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‘El Indio de Hollywood’, el líder de la Mara Salvatrucha que doblegó al poder en El Salvador

José Wilfredo Ayala, uno de los más buscados por el FBI, enfrenta acusaciones de narcoterrorismo y crimen organizado en Nueva York, tras su captura esta semana en Ciudad de México

MS-13
José Wilfredo Ayala, alias 'El Indio de Hollywood', tras su arresto en Ciudad de México, el 17 de abril en Ciudad de México.SSC CDMX (Reuters)
Elías Camhaji

Se ocultaba con una identidad falsa en una pequeña comunidad del centro de México con menos de 3.000 habitantes. José Wilfredo Ayala, alias El Indio de Hollywood, escondía también un historial de asesinatos, extorsiones y secuestros que sembró el terror en Estados Unidos y El Salvador. Segundo al mando de la temida Mara Salvatrucha (MS-13) y uno de los fugitivos más buscados por el FBI, los tentáculos de su imperio criminal tocaron las cúpulas más altas del Gobierno salvadoreño: él y sus asociados se sentaron en la mesa de negociaciones con las autoridades, obtuvieron concesiones y privilegios e, incluso, se dieron tiempo para hacer pactos con los principales partidos políticos del país centroamericano y prometerles votos a cambio de inmunidad. El capo de 55 años endureció el gesto, posó sin camisa y clavó su mirada en la cámara tras su captura en Ciudad de México esta semana. La justicia estadounidense ha dado a conocer este jueves que El Indio de Hollywood ya fue trasladado a Nueva York, donde enfrenta tres cargos criminales por crimen organizado, narcoterrorismo y dar apoyo material a una organización terrorista.

“Ayala es acusado de comandar la MS-13, alimentando el apetito perverso de poder de su pandilla por medio de una carnicería y un baño de sangre”, se lee en el comunicado del Departamento de Justicia estadounidense. El Indio nació en San Salvador en 1967 y después migró a California, donde fue uno de los fundadores de la clica [célula] de Hollywood. Los orígenes de la Mara Salvatrucha se remontan a la década de los ochenta, cuando varios grupos de inmigrantes y refugiados de la guerra civil de El Salvador se organizaron en pandillas, en un inicio para protegerse en las calles de Los Ángeles y después crecer hasta convertirse en una de las fuerzas delictivas más poderosas del continente. “Salvatrucha” se lee en el tatuaje que tiene en el pecho y “Mara Salvatrucha”, en el que cubre prácticamente toda su espalda.

Su carrera criminal se extiende por más de dos décadas. El Indio mató, extorsionó y traficó drogas para escalar rangos en la organización criminal, que tiene decenas de miles de integrantes. Años después fue deportado a El Salvador, donde siguió subiendo en la jerarquía hasta llegar a la Ranfla Nacional, la “junta directiva” del grupo, en palabras de las autoridades de Estados Unidos. Todas las decisiones importantes pasan por la Ranfla: desde establecer los castigos a los soplones y el cobro de extorsiones a la población civil hasta firmar pactos con políticos de alto nivel y carteles de la droga como el Cartel de Sinaloa, el Cartel Jalisco Nueva Generación, el Cartel del Golfo y Los Zetas. La MS-13 ha trabajado con todos.

Las autoridades de Estados Unidos afirman que la influencia de El Indio y una docena de líderes de la Ranfla de la MS-13 llegó hasta lo más alto en El Salvador. Cuando capturaban a uno de sus líderes, desataban el caos y la violencia. Cuando las autoridades se negaban a negociar, ponían en la mira y mataban a funcionarios, militares, policías y civiles. Aun encarcelados, se ponían máscaras para cubrir sus rostros y ropa para ocultar sus tatuajes y entraban y salían de sus celdas para sentarse con políticos de primer nivel. “Los acusados se han involucrado de forma activa en demostraciones públicas de violencia para amenazar e intimidar a la población civil, ganar y controlar territorio y manipular el proceso electoral en El Salvador”, afirma la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York, la corte donde fueron procesados Joaquín El Chapo Guzmán y Genaro García Luna, exsecretario mexicano de Seguridad Pública.

