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Las emisiones de metano en el sector del petróleo y del gas en México duplican las registradas por el Gobierno

Daniel Zavala, coordinador de una investigación publicada en la revista ‘ScienceDirect’, avisa de que los niveles de este gas del efecto invernadero son “alarmantes”

La refinería de Pemex en Tula, en el Estado de Hidalgo.
La refinería de Pemex en Tula, en el Estado de Hidalgo.HENRY ROMERO/ REUTERS

Las emisiones de metano en el sector del petróleo y del gas en México duplican las registradas en los inventarios nacionales, según revela un estudio publicado este mes en la revista ScienceDirect. De acuerdo con el artículo científico, existe una “gran discrepancia” entre los resultados obtenidos en la investigación y los niveles registrados por las autoridades: si la medición oficial cuenta 0,6 millones de toneladas al año, las observaciones del grupo de científicos contabilizan 1,3 millones. “Es mucho más grave de lo que las autoridades consideran”, señala Daniel Zavala, coordinador del estudio.

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El metano (CH4) es, junto al dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno, uno de los principales gases del efecto invernadero y es el responsable por el 30% del calentamiento del planeta. Según estimaciones recientes, México emite aproximadamente el 2% del metano antropogénico global, es decir, el que generan los sectores vinculados a los combustibles fósiles, la agricultura y los desechos. El 15% de las emisiones de México provienen del sector del gas y el petróleo. El científico mexicano, investigador de la ONG Environmental Defense Fund, valora que los niveles hallados son “alarmantes”. “La oportunidad”, dice en conversación con EL PAÍS, “es que existen varias soluciones para reducir estas emisiones”.

El grupo de 13 investigadores de todo el mundo que firma el artículo hizo mediciones directas de las emisiones a través del instrumento Tropomi, un sensor que viaja a bordo del satélite europeo Sentinel-5P y que es capaz de identificar puntos calientes de gases contaminantes en la atmósfera. Durante 20 meses, los expertos analizaron información recogida por este instrumento entre 2018 y 2019. Las “discrepancias” con los registros oficiales surgen, justamente, por el método de medición.

Amparo Martínez, directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), señala que “es algo que está pasando con los inventarios de varios países”. En EE UU, por ejemplo, un estudio expuso en marzo que la Agencia de Protección Ambiental “subestima” las emisiones de metano de la producción de petróleo y gas. “Se requieren nuevas metodologías”, añade Martínez y asegura que es un tema que las autoridades están “analizando”.

Para hacer los inventarios de gases del efecto invernadero la Secretaría de Medio Ambiente utiliza “cálculos relativamente simples”, de acuerdo con Zavala. “Son generalizaciones para establecer cuáles son las emisiones esperadas dependiendo de la producción”, explica el académico, que es también profesor de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos. Pero de acuerdo con los resultados de su investigación “no necesariamente hay emisiones donde más se produce”. “La mayoría de la contaminación está en las instalaciones en tierra, que muchas veces son pozos petroleros con baja producción y viejos”, explica.

La investigación también revela que la mitad de todas las emisiones de México se concentra en una región muy específica: el sur del Estado de Veracruz, Tabasco y Campeche. “Ahí convendría enfocar la mayoría de los esfuerzos iniciales”, indica Zavala, que asegura que existe la tecnología para ello. “En la mayoría de los casos son problemas de mantenimiento. Muchas veces se trata de apretar tuercas para que no haya escapes de gas”, apunta el experto. El estudio muestra que las fugas de gas en México representan el 4,7% de las emisiones, el doble de lo que representan las fugas en Estados Unidos, el principal productor de hidrocarburos. Zavala contextualiza el dato: “Si la cantidad de gas que se está fugando se eliminara se podría cubrir entre 20 y 30% de la cantidad de gas natural que compra Pemex”.

Aunque este gas retiene hasta 28 veces más radiación solar que el CO2, su concentración es menor y su vida media en la atmósfera apenas es de nueve años. Por eso, su reducción tendría un efecto casi inmediato en el calentamiento global. Pero “para que las políticas de mitigación sean efectivas y para evaluar sus resultados”, señala el estudio, “es fundamental cuantificar la magnitud actual de las emisiones”.

La “palanca más fuerte” para frenar el cambio climático

La “palanca más fuerte” para frenar el cambio climático, según señaló en mayo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, es “reducir el metano”. Pero las emisiones de CH4 están aumentando más rápidamente que en cualquier otro momento desde que hay registros, de acuerdo con un informe de la ONU publicado ese mes. A pesar de la desaceleración económica provocada por la pandemia de la covid-19, la cantidad de metano en la atmósfera alcanzó un récord en 2020 en todo el mundo.

La Administración de Enrique Peña Nieto se había comprometido a reducir las emisiones de metano relacionadas con el petróleo y el gas entre un 40% y un 45% para el año 2025 en relación con los niveles de 2012. El Gobierno publicó posteriormente, en 2018, un conjunto de regulaciones que requieren que las instalaciones operativas informen acerca de sus emisiones y desarrollen planes para reducirlas. Zavala apunta que las regulaciones están en proceso de implementación y es “pronto” para conocer los efectos. Aun así, los investigadores piden en el artículo “medidas más duras” para reducir las emisiones. “Si México cumpliera las metas internacionales y redujera a la mitad las emisiones, eso sería equivalente, en los primeros 20 años, a sacar de circulación un tercio de los coches del país”, dimensiona el experto.

El actual Gobierno promueve, en cambio, medidas que han sido duramente criticadas por sus efectos sobre el medioambiente. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha impulsado, por ejemplo, la construcción de refinerías y una serie de reformas que socavan las energías limpias, en manos de empresas privadas y extranjeras, para apuntalar el papel del Estado. El razonamiento del mandatario, que ha tomado la soberanía energética como una de sus principales banderas políticas, es que si México apunta a la autosuficiencia y no compra a otros países contribuirá a combatir el calentamiento global.

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