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Muñoz Ledo denuncia “una conspiración” tras el inesperado empate en las elecciones de Morena

El largo y turbulento proceso interno ya ha abierto heridas dentro del partido y el desgaste amenaza con alcanzar también a López Obrador

David Marcial Pérez
Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, en la Cámara de Diputados, en septiembre de 2019.
Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, en la Cámara de Diputados, en septiembre de 2019.Mario Jasso

Las elecciones internas de Morena siguen girando en un laberinto interminable. Tras más de un año desde que se abrió la convocatoria a unas primarias, el partido en el poder es incapaz de elegir a su nuevo presidente. El resultado publicado este viernes de las encuestas abiertas, un sistema impuesto por los tribunales ante el caos generalizado dentro del partido, ha arrojado un empate técnico entre Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado, ambos en el umbral del 25%. El Instituto Nacional Electoral (INE), que ha estado monitoreando y supervisando el proceso, ha anunciado que deberá llevarse a cabo una nueva encuesta. Un nuevo trámite burocrático que aún no cuenta con fecha y que debe ser todavía aprobado por el Tribunal Electoral. Mientras tanto, Morena continuará cada vez más enmarañado dentro de su laberinto.

El inesperado empate técnico decretado por el INE ha agitado aún más el avispero. Mientras Delgado se ha limitado a emplazar la contienda a la siguiente encuesta en un lacónico mensaje de Facebook, la reacción de Muñoz Ledo, un veterano cuadro de la izquierda mexicana con más de 60 años en activo, ha sido explosiva: “Es un robo es un asalto. Estoy profundamente indignado porque se ha roto la legalidad por la que hemos luchado en los últimos 35 años. ¿Cómo me van a explicar que gané dos a uno y ahora me cuasi empatan?". Muñoz Ledo sacó más de 20 puntos de ventaja en la primera encuesta preliminar realizada hace dos semanas. "Se nota que están dispuestos a todo. No es un fraude, es un complot, es una conspiración contra la democracia”, dijo antes de pedir, directamente, la renuncia de Delgado. “Que Mario renuncie y si no, me voy a la Corte”.

La apuesta inicial de Andrés Manuel López Obrador de tomar distancia con los comicios internos del partido que él mismo fundó hace 9 años a su imagen y semejanza, con el objetivo precisamente de no verse embarrado por las disputas intestinas, corre el riesgo de volverse en su contra. Durante este año largo de enredo, el partido ha visto caer su reputación en los sondeos de valoración en más de 20 puntos. El presidente mantiene de momento el listón de aprobación en un parámetro alto en comparación con otros presidentes mexicanos, pero el sainete dentro de su partido amenaza también con desgastar su imagen.

Mientras la batalla por la presidencia continua sin un horizonte todavía a la vista, el partido al menos cuenta con nueva secretaría general. Citlali Hernández ha sido elegida con el 21,4% de los apoyos, por delante de Karla Díaz (13.6%) y Blanca Jiménez (10,8%). Hernández, actual senadora por la Ciudad de México, es considerada parte de la facción más dura del partido. De hecho, la nueva secretaria general está alineada con la misma facción de Muñoz Ledo, que aglutina al sector más ortodoxo y cuenta con los apoyos de Bertha Luján, una de los cuadros de más confianza de López Obrador, y Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México.

La nueva dirigencia de Morena pilotará la nave del partido rumbo a las elecciones intermedias de 2021, donde se juega afianzar su poder territorial. Los interminables comicios internos tienen también una lectura a más largo plazo, ya que suponen la primera prueba de cara al relevo de la candidatura presidencial de 2024. Si de Muñoz Ledo cuenta con Sheinbaum como apuesta; la candidatura de Delgado, líder de la bancada de Morena en el Congreso y representante de un ala más liberal y pragmática, está avalada por Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y vicepresidente de facto durante los dos años de sexenio obradorista.

La larga campaña ha estado marcada por duros ataque entre los dos bandos. Muñoz Ledo llegó a amenazar incluso con expulsar a Ebrard del partido, acusándole de una ambición desmedida por escalar hasta la silla presidencial. También deslizó acusaciones de corrupción sobre Delgado, insinuando conocer una supuesta causa de malversación de fondos sobre el líder de la bancada de su partido. Desde el otro bando, contraatacaron acusando al veterano exdiputado de inflar sus redes sociales con una campaña artificial a golpe de talonario.

Antes del fragor entre los dos candidatos favoritos, la discordia había comenzado desde el primer momento de abrirse el proceso. En septiembre, durante las asambleas preparatorias a las primarias hubo peleas, puñetazos, sillas sobrevolando las cabezas de los asistentes en Campeche, Tabasco, Chiapas y Veracruz. En Jalisco, hubo disparos, dos militantes quedaron heridos y hubo denuncias de actas falsificadas. El Tribunal Electoral entró por primera vez en escena en octubre decretando un aplazamiento de los comicios al considerar “no fiable” el padrón electoral de Morena. A partir de entonces, la elección fue adentrándose en una paulatina judicialización que aún continúa encallando el futuro del partido, incapaz de ponerse de acuerdo, tras el empate técnico anunciado este viernes.

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Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.

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