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La Iglesia católica advierte del comercio irregular de sacramentos por curas impostores en Morelos

La Diócesis de Cuernavaca alerta de la presencia de al menos 12 personas que se hacen pasar por sacerdotes con fines de lucro

María Julia Castañeda
Iglesia católica Quinta Caminata por la Paz organizada por Diócesis de Cuernavaca
Quinta Caminata por la Paz organizada por Diócesis de Cuernavaca (Morelos), encabezada por el obispo Ramon Castro.Margarito Pérez/Cuartoscuro

Un mercado de sacramentos, que para la Iglesia católica no son válidos, prolifera en Morelos. Desde 2018, la Diócesis de Cuernavaca ha detectado a una decena de personas que se presentan como sacerdotes y ofrecen servicios religiosos, pero no cuentan con el aval de la institución, según ha alertado este miércoles el vicario general Tomás Toral Nájera. El párroco ha hecho un llamamiento a los creyentes para que no caigan en los engaños de los “pseudo sacerdotes” que actúan en varios municipios del Estado y expiden certificados fuera de los registros de la congregación.

Los presuntos curas se promocionan en las redes sociales y ofician sacramentos a domicilio y en eventos sociales, donde también reparten tarjetas con sus datos personales, ha detallado el vocero. “Es importante saber que salen a ofrecer sus servicios, especialmente en misas o sacramentos, y es común que regalen tarjetas de presentación cuando la Iglesia católica no hace eso”, ha expuesto. Toral Nájera ha precisado que los “pseudo sacerdotes” han sido descubiertos a lo largo de los últimos tres años. “No es que estén los 12 identificados en este momento, sino que de repente encuentras uno o te dan datos de otro, pero estamos hablando de una decena de personas que se hacen pasar por sacerdotes católicos”, ha advertido.

Algunos de ellos provienen de “denominaciones de iglesias que en su particularidad están dadas de alta ante la Secretaría de Gobernación”, pero que no pertenecen a la institución religiosa, mientras que otros “fueron seminaristas o sacristanes” y conocen muy bien los ritos católicos, ha explicado. “La gente cree que están haciendo bien las cosas, pero no saben que no tiene validez el documento que les están dando”, ha señalado.

La mayoría de las estafas han sido desveladas cuando los creyentes han acudido a las parroquias con el fin de registrar el oficio de un nuevo sacramento, ha reconocido. “Por ejemplo, en el caso del matrimonio antes deben presentarnos su certificado de comunión y confirmación, y cuando nos presentan documentos que no son avalados por la Diócesis, inmediatamente nos damos cuenta de lo que sucede”, ha descrito. Para ser válidos, ha apuntado, los papeles deben de contar con los sellos oficiales de la Diócesis y las firmas de los obispos.

Los supuestos impostores también suelen operar en pequeñas comunidades donde no hay curas y establecen lazos de amistad con las personas a quienes les prometen que obtendrán el sacramento con ciertas “facilidades”, según Toral Nájera. Por ejemplo, como un tiempo menor que el usual y sin ciertos requisitos que pide la Iglesia.

La última actividad fraudulenta detectada por la congregación ocurrió hace apenas unas semanas cuando una veintena de niños y sus padres fueron engañados con la promesa de celebrar su primera comunión con una preparación acelerada. “Los papás vieron las cosas un poco raras en el catecismo, se acercaron a la parroquia y nos dimos cuenta de que en realidad no era un sacerdote católico”, ha relatado el también rector de la parroquia de Cuernavaca.

“Hay varios grupos de adolescentes y niños (en clases de catecismo no avaladas por la Iglesia) que se van acumulando en distintos lugares”, ha avisado. El vocero ha lamentado que muchos de los afectados “creen que la Iglesia solo quiere sacarles dinero”, ya que al carecer de la validez de la institución católica, los fieles deben repetir el sacramento y pagar la cuota correspondiente.

Pese a esto, ninguno de los perjudicados ha querido proceder con una acusación por fraude, ha indicado. “Cuando un fiel se siente defraudado la denuncia siempre tiene que ser civil y tiene que acercarse a la Fiscalía, nosotros no podemos denunciar porque no nos defraudan a nosotros sino a los fieles”, ha asegurado. Ante el riesgo de una posible estafa, Toral ha instado a los creyentes a verificar que los curas estén registrados ante la Diócesis. “Es importante exigir la credencial del sacerdote y confirmar que tiene el nombre del obispo en funciones y si tienen dudas acudir a la parroquia o llamar a la catedral para que se les pueda orientar”, ha insistido.

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María Julia Castañeda
Redactora en EL PAÍS México. Enfocada en contar historias con perspectiva de género. Es graduada en Periodismo por el Tecnológico de Monterrey y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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