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Coyuca, Guerrero

El rescate de El Vago: 80 hombres armados, 10 minutos y nada de resistencia en la cárcel de la sierra de Guerrero

Un grupo criminal desarma a los custodios del penal de Coyuca y libera a un preso, el enésimo ejemplo de la impunidad con que el crimen hace y deshace en las periferias rurales del país

Pablo Ferri
Elementos de la Policía de Guerrero y la Guardia Nacional, durante el operativo en Coyuca de Catalán.
Elementos de la Policía de Guerrero y la Guardia Nacional, durante el operativo en Coyuca de Catalán.PEG

Ocurrió este miércoles por la mañana, poco antes de las 7.00. Un comando armado, integrado por 80 personas, irrumpió en una cárcel de la sierra de Guerrero, en el centro de México, y liberó a uno de los presos, un tal Samuel N, alias El Vago, presunto secuestrador que había llegado allí el día anterior. El comando llegó al penal, retuvo al director, desarmó a los custodios, se hizo con el control momentáneo del centro, que depende del Gobierno estatal, y salió de allí sin mayor problema. Todo en diez minutos, como ha informado este jueves la Fiscalía estatal.

Algunos medios han señalado también que otros ocho internos aprovecharon el momento para escapar, situación que no han confirmado las autoridades. En un comunicado, la Fiscalía ha dado detalles sobre la toma del penal. Al parecer, el grupo criminal cogió de rehenes al director y al encargado de la seguridad del centro, que salían a comprar comida para el rancho de los internos. Los delincuentes retuvieron al director, situación que obligó a los custodios, tres en total, a deponer las armas. Con el máximo responsable del penal encañonado, 10 de los 80 entraron, ubicaron a El Vago y salieron con él. A los pocos minutos se habían esfumado.

Samuel alias 'El Vago'.
Samuel alias 'El Vago'.

Todo esto ocurrió en la cárcel de Coyuca de Catalán, población vecina de Ciudad Altamirano, cabecera regional, donde horas antes un incendio monumental destruyó decenas de puestos en el mercado central. El miércoles, medios locales y nacionales señalaron la posibilidad de que ambos eventos estuvieran relacionados, pero el alcalde de Altamirano informó de que el origen del fuego fue, probablemente, una vela traicionera del área de santería, donde son habituales los rituales esotéricos. El velador del mercado señaló como posible causa también un cortocircuito en los cables de un ventilador.

La evasión de Coyuca enlaza con problemas recientes en otras cárceles del Estado, una situación que afecta en realidad al país entero: la falta de vigilancia de las prisiones, sobre todo las de ámbito estatal, el régimen de autogobierno total o parcial que impera en muchas y la violencia, convertida en moneda de cambio en el día a día de los internos. No hay que irse muy atrás para encontrar situaciones de riesgo en cárceles de Guerrero. Apenas en febrero, un motín en el penal de Acapulco dejó 20 policías heridos.

Motines y fugas en las cárceles iluminan en realidad un problema mayor, la claudicación de las autoridades ante la inseguridad, incapaces o desinteresadas en cambio alguno. La crisis de violencia que vive México desde hace al menos 15 años exige ver al crimen como parte del engranaje del Estado a diferentes niveles, como muestran casos paradigmáticos, como el ataque contra los estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, en 2014. En Tierra Caliente, la violencia es igualmente habitual y la fuga de Coyuca es solo el último eslabón de una larga cadena.

El Vago y San Miguel

Coyuca y Altamirano son pueblos de Tierra Caliente, región que incluye municipios de Guerrero, pero también del Estado de México y Michoacán. Estos dos municipios en concreto figuran en el límite de Guerrero con Michoacán y son vecinos de San Miguel Totolapan. En octubre, sicarios acribillaron a 20 personas en San Miguel, entre ellos al alcalde y su padre, alcalde también años atrás. Fue la peor masacre en años en la zona. Las autoridades federales y estatales anunciaron operativos de los cuerpos de seguridad, entre ellos la Guardia Nacional y el Ejército. Mes y medio después, otro grupo de sicarios rompió la seguridad de una prisión estatal cerca de allí sin ningún problema.

La Fiscalía ha informado de que el preso fugado, alias El Vago, era el líder de una banda de secuestradores, señalada de perpetrar al menos un secuestro, hace unos meses en Chilpancingo, la capital del Estado. La dependencia detuvo a El Vago este lunes y el martes llegó a Coyuca, donde no pasó un día entero antes de que sus secuaces lo liberaran. Aficionadas a dar nombres de grupos delictivos, siglas y alias, las autoridades han evitado mencionar alguno esta vez, cosa sorprendente dada la geografía de la evasión.

La matanza de octubre en San Miguel devolvió a los titulares de prensa los nombres de dos viejas bandas criminales, enraizadas en Tierra Caliente desde hace más de una década, Los Tequileros y la Familia Michoacana. En un principio, las autoridades culparon a los primeros de la matanza, conocida la cercanía del alcalde asesinado y su padre con la Familia, y su vieja enemistad con Los Tequileros. Incluso, uno de los líderes de la Familia, José Alfredo Hurtado, alias La Fresa, dijo en un vídeo publicado en Facebook que los sicarios iban buscándole a él, tanto como al alcalde, y que ya habían matado a los asesinos.

Pero con el paso de los días, el Gobierno federal cambió de parecer y dijo que la masacre había sido en realidad obra de La Familia Michoacana. Según esta versión, el grupo criminal había señalado de traición al alcalde y su equipo, culpables, a su entender, de la muerte meses atrás de otro político de San Miguel, favorito del grupo criminal para el futuro en el pueblo. Parece tener más sentido esta segunda teoría, pues las autoridades hacía años que daban por desarticulados a Los Tequileros, después de una oleada de secuestros masivos perpetrados por ellos a finales de los años de la presidencia de Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Sea como fuere, la presencia de un grupo armado de 80 personas en Tierra Caliente resulta difícil de entender sin mezclar los nombres de las bandas criminales de la región, principalmente La Familia Michoacana. Conviene apuntar, sin embargo, otras siglas, las del Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG, presente en municipios colindantes de Michoacán. Según reportes de prensa, en los últimos años, células del grupo han tratado de llegar a Coyuca, provocando el caos en algunas comunidades del municipio. No en vano, este mismo año decenas de familias de comunidades serranas salieron de sus casas por amenazas de grupos criminales, situación que todavía no se ha resuelto.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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