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Columna
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Cuánto se parecen Félix Salgado Macedonio y Mario Marín

Los casos de los dos políticos mandan un mismo mensaje: desde el poder se puede violentar a las mujeres

Brenda Lozano
Mario Marín, durante una conferencia cuando era gobernador de Puebla.
Mario Marín, durante una conferencia cuando era gobernador de Puebla.Francisco Guasco (Cuartoscuro)

El miércoles fue detenido Mario Marín, el exgobernador de Puebla que fue cómplice de una red de explotación sexual infantil y quien cometió además el delito de tortura contra la periodista y escritora Lydia Cacho, quien denunció el caso en su libro Los demonios del edén (2005). El llamado “góber precioso” no fue procesado por las autoridades mexicanas en su momento. Fue detenido 15 años después, en buena medida porque la ONU exigió en 2019 al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que actuara. Marín llevaba prófugo dos años. Era buscado en más de 190 países y contaba con una ficha roja de Interpol. Fue capturado, nada más y nada menos, que en el Estado de Guerrero, donde continúa en pie la candidatura a gobernador de Félix Salgado Macedonio, quien tiene tres denuncias de violación y otros tres señalamientos por abuso y acoso sexual. Tal vez parezcan hechos aislados, inconexos, pero la coincidencia en el territorio geográfico no es poca cosa. Que ambos ocurran allí revela una clara radiografía de cómo opera el poder. Es el Estado con uno de los más altos porcentajes de impunidad. Solo el 1,6% de las investigaciones del ministerio público llegan ante un juez. Además, es uno de los estados con mayor impunidad en feminicidios, 93%.

El hecho de que los territorios abusados en los casos de Marín, del PRI, y Salgado Macedonio, de Morena, sean los cuerpos de las mujeres muestra que el mensaje es el mismo: desde el poder se puede violentar a las mujeres. No solo eso, sino que desde el poder los políticos pueden quedar impunes. Ambos casos son paralelos sobre todo en estos aspectos: el abuso en contra de las mujeres, la impunidad que pueden gozar y el premio del puesto político que pueden ejercer libremente. El caso de Mario Marín proyecta, además, el que podría ser el destino de Salgado Macedonio en caso de que llegara al Gobierno de Guerrero. ¿Será que el actual Gobierno aprenda del caso de Mario Marín? ¿El mensaje político de Morena es el mismo que el del PRI?

Los testimonios de las mujeres que denuncian las violaciones y los señalamientos de abuso contra Salgado Macedonio circulan en los medios. Desde Morena, 479 mujeres en la política y afines al partido firmaron una carta pidiendo recapacitar sobre la desafortunada decisión de esta candidatura. Compañeras en otros medios han escrito y hablado en contra de que un presunto violador gobierne Guerrero. Mujeres, sobre todo mujeres, hemos cuestionado la decisión de Morena. ¿Qué dice López Obrador? Que no es más que desprestigio en tiempos de elecciones, un asunto partidista. Una vez más, firme a su visión en la que las mujeres somos adversarias, en la que somos, en todo caso, oposición. ¿Qué dice Mario Delgado, presidente de Morena?: “Mientras Félix Salgado mantenga sus derechos políticos él es nuestro candidato, no hay ninguna sentencia por parte de ninguna autoridad que acredite que haya cometido algún delito. Denuncias puede haber muchas.”

En esta narrativa es protagónico el pacto de silencio entre los hombres, un pacto patriarcal, el mismo que protegió en el pasado a Mario Marín y el mismo que ahora cobija la candidatura de Félix Salgado Macedonio. Políticos, empresarios, hombres en el poder que lo protegen, que no dicen nada en su contra y que, al contrario, lo legitiman. En este relato hubo un cambio importante en los últimos 15 años: ese poder cambió de partido político. Del PRI a Morena, de izquierda de origen que se jacta de anteponer los intereses públicos antes que los del poder. ¿Entonces por qué están operando de la misma manera? ¿Por qué el mismo pacto de silencio patriarcal? ¿Por qué cuando se trata de abusos en contra de las mujeres los testimonios son insuficientes? ¿Cuántas mujeres en contra de la candidatura tendrían que hablar para que se cuestionara? ¿Por qué de entre todos los candidatos posibles en Guerrero deciden mantener a Salgado Macedonio? ¿Porque no tiene sentencia? ¿Pero cómo podría tenerla?

No sobra decir que el candidato que elija Morena tiene prácticamente ganadas las elecciones en Guerrero. Tampoco sobra decir que es importante el derecho constitucional a la presunción de inocencia. Ese es el argumento con el que Mario Delgado legitima a Salgado Macedonio. Sin embargo, no es suficiente. Es un argumento muy problemático. Desde el punto de vista penal, como bien lo enmarca la abogada feminista Alexa von Wobeser: “Que exista la presunción de inocencia está bien, el que una persona no pierda sus derechos políticos por una o varias acusaciones está bien, ¿pero qué hacemos cuando en nuestro sistema existe tanta corrupción, impunidad y abusos de poder que no permiten llegar a una sentencia firme? En el caso de Félix Salgado Macedonio existen indicios importantes que apuntan a que es un violador, y Morena podría elegir una persona cuya probidad no estuviera en cuestión.” Es decir, fuera de lo legal, esta candidatura es, sobre todas las cosas, un mensaje político. Uno que dice: elegimos a un candidato que es un presunto violador y abusador de mujeres. Que dice: tú, hombre, violas, eres libre, sé gobernador. Que dice al mismo tiempo: tú, mujer, si abortas, tú sí vas a la cárcel. El mismo mensaje que el PRI usó para defender la gubernatura de Mario Marín.

En el caso terrible de que su candidatura fuera aprobada por el Comité nacional de Morena y avalada por el INE (aún más complicado), el proceso penal en contra de Salgado Macedonio quedaría suspendido pues la gubernatura supone inmunidad constitucional. El argumento de Mario Delgado, no solo se muerde la cola, sino que está en contra de lo que parecía ser el principio de Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional. Por otro lado, no puede ser procesado porque el delito de violación prescribe. ¿Por qué en el sistema penal mexicano las denuncias sexuales prescriben o caducan? Esto no debería ser así. No solo por casos como el de las víctimas de Salgado Macedonio, sino por lo problemático que resulta en casos de pedofilia en los que las víctimas por edad o por estrés postraumático pueden dejar pasar más de 10 o hasta 30 años para denunciar. Las denuncias de violación y acoso sexual no debieran prescribir, pero es otra de las razones por las que no hay manera de procesarlo.

A Lydia Cacho le tomó 15 años que la Fiscalía General detuviera a Mario Marín. El Estado aún no puede garantizar su seguridad en México y la detención ha enojado como nunca a los involucrados con la red de explotación. Marín aún no tiene sentencia, pero, por fin, está en el proceso después de más de una década y por la valentía periodística de Lydia Cacho. Ojalá el caso de Mario Marín sirva de precedente para el paralelo de Félix Salgado Macedonio. Morena debe proponer un candidato sin denuncias de violación y acoso como mínima garantía a su competencia política.

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