El motor de Red Bull le niega el podio a Checo Pérez en Baréin

El segundo capítulo de Checo Pérez en Red Bull bien podría llamarse como la batalla contra Ferrari. E, incluso, contra su propio motor. En la primera carrera del año, en Baréin, los del búfalo rojo perdieron todo en las últimas vueltas tras tener problemas en la unidad de potencia. Primero ...

El segundo capítulo de Checo Pérez en Red Bull bien podría llamarse como la batalla contra Ferrari. E, incluso, contra su propio motor. En la primera carrera del año, en Baréin, los del búfalo rojo perdieron todo en las últimas vueltas tras tener problemas en la unidad de potencia. Primero Verstappen perdió el segundo puesto; después al mexicano, a una vuelta de completar la carrera, se le descontroló el auto debido a un problema en el motor. Estaba en el tercer sitio y se había defendido bien de Hamilton. Pero todo se derrumbó. Sin puntos y con mucha rabia. El triunfo fue de Charles Leclerc, seguido de Carlos Sainz y Lewis Hamilton.

El statu quo ha cambiado entre los coches más veloces del mundo. Las transformaciones en los departamentos de aerodinámica beneficiaron a Ferrari. En el caso de Red Bull las cosas no salieron perfectas, pero sus pilotos estuvieron dentro de los primeros cuatro en la clasificación: Verstappen largó desde el segundo puesto, Sergio Pérez desde el cuarto. La primera carrera en Baréin suponía el verdadero potencial de cada coche. En la arrancada, el mexicano tuvo problemas para defenderse de Carlos Sainz Jr., tercero, y le hizo perder espacio, mismo que aprovecharon Lewis Hamilton y Kevin Magnussen, de Haas, para pasarle por delante. El mexicano tardó poco para poner recuperar lugares; para la vuelta tres le metió agresividad y rebasó al piloto danés.

Desde el garaje de Red Bull, los altos mandos reconocen la experiencia de más de 10 años de Pérez, también su capacidad para ponderar las necesidades del equipo por encima de sus intenciones personales. En caso de emergencia, entienden todos, pueden sacrificar al mexicano para potenciar a Verstappen. Esta vez no pudo hacer nada al respecto.

La siguiente fase de la carrera para el único latinoamericano en la Fórmula 1 era cazar a Hamilton. Al giro 10, la velocidad del búfalo rojo pudo más que el siete veces campeón. El británico se relegó en la batalla cuando cambió de neumáticos en la vuelta 12 y tuvo problemas para dominar el auto. Checo Pérez renovó sus gomas hasta el giro 16. Eso le ayudó porque consiguió una parcial vuelta rápida que le valió para recortar distancias frente al Ferrari de Sainz con una diferencia de dos segundos. Verstappen mantuvo una atractiva batalla con Charles Leclerc por el liderato, pero el monegasco pudo más.

La estrategia en el asfalto era clave para intentar ganarlo desde el cambio de llantas, ahora más grandes. Al giro 34, tanto Sainz como Pérez volvieron a cambiarlas para resistir en la recta final de la carrera, algo difícil con unas ruedas blandas. Diez vueltas después, Red Bull volvió a llamar al de Jalisco para cambiar las ruedas. Una medida que podía complicar la posición con Hamilton y la fortuna favoreció un poco a los de la bebida energética cuando el auto de Pierre Gasly se incendió y provocó el coche de seguridad.

El reinicio de la carrera significaba para Checo Pérez pelear contra Sainz y mirar de reojo a Hamilton. Red Bull podía soñar con tomar por asalto la victoria. Sainz atacaba a Verstappen hasta que le sacó el segundo lugar y el holandés se quedó estático, con el auto dañado. No pudo continuar más. El tercer sitio se lo quedaba Pérez, se trataba de una gran oportunidad para salvar puntos y el podio. Sin embargo, el mexicano ya advertía de que perdía potencia. En la última vuelta, el coche se le trompeó y se quedó sin nada. “Perdí el maldito motor”, se lamentaba con su ingeniero. Debacle total para Red Bull.

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