En 2012, durante el Gobierno de Mauricio Funes, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) organizó negociaciones secretas con la cúpula de la MS-13 y con Barrio 18, sus principales rivales, de acuerdo con documentos judiciales obtenidos por EL PAÍS. El objetivo era llegar a una tregua para reducir la tasa de homicidios en El Salvador. A cambio, el partido en el poder se comprometía a transferir a los pandilleros a cárceles menos severas, darles mejores condiciones durante su encarcelamiento, visitas conyugales y pagos en efectivo. Las autoridades señalan a El Indio como pieza central del acuerdo con “funcionarios, políticos y organizaciones no gubernamentales dentro y fuera de la prisión”. En un año, la tasa de homicidios pasó en 2011 de poco más de 70 por cada 100.000 habitantes, a 41 en 2012.

Ficha de búsqueda de José Wilfredo Ayala, integrante de la pandilla Mara Salvatrucha, publicada por las autoridades estadounidenses.
Ficha de búsqueda de José Wilfredo Ayala, integrante de la pandilla Mara Salvatrucha, publicada por las autoridades estadounidenses.FBI

Las maras también le prometieron al FMLN votos de familiares y amigos de los pandilleros, así como de las personas que vivían en los barrios controlados por ellos. Al paralelo, la Ranfla Nacional de la MS-13 también tocó la puerta del derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), los rivales políticos del Frente, y les hicieron la misma promesa. La tregua se acabó en 2015, un año después de que Salvador Sánchez Cerén, del mismo partido que Funes, llegara a la presidencia. La MS-13 acusó al Gobierno salvadoreño de haber cedido ante las presiones de Washington de no dar recursos si el país centroamericano no terminaba el pacto con las maras.

Fúricos, los líderes de la Salvatrucha ordenaron varios asesinatos en El Salvador y Estados Unidos. La Ranfla creó una célula especial para atacar a la policía, montó campos de entrenamiento militar y compró ametralladoras, lanzagranadas y bombas para doblegar a las autoridades. Las armas se transportaban desde México, donde tienen presencia desde 2007, según el sumario judicial. Y la violencia se volvió a disparar. Para 2015 había 103 homicidios por cada 100.000 habitantes. Fue reseñado como el año más violento en la historia del país.

Nayib Bukele se postuló a la elección presidencial de 2019 con la bandera de arrasar con la corrupción de los partidos tradicionales. En ese tramo, las negociaciones de la MS-13 con políticos de todo el espectro no pararon, según las autoridades estadounidenses. En otra ronda de negociaciones secretas con el Gobierno saliente de Sánchez Ceren en las prisiones de Zacatecoluca e Izalco, los pandilleros demostraron que tenían la sartén por el mango: salían de la cárcel sin identificarse, se les permitía abandonar su celdas con el pretexto falso de atenderse en hospitales y contaban con credenciales oficiales que los identificaban como policías o agentes de inteligencia. Todo, mientras eran escoltados por los propios elementos de seguridad. Pidieron nuevas leyes para recibir sentencias más laxas y obstaculizar procesos de extradición.

Cuando llegó Bukele al poder estos pactos siguieron, según Estados Unidos. En vez de acarrear votos a Arena y el FMLN, las maras se volcaron con Nuevas Ideas, el partido del nuevo presidente. Las autoridades estadounidenses dicen que la MS-13 fue determinante en el triunfo de Nuevas Ideas en las elecciones legislativas de 2021. El partido gobernante se llevó 56 escaños, dos tercios de la Asamblea.

