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USAID, una diferencia sin resolver sobre la mesa

La financiación a la organización Mexicanos contra la Corrupción sobrevuela la relación entre México y Estados Unidos durante la visita de Kamala Harris

Andrés Manuel López Obrador y Kamala Harris
Andrés Manuel López Obrador y Kamala Harris, este martes en Palacio Nacional.Jacquelyn Martin (AP)

“Se están tardando”, le dijo hace tres semanas el presidente Andrés Manuel López Obrador al Gobierno de Estados Unidos cuando le pidió que dejara de financiar organizaciones que él entiende son opositoras, como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). “Es una burla que el Gobierno de Estados Unidos entregue este dinero”, reprochó López Obrador a esta y las anteriores Administraciones a quienes acusó de “financiar el golpismo”, dijo el 18 de mayo. Según sus datos, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad ha recibido de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) en los tres últimos años 50 millones de pesos, dijo el mandatario.

El tema, menor en una agenda bilateral tan amplia entre dos países vecinos, se ha convertido en una obsesión para el mandatario que pretende de esta forma asfixiar a la organización. Solo así se explica la dimensión de los términos utilizados en referencia a Estados Unidos como: “burla”, “violación de nuestra soberanía” o “financiación de golpistas”.

El asunto, aunque no ha formado parte de la mesa de diálogo de este martes, sobrevuela las conversaciones y la diplomacia entre las partes. Desde Washington no ha habido, hasta el momento, respuesta formal a la petición expresa y aunque el presidente estadounidense, Joseph Biden, anunció que aumentaría el presupuesto de USAID también dijo que se replantearían el destino del dinero que llega a México después de la queja presentada por la Administración de López Obrador.

Según Roberto Velasco, director general para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Estados Unidos “ha sido respetuoso y receptivo con el Gobierno de México”. “Nosotros consideramos que la relación en este momento está pasando por un buen momento”, añadió Velasco, uno de los encargados de organizar la visita de Kamala Harris a México, en entrevista con EL PAÍS.

El funcionario aseguró el pasado viernes que no había respuesta a la nota diplomática y que su Gobierno no se daba por aludido por el memorando emitido por Biden a las agencias federales en los que indicaba que la lucha contra la corrupción era una prioridad y que fue interpretado por algunos medios mexicanos como una ratificación de la ayuda de USAID a la ONG señalada por el presidente. “No lo interpretamos como una respuesta”, dijo Velasco. “Primero, porque nosotros nunca hemos planteado definir la política de cooperación internacional del Gobierno de los Estados Unidos. Naturalmente eso es algo que ellos tienen que definir y tendrán que establecer también en función de sus relaciones con cada país. Nosotros lo que planteamos, que es público, es sobre una organización en específico y estamos a la espera de la respuesta”, añadió.

El controvertido papel de USAID en América Latina ha vivido altibajos debido a su conexión con el Departamento de Estado. En Ecuador, fue obligada a salir del país durante la época de Rafael Correa y lo mismo sucedió durante el Gobierno de Evo Morales en Bolivia, bajo la acusación de que servía a intereses estadounidenses. Sin llegar a tanto, se ha convertido en un punto de fricción entre el Gobierno de México y Estados Unidos que lejos de terminar se verá reforzado, ya que Biden anunció que aumentará un 10% los recursos a USAID principalmente para combatir el cambio climático y frenar la emigración en Centroamérica, aunque con ramificaciones para financiar proyectos que permitan a Estados Unidos “liderar los esfuerzos para apoyar sociedades abiertas y libres y fortalecer las instituciones democráticas, combatir el creciente autoritarismo y la corrupción”, anunció Antony Blinken, secretario de Estado, en el presupuesto presentado a finales de mayo.

Presente en México desde finales de los años 70, USAID hay ido aumentando en los últimos años su presencia en México desde que en el terremoto de 1985 tuvo un importante papel con el envío de cientos de expertos en tareas de rescate. Desde entonces, se ha dedicado a la colaboración en temas que tienen que ver desde la tuberculosis, los anticonceptivos o el cuidado del medioambiente. Paralelamente “USAID apoya los esfuerzos liderados por México para reducir la corrupción e impunidad a nivel federal y estatal, y trabaja junto con diversos actores públicos, privados, y no gubernamentales para asistir al Gobierno Mexicano en la prevención, investigación y sanción de la corrupción”, señala su página web.

Según Guadalupe González, internacionalista especialista en la relación bilateral, a la pregunta de cómo afectará la relación entre ambos países si EE UU continua la financiación a Mexicanos Contra la Corrupción, la experta señala que se trata de un asunto “menor”, aunque ha escalado mucho por el contexto electoral en el que se produjeron las declaraciones. “Vamos a ver cuál es el resultado. Los temas de política interior contaminan la relación porque además los fondos que vienen de EE UU no solamente llegan a los opositores, que es lo que dice la Administración, sino que también han financiado otras organizaciones que son importantes para México”.

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