convertirse en una política de Estado”, responde la candidata de Morena, el partido que gobierna la ciudad. “El tema del agua tiene muchas aristas: medioambientales, de desigualdad, de seguridad... Lo único que ha demostrado Morena y el grupo que ha gobernado la ciudad en estos últimos 27 años es un rotundo fracaso y abandono porque no se invirtió ni atendió el problema”, señala Taboada.

Ambos candidatos utilizan los problemas de abastecimiento como arma arrojadiza. “Están tratando de convertir en botín político la escasez del agua. Es mentira que el Cutzamala va a llegar a cero o que no vamos a tener agua”, responde Brugada. Ambos candidatos defienden el manejo del agua que hicieron durante su gestión. “Yo viví y goberné el lugar con mayor escasez de agua de la ciudad y sé de lo que estoy hablando. Tengo la experiencia y puedo decir que sé lo que significa la problemática del agua”, dice la aspirante y asegura que para solucionar un problema titánico como este se necesita una obra a medio plazo que garantice el abastecimiento en la cuenca del Valle de México. A ese respecto, Taboada explica que es importante un aumento en el suministro a través del tratamiento y el reciclaje y resalta el programa de captación de agua de lluvia que implementó su Administración en los edificios públicos. Los expertos, por su parte, señalan que menos del 10% del agua en la capital es tratada para volver a reutilizarse.

Otro grave problema que enfrenta la frágil situación del agua en la capital es la falta de pago de servicios. Solo en torno al 20% de los usuarios pagan derechos de agua para uso doméstico, lo que ha lastrado a Sacmex, la empresa pública de agua en la capital, con un enorme déficit en sus cuentas. “El cobro del agua se tiene que hacer de mejor manera, hoy hay un cobro deficiente que impacta a las finanzas, la inversión e incluso a mucha gente le cobran un servicio que no llega”, agrega Taboada. “Hay que replantear el servicio. Todos los esfuerzos bien sea con gestión público privada, bancas de desarrollo... que permita invertir en agua para la ciudad hay que hacerlo”, continúa. Su oponente coincide en la necesidad de sanear las finanzas de la empresa pública. “Se tiene que eficientar el cobro del agua, pero no aumentar. Para mí el agua es un derecho humano y hay que hacer todo para garantizar que todas las personas en la ciudad lo tengan”, agrega Brugada.

Mientras el agua sigue llegando a cuentagotas a algunas partes de la ciudad, las autoridades llaman a la población a evitar el desperdicio. Sacmex ha desarrollado una plataforma llamada ‘Agua en tu colonia’ que avisa a los vecinos cuándo y a qué hora habrá cortes y cuándo regresará el servicio. Algunos temen que la situación se alargue y han empezado a guardar agua en tanques o a comprarla embotellada. También se ha incrementado el mercado del agua, el robo con tomas clandestinas a modo de huachicol y la demanda de pipas y camiones cisterna ha crecido en los últimos meses un 30% en varias alcaldías. “Si el agua no llega antes de junio, el tema va a estar muy candente”, advierte Perló sobre las implicaciones electorales de la escasez.

El especialista asegura, sin embargo, que es poco probable que llegue el llamado Día Cero, previsto tres semanas después de la elección. “Estamos muy lejos de llegar al Día Cero, pero tenemos que hacernos responsables de las decisiones equivocadas”, señala. Perló pone en la mira un problema que rebasa la coyuntura política actual. “Hay que hacer frente al mal manejo de las últimas décadas que nos ha impedido tener un buen sistema de agua y saneamiento”, concluye.

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Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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