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La familia de Debanhi Escobar: “Estamos seguros de que fue un asesinato”

El padre, Mario Escobar, sigue denunciando irregularidades en la investigación de la Fiscalía, que afirma que la joven falleció de un fuerte golpe en la cabeza

Beatriz Guillén
Mario Escobar y Dolores Bazaldúa, padres de Debanhi Escobar, hablan con un grupo de voluntarios durante la búsqueda de la joven.
Mario Escobar y Dolores Bazaldúa, padres de Debanhi Escobar, hablan con un grupo de voluntarios durante la búsqueda de la joven.Julio César Aguilar

Mientras el féretro de Debanhi Escobar se dirige este sábado en la mañana hacia el municipio de Galeana, en la zona rural de Nuevo León, para la familia crecen los interrogantes sobre su muerte. Dos días después del hallazgo del cuerpo, su padre, Mario Escobar, ha afirmado que están seguros de que la joven fue asesinada: “No voy a descansar hasta que se esclarezca el asesinato de mi hija. Caiga quien caiga, tope con quien tope”. La actuación de la Fiscalía estatal, que afirma que Escobar falleció de un fuerte golpe en la cabeza, ha sido muy cuestionada por la familia y otras dependencias gubernamentales, como la Comisión Nacional de Búsqueda, que denuncian irregularidades en la investigación.

Un gran cartel de búsqueda con el rostro de Debanhi, donde todavía se ofrece la recompensa de 100.000 pesos por información que pueda llevar a su paradero, vigila la entrada a las Capillas del Carmen, en el centro de Monterrey. Dentro del edificio, en una pequeña sala rodeada de coronas, está el ataúd de la joven, de 18 años. Amigos, vecinos y familiares acompañan a Dolores Bazaldúa y Mario Escobar en la despedida de su hija.

Después de 13 días de búsqueda, el pasado jueves a las ocho de la noche, la Fiscalía de Nuevo León encontró el cuerpo de Escobar al interior de una cisterna abandonada en el motel de Nueva Castilla. El sitio fue uno de los primeros lugares revisados, según reconoció el fiscal estatal Gustavo Adolfo Guerrero, puesto que era el último punto donde se conectó el celular de la joven y dónde se le tomó la última fotografía. De ahí salieron durante días las comitivas de búsqueda encabezadas por los padres y acompañadas de drones y perros de rescate.

Estar tan cerca durante tantos días ha sido demasiado para la familia, que incluso duda que la joven estuviera ahí desde el principio. Mario Escobar y Dolores Bazaldúa participaron en alguno de los rastreos del motel que, según el secretario de Seguridad, Aldo Fasci, había sido registrado hasta en cuatro ocasiones anteriores sin que los agentes encontraran ningún rastro. “Fue una masiva falla humana”, dijo Fasci sobre la actuación policial.

La versión de la Fiscalía aduce que no había sido posible localizar antes el cuerpo, puesto que estaba a mucha profundidad, unos cuatro metros, y el interior de la cisterna no es visible desde fuera. Por eso, aseguran, fue el olor lo que alertó a los trabajadores del motel Nueva Castilla. “Y ahí acudieron inmediatamente los agentes”, dijo en una comparecencia el viernes por la tarde Guerrero.

El ministerio público, que ha recibido la presión también del mediático gobernador, Samuel García, reconoce que no sabe cómo llegó el cuerpo de Debanhi a la cisterna: “No se descarta ninguna línea de investigación”.

La falta de información compartida por la Fiscalía, que tardó casi 24 horas después del hallazgo del cuerpo en emitir un comunicado, ha indignado a la familia, que todavía no ha recibido los resultados de la autopsia. Una organización nacional, llamada Comisión Internacional de los Derechos Humanos —que no tiene nada ver con la CIDH, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos— va a acompañar a los padres de Escobar y ha solicitado al juez de control una segunda autopsia. Sin embargo, la familia se dispone a enterrar a la joven este mismo sábado.

En una misa sencilla e íntima, algunas decenas de personas han iniciado la despedida de Debanhi, que concluirá en Galeana, el municipio natal de Dolores Bazaldúa. El cura de las Capillas ha pedido descanso eterno para Escobar; inmediatamente después su padre ha insistido: “No puede ser que esté pasando esto en Nuevo León. Estamos hartos de que nos entreguen a nuestras hijas muertas y asesinadas”, y ante el féretro de su hija, ha terminado: “No voy a parar”.

La reconstrucción de esa noche revela que Escobar salió alrededor de las 10 de la noche de su domicilio, en Apodaca, para dirigirse a la quinta Diamante, en Escobedo, a escasos kilómetros. La Fiscalía apunta que llegó a la fiesta a la 01.20 de la mañana. Tres horas más tarde, Escobar estaba sola en el kilómetro 15,5 de la carretera de Monterrey a Nuevo Laredo, entre el motel Nueva Castilla y la empresa de transportes Alcosa. A las 4.30 horas, según el fiscal, la joven trató de comunicarse con empleados de la empresa: “Pero no fue atendida por nadie”. A partir de ahí y hasta el hallazgo del cuerpo dos semanas después, todo son conjeturas. A pesar de haber interrogado a 70 personas y analizado 120 videos, la Fiscalía concluye que después de esa imagen: “No se tiene ningún registro posterior de su paradero”.

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Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.

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