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El calentamiento global impacta en el aumento de las alergias en Ciudad de México

En la última década, la reacción al polen se ha incrementado un 20% lo que ha provocado un aumento del asma y otros problemas respiratorios, según la Red Mexicana de Aerobiología

Almudena Barragán
Un joven en el centro histórico de la Ciudad de México usa cubrebocas por la contingencia ambiental, en mayo de 2019.
Un joven en el centro histórico de la Ciudad de México usa cubrebocas por la contingencia ambiental, en mayo de 2019.Andrea Murcia Monsivais (Cuartoscuro)

La temporada seca en Ciudad de México está dejando más complicaciones respiratorias que otros años. A la contingencia ambiental por ozono, se le suman la contaminación del aire y el exceso de polen, con concentraciones superiores al 80% en algunos puntos cercanos a bosques y parques. Este ambiente súper cargado de partículas ha disparado el asma, la tos, los estornudos y otros problemas respiratorios entre la población, de acuerdo a la Red Mexicana de Aerobiología (Rema). “Han aumentado las alergias respiratorias, el asma y problemas como conjuntivitis, rinitis y lagrimeo de los ojos”, apunta María del Carmen Calderón, directora de la red.

Si el aire de la capital suele ser uno de los más contaminados del mundo, la llegada masiva de polen procedente de los fresnos durante los meses de enero y febrero ha provocado que sea aún más difícil respirar. Calderón señala que en la última década las reacciones alérgicas al polen en la ciudad han aumentado entre un 15 y un 20%, una tendencia que se repite en otros países debido al aumento de las temperaturas por el cambio climático, lo que ha desatado periodos de floración más largos en algunos árboles. “Si antes la floración de un árbol duraba dos o tres meses, ahora puede alargarse hasta seis meses y las personas que son sensibles a ese polen están expuestas más tiempo”, comenta.

El polen que se produce en los bosques y parques al noroeste, oeste y suroeste de la capital es arrastrado por los vientos hacia la capital y el Valle de México. “Eso significa que hay movimiento del polen en todas partes de la ciudad, también en el norte y en el centro”, explica la doctora. Una vez en el ambiente, los granos de polen se pegan a las partículas en suspensión que suele haber en el aire. “Las proteínas del grano de polen se adhieren a otras partículas cuando llegan al aire y respiramos esa mezcla”, añade.

El polen y los contaminantes se convierten en una especie de superpartículas que permanecen más tiempo en la atmósfera y que provocan las reacciones alérgicas. “Polvo, productos químicos, microplásticos, restos orgánicos, esporas de hongos...”, enumera Calderón. Desde la organización que dirige, la doctora habla del trabajo conjunto que está haciendo la red con la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), el órgano encargado de monitorear la calidad del aire en la capital y sus alrededores, para que los datos que ofrece la entidad también incluyan las altas concentraciones de polen en el ambiente. Entre las zonas donde la Rema ha detectado mayores niveles de polen están Cuajimalpa, Chapultepec, Ciudad Universitaria y sus alrededores.

Los especialistas han identificado más de 50 tipos diferentes de polen en el aire de Ciudad de México y, desde 2008, monitorea su concentración en varios puntos de la capital como el bosque de Chapultepec, el bosque de Tlalpan, Cuajimalpa o Ciudad Universitaria. A través de sus redes sociales utiliza un mecanismo de semáforo para advertir a la población de los niveles en varios puntos de la ciudad. En esta temporada de fresnos la doctora Calderón recomienda evitar las horas a las que más polen se libera “Entre las 10.00 y las 12.00 del día y hasta las 15.00 o las 16.00 horas de la tarde”, explica.

Aunque los niveles en la floración de los fresnos decaerán en el mes de marzo, comenzará la temporada de encinos, con una alta carga de alérgenos, por lo que los especialistas recomiendan acudir con un médico para recibir algún tratamiento que mitigue los efectos del polen. “Las recomendaciones se parecen a las de la contingencia: no salir a las horas de mayor exposición, llevar cubrebocas y tratar de permanecer en interiores todo lo que se pueda”, apunta la directora de la Rema. “Las alergias al polen siempre estarán ahí, porque necesitamos que siga habiendo polen, para que existan las plantas y los árboles. Por eso es importante cuidarse”, señala María del Carmen Calderón.

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Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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