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Vinculado a un proceso judicial el presidente del Tribunal Universitario de la UNAM por acoso sexual a una alumna

El juez considera que hay indicios suficientes para continuar investigando a Raúl Eduardo López Betancourt por hostigamiento agravado, pero rechaza el cargo por malos tratos

Beatriz Guillén
Raúl Eduardo López Betancourt
Eduardo López Betancourt, profesor de la Facultad de Derecho y presidente del Tribunal Universitario de la UNAM, en febrero de 2020.Pedro Anza/Cuartoscuro

Después de 16 horas de audiencia, el juez Gustavo Aquiles ha decidido este jueves en la madrugada vincular a un proceso judicial al presidente del Tribunal Universitario de la UNAM, Raúl Eduardo López Betancourt, por hostigamiento sexual agravado a una alumna de la Facultad de Derecho. El magistrado ha visto indicios suficientes para que continúe la investigación contra el alto funcionario. Sin embargo, ha desechado la acusación de trato cruel y degradante que también pedía la Fiscalía General de la República (FGR). El imputado podrá seguir el resto del proceso desde su domicilio con la única medida cautelar de no comunicarse ni acercarse a la víctima, una restricción que ha aceptado de forma voluntaria. El juez ha rechazado la petición de la Fiscalía de destituir de forma temporal a López Betancourt de su puesto de presidente del Tribunal Universitario: “Sería adelantar la pena sin estar condenado”.

A las puertas del Reclusorio Norte de Ciudad de México, la víctima, M. L. O. S., ha celebrado la decisión del juez: “Es un gran avance en la justicia para las mujeres universitarias. Nunca en la historia de la universidad se había llevado a cabo una judicialización por hostigamiento sexual”. Por su parte, López Betancourt valora que el delito de tratos crueles haya sido desestimado en lo que ha denominado uno de los días más importantes de su vida.

En una sala pequeña del Centro de Poder Judicial Federal se ha juzgado desde el miércoles a primera hora a uno de los más altos cargos de la principal universidad de México. Decano de la facultad de Derecho, 56 años como docente, presidente del Tribunal Universitario y consejero técnico de la UNAM, López Betancourt es una de las figuras de referencia de la casa de estudios. En su comparecencia de hoy ante el juez, el acusado se ha identificado como la máxima autoridad del poder judicial de la universidad. “Hacerme daño a mí es dañar a la UNAM”, ha repetido en varias ocasiones, “con mi señalamiento es la UNAM la que está siendo señalada”. La universidad más grande de Latinoamérica todavía no se ha pronunciado sobre esta vinculación.

El juez Gustavo Aquiles ha visto hoy indicios suficientes de hostigamiento sexual en el comportamiento de López Betancourt hacia la víctima, M. L. O. S. “Son indicios mínimos, pero suficientes, que requieren ser investigados”, ha reiterado el magistrado, que ha dado varios toques de atención a la Fiscalía. “Su investigación arroja muchas deficiencias, deja mucho que desear”. El Ministerio Público cuenta a partir de ahora con 45 días de investigación complementaria.

En el juzgado se ha detonado un choque de versiones. La víctima, vestida de negro y del brazo de su marido, acusa al catedrático de Derecho de haberla hostigado sexualmente en 1999, 2019 y 2020. Él, que ha llegado con bastón y a quien su esposa tenía que “liberar” cada tanto un aparato en el pecho por una reciente cirugía, niega todos los hechos: “Son delitos inventados”. Durante horas, la fiscalía y la defensa han dado vueltas en torno a testimonios presentados a última hora, pruebas documentales sin membrete o detalles que buscaban invalidar testigos por diferencia de minutos. El juez, en su resolución de 200 minutos, ha releído los argumentos de ambas partes y ha decidido dar una mayor credibilidad a la víctima. “Tomo por cierta a la ofendida M. L. O. S. y le doy mayor preponderancia a su testimonio”, ha argumentado el juez en base a una “mayor espontaneidad” y a los dictámenes psicológicos que prueban que la víctima padece estrés postraumático como consecuencia de un acoso sexual.

El magistrado ha dejado probado que el imputado, en calidad de servidor público, tenía una posición de poder y jerarquía mucho mayor a la de la víctima, alumna de Derecho. Y López Betancourt, “por lo menos, en dos ocasiones”, tuvo conductas de hostigamiento sexual hacia la estudiante. El juez ha rechazado los hechos de 1999 —cuando la Fiscalía le acusaba de decir: “Con esos senos tan erectos lo único que vas a parar es a los hombres”— por haber pasado más de 20 años desde que ocurrieron. “Están prescritos”. Y se ha centrado en los últimos encuentros en 2019 y 2020, cuando el acusado ya era presidente del Tribunal Universitario.

