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La sombra del lavado de dinero planea sobre la salida de las remesas del Banco del Bienestar

El Gobierno justifica esta medida por la austeridad republicana, pero sigue construyendo sucursales para ingresar sus ayudas sociales. EE UU congelaría las cuentas de quienes menos recursos tienen si detecta un posible fraude

Banco del Bienestar
El presidente López Obrador durante la inauguración del Banco del Bienestar en Calpulalpan (Estado de Tlaxcala) el 5 de agosto de 2022.Cuartoscuro
Karina Suárez

El presidente, Andrés Manuel López Obrador, tiene una meta clara: dejar el país con 2.700 sucursales del Banco del Bienestar, uno de los proyectos bandera de su Gobierno. El mandatario no va mal en sus cuentas: la entidad suma más de 1.600 puntos de atención, lo que la sitúa en el tercer sitio por tamaño, solo detrás de Banco Azteca y BBVA. Paradójicamente, mientras el logo del Banco del Bienestar se expande en rancherías y descampados, los servicios financieros de la institución se achican. Esta semana, el banco ha formalizado su salida del mercado de remesas para traspasarlo a la Financiera Bienestar, otra entidad de esta Administración. Aunque la explicación oficial de esta salida atiende a la “austeridad republicana”, analistas apuntan a la sombra del lavado de dinero que planea sobre los envíos de dinero que recibe el país por concepto de remesas y que, de ser investigados por el Departamento de Estado de EE UU debido a la sospecha de su procedencia ilícita, supondría el congelamiento de miles de recursos de pensiones, becas y ayudas que entrega esta Administración a las personas con menos recursos a través del Banco del Bienestar.

El Ejecutivo rechazó que el abandono del mercado de remesas —que en 2022 alcanzaron cifras históricas por encima de los 58.000 millones de dólares— fuese una decisión repentina y justificó su determinación en la Ley Federal de Austeridad, norma que prohíbe la duplicidad de funciones entre entidades. “Desde diciembre pasado el Banco del Bienestar se puso en contacto con las remesadoras para notificarles su salida del mercado. El objetivo fue tener una salida gradual y ordenada que no afectara a los clientes de remesas”, indicó el banco por escrito. El dinero enviado desde el extranjero a México era hasta 2022 un importante brazo de la institución. De acuerdo con las cifras más recientes, solo en el tercer trimestre del año pasado, el Banco del Bienestar recibió más de 1.000 millones de dólares en remesas. El monto promedio por cada envío de dinero recibido desde el extranjero fue de 630 dólares, mientras que el promedio nacional reportado por el Banco de México en 2022 fue de 390 dólares, según sus propios informes.

Sobre la salida de un sector tan boyante que, además, se pregonó como uno de los pilares fundacionales del Banco del Bienestar, planea la sombra del lavado dinero. El director del Sector Financiero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Enrique Díaz-Infante, refiere que una explicación plausible para el abandono del negocio es que es una medida preventiva por parte de la Administración federal para evitar que EE UU congele los recursos del banco, lo que supondría congelar el dinero de las pensiones, becas y demás apoyos depositados que reciben miles de beneficiarios de Gobierno de López Obrador. “Yo lo que veo es un riesgo para el Banco del Bienestar en caso de que las remesas, que son recursos muy riesgos, donde pudiera haber dinero del narcotráfico, terminaran por afectar al Banco del Bienestar y se congelaran todos los recursos de los programas sociales”, señala.

La historia del Banco del Bienestar se remonta dos décadas atrás, con la creación en 2001 del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), una de las entidades creadas por el Estado para promover la colocación de crédito y la inclusión financiera. Sin embargo, en 2019, con la llegada de López Obrador al poder, la institución dio un viraje en su nombre y misión. En los últimos meses, la institución se ha abocado a la distribución de las ayudas sociales que el Gobierno Federal da a miles de beneficiarios en sus programas sociales. Desde becas hasta pensiones, pasando por ayudas para madres solteras, todos reciben sus apoyos en una tarjeta del Banco del Bienestar. Un dinamismo de recursos que está lejos del financiamiento. De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), los activos del banco el año pasado rebasaron los 125.118 millones de pesos, pero su cartera de crédito estuvo en ceros, una diferencia respecto a 2021, cuando su cartera de crédito vigente superó los 923 millones de pesos.

El Banco del Bienestar, lamenta el especialista Díaz-Infante, ha reducido a cero el otorgamiento de créditos: “¿Sirve un banco que no presta? Es un contrasentido que se construyan más sucursales de un banco que ya no presta dinero, además, uno pensaría que en este punto es más eficiente invertir en tecnología, en aplicaciones y banca móvil que en sucursales. El Banco del Bienestar es una entidad que opera como un mero dispersor de programas sociales y no está generando una inclusión financiera sostenible que, a largo plazo, genere una verdadera movilidad social”, zanja el experto.

Por el contrario, los esfuerzos de su red de más de 1.600 sucursales y 6.700 empleados se han focalizado para la distribución de ayudas. Solo este año, prevé la dispersión de más de 600.000 millones de pesos. Su director, Víctor Lamoyi, enfatizó este jueves durante la apertura de una sucursal en Ciudad de México que la vocación de la institución es llevar directamente los apoyos, becas y pensiones: a las personas”Buscamos que el banco se convierta en el eje integrador de los programas sociales”, declaró.

El economista, Rodolfo de la Torre, reconoce que el Banco de Bienestar cumple su función social de llevar a los lugares más apartados un cajero automático, una tarjeta de débito para el ahorro, sin embargo, advierte que esto puede representar un altísimo costo del erario. “Es muy probable que los costos de mantener una sucursal en zonas remotas sean altísimos y necesite de subsidios que en último punto vengan de la Hacienda Pública”, comenta. Este año el Banco del Bienestar recibirá 339,4 millones de pesos de recursos públicos para operar, un 5,6% más que el año pasado. De la Torre asegura que, vía el apalancamiento de Hacienda, la institución tiene una “vida artificial” y advierte de que sin este respaldo el banco quebraría.

A pesar de los focos rocos, los especialistas financieros coinciden en que al ser uno de los programas prioritarios del Ejecutivo, como la refinería Dos Bocas o el Tren Maya, el Banco del Bienestar seguirá contando con el apoyo del Gobierno para materializar la ansiada red de 2.700 sucursales que ha prometido el presidente López Obrador al filo de concluir su mandato.

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Sobre la firma

Karina Suárez
Es corresponsal de EL PAÍS en América, principalmente en temas de economía y sociedad. Antes trabajó en Grupo Reforma. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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