Ese mismo año se dio a conocer una nueva acusación contra 14 miembros de la Ranfla Nacional y el Gobierno de Bukele aseguró que iba a colaborar para extraditar a Elmer Canales Rivera, alias El Crook de Hollywood. El capo fue detenido en San Salvador en junio de 2021 después de que se emitió una ficha roja de Interpol. Un mes después, las autoridades salvadoreñas lo dejaron en libertad. Antes, en mayo, el Legislativo controlado por Nuevas Ideas destituyó al fiscal general y a cinco ministros de la Suprema Corte. Washington sugiere que son muestras claras del contubernio que existe entre las autoridades y las maras.

En julio de 2020, también durante la Administración de Bukele, la prensa salvadoreña publicó que El Indio de Hollywood había sido capturado, citando al ministro de Justicia, Rogelio Rivas. “Lo único que le espera es la cárcel”, dijo Rivas, según las declaraciones que se divulgaron. En febrero de este año, el Gobierno de Bukele inauguró una megaprisión para recluir hasta 64.000 pandilleros, en imágenes que dieron la vuelta al mundo y que se convirtieron en el símbolo del estado de excepción impuesto por el presidente el año pasado. Ese mismo mes, Estados Unidos desclasificó una acusación contra 14 líderes de la MS-13, entre ellos El Indio. Tres años después de su supuesta captura, Ayala apareció libre en México.

“Era buscado por los delitos federales de homicidio, robo, portación de armas, y cuenta con una orden aprehensión en Houston”, señaló Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad de Ciudad de México. García Harfuch dijo que la detención había sido posible gracias a la coordinación con el Instituto Nacional de Migración y el Centro Nacional de Inteligencia. Del otro lado de la frontera, el Departamento de Seguridad Interior y el FBI también se apuntaron el tanto. Ayala dividía su tiempo entre Mixquiahuala y Tunititlán, dos pequeñas poblaciones del Estado de Hidalgo, y fue aprehendido en la colonia Buenavista, en el centro de la capital mexicana, tras una denuncia vecinal, según publicó la prensa mexicana.

En El Salvador se multiplican las preguntas tras su misteriosa aparición a más de 1.300 kilómetros de donde había sido capturado en 2020. La tregua entre Bukele y las maras se dio por terminada en mayo de 2022, según los portavoces de la MS-13 y audios de las negociaciones publicados por El Faro, uno de los medios más prestigiosos del país centroamericano. El presidente ha negado en repetidas ocasiones la existencia de tal pacto con los mareros.

La mara aspiraba a tener un centro de mando alterno en México, donde operan varios de sus cabecillas; se captan recursos sustanciales para sus actividades criminales del trasiego de cocaína, metanfetaminas y marihuana, y se benefician de delitos como el tráfico, secuestro y extorsión de migrantes. “La organización envió a líderes y miembros a México para desarrollar y administrar las operaciones de la MS-13 relacionadas al narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de personas y el contrabando”, se lee en el expediente judicial.

Bajo el argumento de que no tenía sus papeles migratorios en regla para permanecer en México, El Indio fue deportado y detenido el pasado martes cuando su avión hizo una escala en el aeropuerto de Houston. Otros tres miembros de la Ranfla Nacional ya fueron capturados y están bajo custodia de Estados Unidos desde que se lanzó la última operación contra la MS-13, en septiembre pasado: Vladimir Antonio Arévalo, alias Vampiro de Montserrat Criminales; Walter Yovani Hernández, también conocido como Bastard de Park View, y Marlon Menjívar, El Rojo de Park View.

Los tres fueron enviados para dirigir el Programa de México, como se le llama al grupo que opera en territorio mexicano. Como Ayala, fueron deportados a El Salvador vía Texas y detenidos por EE UU tras su expulsión de México. Otros tres integrantes están prófugos y otros seis se presumen que están detenidos en El Salvador. Las autoridades estadounidenses insinúan que no lo saben a ciencia cierta. El caso de El Indio ha levantado dudas en Estados Unidos y Centroamérica sobre su paradero real.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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