A las 06.50 horas del 23 de octubre de 2019, en la entrada a la facultad de Derecho, la víctima afirma haberse cruzado con el profesor, quien presuntamente le dijo: “Tienes muy buenas nalgas para estar en mi cama y no para andar de revoltosa”. Y añadió: “Pinches viejas por eso las matan”. La Fiscalía ha corroborado el testimonio de la víctima con el de una testigo. Sin embargo, la defensa ha aducido que tal encuentro nunca se produjo, y que el profesor fue acompañado de sus hijos, su chófer y otro docente, el también doctor en derecho Elías Polanco —amigo y defensor en otro proceso judicial de Betancourt— hasta las 06.45 de la mañana. Después, entró al aula. “Jamás pronuncié esa frase. Soy un defensor a ultranza de las mujeres, de las mujeres que merecen respeto”, ha dicho el imputado, que ha reiterado en múltiples ocasiones en la audiencia, en los recesos y en los pasillos, que él es un “feminista consumado”.

La víctima ha contado entre lágrimas que se atrevió a denunciar ese episodio ante las autoridades universitarias. “Siempre me obviaron. Envié cartas y escritos al rector y a la abogada central. Nunca recibí una respuesta, ni siquiera un correo electrónico”, ha dicho. Ante esa “omisión”, M. L. O. S. irrumpió en un acto público que López Betancourt tenía con un jurista de la Suprema Corte de Justicia mexicana con una pancarta en la que lo llamaba “acosador y represor”. Tras ese acto del 11 de febrero de 2020, la víctima presentó su denuncia en la Fiscalía de Ciudad de México y López Betancourt la demandó a ella por daño moral y discriminación. Le pidió un millón de pesos mexicanos (unos 50.000 dólares). Esta denuncia fue desechada por una jueza en noviembre de 2021, que decidió no vincular a proceso a M. L. O. S.; también fue descartado el amparo que interpuso López Betancourt para evitar el actual proceso judicial.

El 27 de febrero de 2020 tuvo lugar el último encuentro analizado, en el que presuntamente el alto funcionario le espetó: “Zorra, no te queda claro que no vas a lograr nada”, en referencia a las denuncias presentadas. El acusado también niega este encuentro.

Desde entonces, se ha desencadenado una batalla judicial y también mediática. En su intervención este miércoles, el imputado ha acusado a la estudiante de formar parte de una trama que tiene el objetivo de destruir su carrera profesional: “El trabajo de esta persona ha sido desprestigiar y destruir a López Bentancourt”. “Yo he sido el perseguido. Es ella la que me hostigó. Ha desatado una campaña feroz contra mí”, ha dicho. El catedrático ha escalado todavía más sus acusaciones y ha señalado al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, de estar detrás de este proceso judicial.

“Gertz me ha perseguido durante 22 años. Tuve que asilarme en Francia con mi familia después de señalarlo en varios de sus errores”, ha afirmado ante el juez. La mano del fiscal es la explicación que da López Betancourt para que esté enfrentando un proceso por un “delito menor que solo se castiga con 800 días de salario”. “Pero conmigo no van a acabar ni hoy ni nunca”, ha dicho.

“Una lucha por todas las universitarias”

El momento más intenso de la audiencia se ha dado con el testimonio de la víctima que ha afirmado que su denuncia es por todas las alumnas violentadas: “No me voy a callar, ni me voy a esconder. Porque las que se han callado y se han escondido ya no están entre nosotras”.

La Fiscalía ha reconocido la deuda histórica que tiene la UNAM con sus estudiantes, que han presentado un millar de denuncias por abuso y acoso sexual desde 2016. Unas cifras, además minimizadas, porque el 97% de ellas no denuncia por miedo. “Por justo lo que le está ocurriendo ahora a la víctima”, han presentado las fiscales, que portaban cubrebocas morado.

M. L. O. S. ha asegurado que la “pesadilla” para ella comenzó en el momento en el que habló contra el decano de su facultad: “Llevo tres años pidiendo justicia”. Según los dictámenes de psicólogos y psiquiatras aportados por la Fiscalía, tiene estrés postraumático. Ha sido amenazada con una pistola y agredida de forma constante. Hoy, en la misma entrada del Centro del Poder Judicial, una mujer, que se ha presentado como abogada de Guerrero, la ha increpado al grito de “mentirosa” y “¿cómo va a hacer eso el doctor, ha visto la mujer que tiene?”.

Criada entre siete hermanos, por una madre viuda, M. L. O. S. llegó desde un pueblo de Oaxaca, en la frontera con Guerrero, a la UNAM de Ciudad de México. Allí, ha contado, se formó como jurista y aprendió a defenderse, a no callarse. “En la universidad hay casos de muertas y yo no quiero ser una de ellas. Lloro y no me avergüenzo, porque no quiero que lloren mis hijos, mi esposo, mi madre, lloraré hasta obtener justicia”.

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Beatriz Guillén
Reportera de EL PAÍS en México. Cubre temas sociales, con especial atención en derechos humanos, justicia, migración y violencia contra las mujeres. Graduada en Periodismo por la Universidad de Valencia y Máster de Periodismo en EL PAÍS.

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